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98 puntos Parker: ¿cómo funcionan las puntuaciones de los vinos?Es tan amplia la variedad de vinos que está a nuestro alcance, que muchas veces resulta difícil elegir. Dejarse guiar por las recomendaciones de algún conocido, escoger un vino por su etiqueta, porque le llame la atención, porque le guste la zona o simplemente por probar, son opciones muy lícitas. Al igual que lo es seguir, las recomendaciones de portales especializados o críticos de vino, que han hecho ya un trabajo previo de selección, tenga el paladar más desarrollado para este menester y, posiblemente, dispongan de más tiempo para dedicarle a la elección de un buen vino cuando contamos con alguna ideas de lo que andamos buscando.
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Beatriz A. Casares
Beatriz A. Casares
El sistema más conocido de clasificación de vinos son las guías especializadas. Estas publicaciones cada año evalúan miles de vinos. Estas puntuaciones, cuando son favorables, las solemos ver en las propias etiquetas de los vinos para resaltar su calidad. Algunas de las más conocidas son Wine Advocate (Robert Parker), los famosos puntos Parker; Wine Enthusiast, la revista estadounidense más influyente de vino; la icónica Decanter, que además organiza eventos y premios, como el Decanter World Wine Awards (DWWA), uno de los concursos más prestigiosos en el mundo del vino o Wine Spectator, entre otras cosas, conocida por la lista anual 'Top 100 Wines', un ranking con los que considera los 100 mejores vinos de año.
Aunque son muchas las publicaciones y los críticos que suelen hacer este tipo de evaluaciones, además de las internacionales, en España tiene especial peso la Guía Peñín, que evalúa anualmente más de 11,000 vinos, en su mayoría españoles. También, existen otras similares como la Guía Vinum.
Cada sistema tiene sus propios matices, pero todos siguen un proceso similar basado en la evaluación en cata, donde se analiza la parte sensorial y técnica. La mayoría de las guías utilizan una escala numérica, aunque cada sistema tiene sus propias variaciones. Las escalas más comunes van de 50 a 100 puntos (Robert Parker y Guía Peñín).
De 95 a 100 puntos: vinos excepcionales, de calidad sobresaliente. Estos vinos son muy complejos, equilibrados y bien estructurados, con una capacidad potencial de envejecimiento.
De 90 a 94 puntos: vinos de gran calidad. Tienen una excelente expresión de su variedad de uva y región, con una muy buena estructura y armonía.
De 85 a 89 puntos: vinos muy buenos. Ofrecen una experiencia agradable y bien equilibrada, pero pueden carecer de la complejidad o el potencial de los vinos de mayor puntuación.
De 80 a 84 puntos: vinos buenos. Son agradables de beber, aunque pueden ser menos complejos o tener algunos defectos menores.
De 70 a 79 puntos: vinos aceptables. Aunque pueden tener ciertos defectos, generalmente son agradables y sin fallos graves.
Menos de 70 puntos: vinos inferiores. Estos vinos pueden presentar defectos importantes en sabor, estructura o equilibrio.
Las guías especializadas seleccionan a enólogos profesionales, sumilleres, críticos de vino e incluso a otros profesionales del sector como periodistas especializados o consultores en vino reputados en el mundo del vino.
Para catar un vino se tienen en cuenta criterios sensoriales como la vista, con la que se examina el color, la claridad y la intensidad del vino. El olfato, una parte fundamental del vino, analizando los aromas agradables y los defectos como notas de corcho, moho o vinagre. El gusto, es decir, la evaluación en boca donde se comprueba el equilibrio entre acidez, dulzura, taninos y el alcohol. Además de los diferentes sabores que se perciban, la persistencia del vino en el paladar y su complejidad.
Por último, ligado con el gusto, se analiza el retrogusto, que es la sensación o sabor que queda en la boca después de haber tragado o escupido un vino. Es la última impresión que nos deja el vino y suele decir mucho sobre su calidad y complejidad. Los vinos, con un final largo y agradable, están mejor puntuados.
Muchas de las guías y publicaciones de vino más importantes del mundo, como Wine Spectator, Robert Parker, Decanter, Guía Peñín y Wine Enthusiast, realizan catas a ciegas para asegurar la objetividad y la imparcialidad en sus evaluaciones.
El objetivo de que estas pruebas se hagan sin conocer los vinos es que los catadores no se vean influenciados por la reputación de la marca, el precio o las bodegas. Durante una cata a ciegas, los jueces prueban el vino sin conocer su origen, lo que les permite juzgarlo exclusivamente por sus cualidades sensoriales.
Aunque el precio es un factor que no debería influir a la hora de puntuar un vino, aunque sí que hay una relación entre el valor del vino y su precio. Por un lado, se puede tener en cuenta la relación calidad precio y por otro las expectativas que se tenga respecto a una selección premium y que pueden o no cumplirse o, el caso contrario, a gamas moderadas que superan con creces las expectativas.
Un efecto que sí que suele producirse es que tras una buena puntuación en una guía de prestigio, al incrementarse el interés por ese vino y su demanda, se suele ver reflejado en un aumento del precio.
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