La urbanización de las calles dignifica el centenario barrio de Buenos Aires
Las primeras obras financiadas con el fondo anticrisis dotan la zona de jardines y aceras
J. SANZ
Viernes, 5 de febrero 2010, 02:18
Suburbio, poblado, barriada,... Todas ellas son expresiones que hacían alusión durante el último siglo a una de las zonas más desconocidas de la capital: Buenos Aires. Sus vecinos pueden presumir ahora de vivir en un Barrio -con mayúsculas- después de la última reforma de su vía principal, Páramo de San Isidro, y de sus callejuelas adyacentes. Grandes aceras, jardines, bancos y asfalto sustituyen a la tierra que hasta hace ocho meses dominaba el entorno de las casas de los 2.024 habitantes de este rincón situado entre el cuartel de Caballería, el canal del Duero y la avenida de Soria.
«Esto estaba todo lleno de charcos y barro y ahora da gusto pasear por nuestras calles», resume Faustino Jiménez, uno de los veteranos residentes en un área residencial nacida en los albores del siglo XX y que tomó su nombre del aeródromo de Buenos Aires que entonces tenía el cuartel de San Quintín. Pero todo aquello es historia y el nuevo Barrio, que en 20 años multiplicó su población por cuatro, ya puede presumir de aceras adoquinadas en condiciones y calzadas asfaltadas con la única rémora de la tapia de hormigón de los terrenos militares que recorre su arteria principal.
El alcalde, Francisco Javier León de la Riva, recorría ayer junto al subdelegado del Gobierno, Cecilio Vadillo, las nuevas calles y ambos recibían de primera mano la gratitud de los vecinos. «Llevo aquí 74 años y estamos muy orgullosos de cómo ha quedado», explicaba un residente. «Lo importante ahora es que cuiden los jardines y el mobiliario», le contestó el regidor, quien reconoció que la reforma de Buenos Aires «se metía siempre en los presupuestos y luego se caía». El dinero del Plan E, 987.240 euros -esta obra fue la primera en comenzar-, sirvió para saldar esta deuda histórica.
Los trabajos incluyeron también la renovación de las redes de abastecimiento y de aguas pluviales. Todo un lavado de cara para un barrio «muy tranquilo» en el que «ahora viviremos mejor», concluye otra veterana vecina, Eloísa Luis.