Capullo de Jerez pone la fiesta flamenca por bulerías

Los aficionados a la fiesta flamenca más genuina están de enhorabuena. Mañana domingo, a partir de las 22:15, Capullo de Jerez estará en el escenario del Monasterio de San Benito. Desde que siendo un niño escuchaba a los más grandes del barrio de Santiago de Jerez, Miguel Flores ya tenía claro que los cantes festeros, los cantes a compás, serían una marca de la casa que le acompañarían para siempre. No solo por la categoría que puede alcanzar en este estilo flamenco, sino porque al cantaor jerezano le va la marcha, le gusta expresar los cantes de su patria chica y disfruta como nadie con tangos, fandangos y, sobre todo, las típicas bulerías.

Capullo de Jerez es, además, un tipo sencillo al que le encanta provocar para echar más leña al fuego de los cantes de fiesta. Cuando hace unos años en el Café España ya llevaba más de media hora cantando bulerías a compás y parte del público le pedía que cambiara el tercio, él seguía y seguía 'martirizando' a los presentes con más cantes festeros, algunos rozando la chabacanería.

Un poco de todo

Pero anécdotas del pasado al margen, parece que Miguel Flores ha encontrado un punto de madurez que le está llevando nuevamente al puesto de privilegio que por su mala cabeza nunca debió abandonar. Es un cantaor que domina toda clase de 'palos' flamencos, aunque su cuerpo le pida la fiesta de su tierra jerezana.

En sus últimas actuaciones ha aparecido como un cantaor serio y sereno. Con respeto y por derecho. Lo más normal es que mañana en San Benito exponga el repertorio habitual de sus últimos conciertos. Empezando por los cantes más profundos como la soleá para ir derivando en alivios y jaleos y acabar en los más festeros. Eso sería lo normal y lo más respetable y entendible en un cantaor de sus características.

Miguel Flores, 'Capullo de Jerez', nació el 3 de abril de 1954, en la calle de Cantarería, en pleno corazón del barrio de Santiago, dentro de un patio de vecinos donde no pasaba una sola noche sin que se improvisara una fiesta colectiva. Allí se fraguaron sus primeros recuerdos musicales al lado de grandes como Terremoto, Tío Borrico o la Paquera. Asegura que sus letras y sus músicas salen de la vida.

Trasnochar

Después de tantas noches y tanta juerga, no es extraño que se muestre completamente de acuerdo con El Sordera, venerable patriarca del cante jerezano, quien asegura que «para saber de esto, hay que trasnochar». Jerezano por los cuatro costados, se siente orgulloso de haber heredado en la sangre el particular ritmo que se imprime a la bulería en su tierra.

Aunque, como dice Grimaldos, al escucharlo siempre parezca que pocos flamencos como él están tan pasados de compás, Capullo tiene esa capacidad natural de cuadrar siempre a la perfección los tercios. Y a la hora de bailar, tampoco hay que perderlo de vista. «Nuestro cante es distinto al de cualquier otro sitio. Y con el baile pasa igual. Estudiando discos en casa no se aprende a cantar así».