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LA ESPITA

Escoba electoral

La exclusión de Óscar Sánchez de las listas deja al futuro grupo del PSOE sin su referencia estatutaria

J. I. FOCES

Domingo, 20 de febrero 2011, 02:23

Le preguntaba el otro día el alcalde de Valladolid al presidente del Círculo de Empresarios, Claudio Boada, en el Foro Económico de EL NORTE DE CASTILLA, que qué opinaba sobre los méritos de algunos políticos para ser ministros; insistía el regidor vallisoletano si no creía Boada que para ser ministro hace falta algo más que el carné del partido. Algo como preparación académica o experiencia de gestión. En su respuesta, Boada apeló a la libertad de los presidentes para nombrar ministros, libertad avalada por el ordenamiento jurídico. Pero advirtió de que en esta materia los norteamericanos tienen un mecanismo de control de los nombramientos de los secretarios (ministros en España) que permite que no tome posesión quien lo sea pero no lo parezca.

A Obama le pasó hace dos años. Designó a sus secretarios de gobierno y en el examen del Senado tres tuvieron que renunciar a la propuesta presidencial. El primero propuesto para Comercio, Bill Richardson, tuvo que retirarse cuando salió a la luz que podía haber hecho favores a una empresa cuando era gobernador de México. El que quería el presidente para el Tesoro, Tim Geithner, se vio obligado a revelar en el Senado que se había retrasado en el pago de algunos impuestos. A Tom Daschle, que también optaba a una cartera, la de Sanidad, le recordaron problemas en el pago de impuestos. Y también líos con Hacienda dieron al traste con el intento de Obama de nombrar supervisora del Presupuesto a Nancy Killefer. Todos con unos currículos y con una experiencia de gestión que epatan. Pues aun así, no superaron la prueba del Senado.

En España no hay este tipo de controles externos e institucionales para acceder a cargos públicos en las estructuras de gobierno. Los únicos controles que se conocen en España son los que aplican los partidos políticos y, ojo, no se limitan al carné del partido. Es más, el carné no es sinónimo de inclusión en una candidatura o de nombramiento para cargo público. La prueba la ha vuelto a dar el PSOE. Los socialistas de Valladolid han cerrado su candidatura a las Cortes de Castilla y León y, lejos de satisfacer a propios y extraños, han conseguido una unanimidad: el desconcierto por la exclusión de la misma de Óscar Sánchez Múñoz, quien saldrá de las Cortes de Castilla y León después de 8 años en el escaño.

El porqué del desconcierto que genera que haya sido excluido de la lista vallisoletana del PSOE se encuentra en su formación académica y en su experiencia. De la primera, miren qué currículum: licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, con ampliación de estudios en la Universidad alemana de Trier; doctor en Derecho, diplomado en estudios avanzados en Derecho Público Europeo por la Universidad París i Panthéon-Sorbonne, profesor de Derecho de la Información en la Licenciatura de Periodismo de la Universidad de Valladolid, y profesor de Derecho Público en la Licenciatura de Derecho de la misma universidad.

Es experto -y de ello dan prueba importantes publicaciones con su nombre- en Derecho electoral y en organización territorial.

Es uno de los socialistas que mejor comunican; cercano, inteligible y realista. Dan fe de esta aseveración sus intervenciones radiofónicas y sus apariciones televisivas para opinar y explicar aspectos del ordenamiento jurídico europeo, nacional y autonómico.

Estatuto y Observatorio

Y por si fuera poco, es el padre socialista de la última reforma del Estatuto de Autonomía, la que ha elevado el rango de la capacidad de autogobierno al nivel de las comunidades más avanzadas. Hasta su llegada a las Cortes, el Estatuto de Autonomía solo tenía un padre en el PSOE: el profesor Jesús Quijano, autor del primer Estatuto y negociador de las dos primeras reformas (la de 1994 con Javier León de la Riva, en el PP, y la de 1999, con Juan Vicente Herrera). Óscar Sánchez es el segundo padre socialista del Estatuto de Autonomía y eso no ha sido tenido en cuenta por la dirección provincial vallisoletana del partido. Ni por la regional. En la primera, han pesado muchísimo las luchas internas que, históricamente, ha vivido esta formación y que le ha llevado a una situación crítica: solo una victoria de Óscar Puente en la Alcaldía vallisoletana podría evitar que el proceso de autodestrucción que vive el PSOE de esta provincia pueda detenerse.

Pero en la ejecutiva regional tampoco han movido un dedo para que Óscar Sánchez siga en el hemiciclo regional. Tercera muesca (Valcárce, Muñoz) en las listas que prepara el aspirante a presidir el Gobierno regional. Parece un sarcasmo su explicación sobre la ausencia de Sánchez: «Hay tanta gente valiosa» en el PSOE de Valladolid que algunos han quedado fuera para las elecciones autonómicas». Ya está. Da lo mismo que uno de los que quede fuera sea el padre del Estatuto y, ojo, director del Observatorio del Autogobierno de Castilla y León, órgano creado en el seno de la Fundación Perspectivas, del PSOE, e integrado por profesores de las cuatro universidades públicas de la comunidad.

El cardiólogo Valentín Fuster, en una conversación con el humanista José Luis Sampedro, ahondaba en la trascendencia de encontrar a quien sepa hacer diagnóstico y pronóstico, tareas encomendadas, generalmente, a pensadores. Eso es lo que ha perdido el grupo socialista para la próxima legislatura con la escobada contra Óscar Sánchez: un pensador. Un valioso pensador.

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