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J. SANZ
Martes, 6 de diciembre 2011, 01:54
Un aparente error con el papeleo mantiene estos días en el aire la continuidad de una empresa de ventanas, y de sus once trabajadores, desde que la compañía comercializadora con la que tiene contratado el suministro eléctrico (Endesa) ordenara el corte del servicio hace una semana por un impago que, según demuestran las facturas, nunca se ha producido. La planta del polígono de Argales continúa desde entonces paralizada y «al borde del cierre» a la espera de que «alguien» solucione el entuerto.
Y lo más sorprendente del caso es que la retirada del contador, primer paso para el corte del suministro, se produjo cuando la cadena de la fábrica estaba en plena producción y sin previo aviso. «Estábamos trabajando y, de repente, se fue la luz, salimos a la calle, vimos que alguien se había llevado el contador y nos fuimos a denunciar lo que parecía un robo a la comisaría», resume el propietario de Ventanas Castellanas, Juan Luis García Estrada.
Eso ocurrió el 29 de noviembre a las siete y media de la mañana en punto -la planta entra en funcionamiento media hora antes-. Lo primero que hizo el dueño fue llamar a Endesa y preguntar por lo ocurrido. «Ellos no sabían nada». Así que por eso decidió acudir a las dependencias policiales de la calle Gerona a denunciar el aparente robo en la caja de contadores situada en el exterior de la fábrica en la esquina de la calle General Solchaga y la avenida de Zamora (Ronda Interior Sur), según recoge el atestado abierto el día de los hechos.
Vacaciones forzosas
Las continuas llamadas de teléfono del empresario comenzaron a desenmarañar lo ocurrido aquel martes. «Los de Endesa me dijeron que era cosa de Iberdrola y los de Iberdrola me dijeron que era cosa de Endesa porque, en efecto, mi contrato es con ellos», resume el afectado.
¿Qué ocurrió en realidad? La comercializadora que presta el servicio, es decir, Endesa, emitió una orden de baja por impago que ejecutaron los técnicos de Iberdrola -la línea es suya-, según explicaron ayer fuentes de la segunda compañía, que aclararon que esta empresa «simplemente se limitó a cumplir lo que había solicitado la comercializadora». Este periódico intentó ayer sin éxito conocer la versión de lo ocurrido de Endesa.
El caso es que los operarios de Iberdrola retiraron el contador. La pelota está, según las fuentes consultadas de la compañía, en el tejado de Endesa. «Nosotros ejecutamos la orden de corte de la comercializadora, y puede que la factura estuviera pagada y se les olvidara anular la petición, pero el caso es que esa es la orden que teníamos», reiteran.
«Yo hablé con Endesa y desde el principio me reconocieron que todo estaba bien, que las facturas estaban al día, y me dijeron que habían emitido una nueva orden para que Iberdrola volviera a colocar el contador desde el mismo día en el que lo quitaron», aclara el empresario. Pero el caso es que la caja de contadores seguía ayer vacía y su planta cumplirá hoy ocho días inactiva.
El responsable de Ventanas Castellanas lamenta que, al final, «el que estoy pagando el error soy yo y si seguimos sin actividad nos vamos a ver abocados al cierre porque en los últimos días no hemos podido hacer absolutamente nada, tengo a las trabajadores de vacaciones estos días y no hacemos más que perder clientes». Eso es lo que ha ocurrido con dos obras que estaban en marcha y cuyos pedidos no pudieron rematar al carecer de electricidad para poner en marcha las máquinas. «Aquí todo funciona con luz, por supuesto, y está informatizado, así que no podemos hacer ni una ventana», señala el afectado.
Sin previo aviso
Lo que menos entiende el dueño de la empresa fundada hace 21 años es «por qué nadie nos avisó, al menos, de lo que iban a hacer». Tanto es así que sus operarios acudieron aquella mañana de hace una semana a trabajar con normalidad y «a la media hora nos quedamos completamente a oscuras sin previo aviso».
Juan Luis García recuerda cómo el parón del sector de la construcción ya les había tocado de lleno y reconoce que «si esto no se soluciona cuanto antes vamos a tener que cerrar porque así es imposible afrontar los pagos mientras no podamos completar nuestros pedidos». La empresa, por ahora, aprovecha estos días de parón forzoso para hacer inventario y «pequeñas chapuzas».
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