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En la calle Veinte metros de Valladolid, cerca de la plaza Circular se esconde una cata de vinos muy especial. Olga Ovejero, propietaria de la vinoteca 'El Majuelo de Carlos', ha creado en la trastienda de su comercio un casino para dar a conocer los vinos de su establecimiento de una forma distinta.
Antes de cruzar la puerta, los ojos curiosos se fijan en el escaparate navideño por el que circula un tren en miniatura que va recorrido algunas de las Denominaciones de Origen de Castilla y León. Entre sus paradas están Ribera del Duero, Toro, Cigales y Rueda, todas ellas con una muestra de botellas de la zona. Unos vinos, que se pueden encontrar dentro junto con otros: «Una de las cualidades que nos puede distinguir de otras vinotecas es que trabajamos con vinos ecológicos y vinos naturales con certificado de vegano».
Hasta este punto, el lugar cuenta con lo que se puede esperar de una vinoteca, multitud de referencias, diferentes tamaños de botellas para elegir, algún dulce y otros productos que completan su oferta de venta al público. Lo curioso viene cuando Olga abre la puerta de su trastienda, en ella habitan dos mesas de juego que pocas personas lograrían descifrar a simple vista. Aunque los colores, las fichas y, sobre todo, el gran cartel con las palabras 'Casino vino' pueden orientar a los más despistados.
En 'El majuelo de Carlos' además de hacer catas de vino tradicional, se apoyan en este juego para ayudar con una dinámica de pistas, tarjetas y referencias a grupos que quieren beber vino, de una forma bastante juguetona.
No se juega dinero, se juegan los vinos. Los participantes se dividen en dos grupos y se nombra un portavoz de cada equipo. En la primera mesa, se cata en una copa transparente y lo primero que los jugadores tienen que identificar es el aroma que tiene lo que están bebiendo. Para ello, se les proporciona una carta de aromas que les puede ayudar a identificar olores similares. Posteriormente, deben intentar adivinar la variedad de uva, ayudándose de unas tarjetas.
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En la siguiente mesa, un nivel más avanzado, las copas son negras por lo que primero tienen que colocar la copa en el círculo del color que crean que están bebiendo (blanco, rosado o tinto). La pruebas se van complicando a medida que avanza el juego, han de adivinar la denominación de origen, si lleva barrica o no y qué tipo de barrica seria.
Estas pruebas las coordina una sommelier que a medida que avanza el juego va explicando algunos aspectos del vino y, junto con Olga Ovejero, va haciendo el recuento de puntos. El equipo que más se aproxime a los vinos que se pongan en las mesas se lleva de premio una botella de vino.
El juego, que puede parecer sencillo para iniciados en el mundo del vino y muy complicado para los que no lo son tanto, cuenta con sus trucos, como bien confiesa Olga, que asegura que tratan de combinar vinos más sencillos con otros que pueden confundir a los participantes. «Es un poco complicado que acierten, pero lo principal es que vengan, que se diviertan y que disfruten de los vinos que tenemos en 'El Majuelo de Carlos'», concluye su propietaria.
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