Serrada celebra el Día del Espantapájaros

Botellas y tubos de plástico, sombrillas de playa en desuso, botes de refrescos, cartón, periódicos antiguos y ropa vieja son algunos de los elementos necesarios e imprescindibles para crear un espantapájaros. O sesenta. Al menos así lo demostraron todos los participantes en la sexta edición del Día del Espantapájaros en Serrada, quienes desde primera hora de la mañana de ayer se pusieron manos a la obra para llenar una huerta entera de monigotes que espanten a los malos espíritus de las cosechas y bendigan sus campos.

Según cuenta la leyenda, en una noche de julio en la localidad de Serrada se celebraba una reunión de labriegos, quienes se pasaban hasta la madrugada bailando y bebiendo alrededor de un espantapájaros que ellos mismos realizaban con el único fin de ahuyentar a los malos espíritus.

Esta centenaria tradición sigue vigente en el municipio y cada año congrega a más familias de la localidad y de Valladolid. Es el caso de Sara Coviedes, José Luis Benavente y Ana Isabel Antón. Estas familias con sus cinco hijos no faltan ningún año a la cita. «Empezamos a venir desde la primera edición y tanto nos gustó que todos los años volvemos, nos parece una iniciativa maravillosa y además la gente de Serrada es muy hospitalaria, algo que nos encanta», aseguran.

El Ayuntamiento de Serrada facilitó parte del material a los más de cincuenta participantes en esta edición, cuyo objetivo final es el de ser un encuentro intergeneracional de convivencia y ocio.