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ictoria Camps, en su intervención.

El examen ético que necesita la tecnología

Victoria Camps invita a la reflexión alrededor de la innovación, algo que, en su opinión, Internet no propicia y que requiere de la voluntad del público que entra a la Red

Jesús Domínguez

Valladolid

Viernes, 16 de octubre 2020, 09:48

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Igual que influye positivamente sobre la sociedad, la tecnología puede tener también efectos perversos sobre ella. Lejos de discurrir sobre un apocalipsis alrededor de ella, Victoria Camps, filósofa y miembro permanente del Consejo de Estado, reflexionó en el Congreso R-evolución 5.0 sobre estos efectos que pueden ser perniciosos, como su «capacidad de manipular» valiéndose, por ejemplo, de la polarización que se encuentra en las redes sociales. «Los tuits son reacciones emotivas e irreflexivas que solo producen polarización en los puntos de vista. Teniendo en cuenta eso, es fácil que exista un engaño con una 'fake new' si esta satisface las creencias que uno tiene», considera.

En tanto en cuento «las emociones y los sentimientos son parte de nuestra condición» y son «lo que nos mueve a actuar en un sentido o en otro», siempre deberían ir acompañados de una reflexión y de un razonamiento «que la Red no propicia», a ojos de Camps. Este discernimiento, para la filósofa, está en manos de la persona, aunque «tiene que querer hacerlo y estar preparado o educado para hacerlo». No en vano, una de las cosas «que ha excluido la web» son «los saberes canónicos, que permitían adquirir criterio sobre la información que vale y la que no». De este modo, las noticias pueden ser refutadas, «pero hay que tener otros conocimientos para hacerlo, que no proporcionan automáticamente las redes sociales, sino que se deben adquirir por otros medios», prosigue la pensadora.

Fomentar la autorregulación

Esta preocupación, que «nos corresponde a todos», y no solo a los gobernantes, es «escasa» en las personas, considera Victoria Camps, puesto que «la Red crea adicción y, como todo consumo, es algo que satisface». En esta línea, insta a «ejercer un autocontrol para evitar que esa adicción nos domine y nos lleve allí a donde los operadores de las empresas tecnológicas quieren que vayamos para beneficiar sus intereses». «Las empresas lo saben todo de nosotros. Hay que fomentar la autorregulación en las mismas empresas y en las personas. Pensamos que somos libres porque Internet nos ofrece pluralidad, pero en realidad escogemos la Red porque fomenta nuestros prejuicios y eso no es propio de una mente madura», continúa.

Esta visión, sin embargo, huye del catastrofismo y parte del pensamiento y del reconocimiento de lo positivo que ofrecen las tecnologías cuando se realiza un buen uso, como durante la pandemia. «Sin duda, fueron una bendición e hicieron mucho más llevadero el confinamiento. No solo eso, sino que nos hemos dado cuenta de que muchas cosas que hacíamos rutinariamente son prescindibles porque pueden hacerse telemáticamente», reconoce la miembro del Consejo de Estado, que incide en que «la actitud crítica es el punto de partida de la ética». Por ello, «no hay que ser apocalípticos, pero tampoco complacientes», concluye Victoria Camps al respecto.

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