Los que visten la fe de la Semana Santa de Valladolid
Descubrimos la meticulosa labor de aquellos que confeccionan las vestimentas cofrades de estos días de Pasión
Jesús Muñumer tiene su máquina de coser trabajando a destajo. Para él estos días son los de más apogeo de todo el año. Él es ... el gerente del taller Artesanía Jorge Guillén, que lleva tres décadas confeccionando los hábitos que visten los miembros de muchas de las cofradías de Valladolid. Se trata de un trabajo totalmente artesanal, laborioso y muy delicado, que requiere de gran habilidad y paciencia. Está dando los últimos retoques a los encargos de los cofrades más rezagados y se las ingeniará para que el sábado esté todo cosido, planchado y entregado, listo para salir de procesión.
«La confección de los trajes de Semana Santa es todo un arte», comenta Jesús mientras revisa los rollos de tela de sarga listos para cortar. «Cada cofradía tiene sus propios diseños y nosotros nos preocupamos de que todos los cofrades vayan perfectamente conjuntados para que ninguno desentone. Tratamos de que haya uniformidad en cuanto a los tejidos, a los colores y a la confección, de forma que todo resulte vistoso y bonito«, añade.
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Trabaja con las cofradías de La Sagrada Pasión de Cristo, Las Siete Palabras, la de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna y La Piedad. «Cofrades del resto de hermandades también vienen aquí para hacernos encargos o arreglos. Suelo hacer unos treinta hábitos al año y cada uno lleva, como mínimo, unas ocho horas de trabajo. Este año hemos hecho muchos hábitos para chavales de entre 15 y 20 años y los de niños los hacemos crecederos, para que puedan sacar el bajo y les valga para unos años», subraya este profesional de la aguja, quien no sólo viste a los cofrades, sino también a los pasos y carrozas.
Jesús y su equipo se esmeran en cada puntada de cada hábito. El suyo es un trabajo que requiere precisión. «Primero tomamos medidas, cortamos la tela según el patrón y luego lo confeccionamos. Necesitamos que vengan a una prueba para tomar los bajos y ver a qué altura hay que hacer los óvalos de los ojos en los capirotes para que los cofrades estén cómodos y vean bien durante las procesiones», indica este artesano, quien asegura que lo más laborioso es confeccionar las puñetas de las bocamangas, que suelen llevar puntillas.
Experta en telas semanasanteras
Para Gloria Ruiz Fernández las semanas previas a la Semana Santa es una de las épocas más especiales del año. El trasiego de clientes es continuo en su tienda Tejidos Araceli, en la calle Portillo de Balboa. Se trata de un establecimiento con 45 años de historia y que lleva más de 30 vendiendo telas y complementos semanasanteros. Este año ha notado un repunte en la demanda.
«Cuando mi hermana y yo éramos pequeñas entramos a formar parte de una cofradía. A mi madre, Araceli, no le gustaban los tejidos con los que estaban confeccionados los hábitos de los cofrades y como ella se dedicaba a esto, nos los cosió con sus propias telas. Gustaron tanto al resto de cofrades, que nos los empezaron a encargar», cuenta esta comerciante, que vende telas para todas las cofradías de Valladolid, pero principalmente para La Preciosa Sangre, La Piedad, El Cristo del Despojo, El Cristo de los Artilleros, El Discípulo Amado, El Santo Sepulcro, El Descendimiento y La Vera Cruz. «Los cofrades vienen y nosotros tenemos una lista con todo lo que necesitan de forma que cada detalle cumpla con las tradiciones y los requisitos específicos de cada hermandad», explica.
En sus estantes hay telas de paño, sargas, terciopelos y rasos de muy diferentes colores, los más habituales el rojo, morado, blanco y negro. También puntillas, rejillas de capirotes, cíngulos, cordoncillos, botones… y una amplia gama de brocados en oro y plata sobre diferentes colores, ideales para vestir las carrozas y las andas. «El precio de la tela y complementos para los hábitos puede oscilar entre los 80 euros hasta los más de 200 que costaría el material de la cofradía más cara», informa.
En la misma calle de este comercio, está el cosetodo de Luisa Yustos, quien lleva toda su vida entre agujas y dedales. Hace 20 años que confeccionó su primer hábito de Semana Santa y cada año recibe más encargos. Para ella es un trabajo muy gratificante ya que sabe que contribuye a preservar una parte importante de la cultura de la ciudad.
«Este año he hecho unos 12 trajes completos y muchas prendas sueltas. También confecciono vestimenta para las Manolas. Sobre todo coso para la cofradía del Santo Entierro, cuyo traje es muy laborioso porque, aunque no lleva capa, todas las prendas van forradas. Algunos cofrades han venido en noviembre a encargármelo, pero la mayoría vienen a última hora. La confección puede salir por unos 200 euros de media», indica esta modista. «A los niños el bajo se lo dejo doble para que tengan para sacar y siempre recomiendo descoserlo después de Semana Santa para que no se note la marca», remata.
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