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Semana Santa Valladolid
La procesión del Rosario del Dolor desafía al frío y abarrota las callesSeis cofradías alumbraron por el casco antiguo un ejemplo de las mejores tallas y grupos escultóricos de la factoría de Gregorio Fernández para la Semana Santa de Valladolid
El máximo exponente vallisoletano en la calle: cofradías, imaginería castellana, silencio y entorno urbano cuidado con máxima coordinación de servicios municipales de Limpieza, Alumbrado, Obras ... y Conservación, Movilidad o Policía. La capital enseñó este lunes su mejor tarjeta de presentación con el Rosario del Dolor. Un desfile que salió con la tranquilidad de la previsión meteorológica que empieza a truncarse en las próximas horas por lo que fueron muchísimas personas las que llenaron los recorridos por calles y plazas del casco histórico para disfrutar y sentir del arte del patrimonio heredado y de la fe más íntima. Fue un llenazo de esos de Procesión General de la Pasión del Viernes Santo.
La Procesión del Rosario del Dolor siempre es una muestra del patrimonio escultórico de la ciudad con seis pasos procesionales alumbrados por otras tantas hermandades en un recorrido intimista, de conversaciones a media voz admirando las imágenes y de característico ambiente humeado por el incienso y las velas de los hachones. La vivida en la noche del lunes fue una jornada donde se mostró en las calles la auténtica factoría de la Escuela Castellana, en especial de Gregorio Fernández y Andrés de Solanes, salidas de la Penitencial de la Vera Cruz, de la Parroquia de Santiago y del Museo Nacional de Escultura en cesión a la hermandad con sede en San Andrés. Un desfile que fue algo así como un catálogo del mejor arte religioso del siglo XVII pero sobre todo de la herencia transmitida de generación en generación con obras que continúan llegando a la parte más espiritual o artística de cualquiera que las contempla y admira.
La Oración del Huerto (1629), El Señor atado a la Columna (1619), Ecce Homo (1620), Camino del Calvario (1614), la Crucifixión del Señor (1650) y la Dolorosa de la Vera Cruz (1623) fueron los pasos que recorrieron sigilosamente el centro, vías tan semanasanteras como las calles de la Platería, Pasión, Héroes de Alcántara, el Atrio de Santiago o plazas como del Ochavo, Fuente Dorada y Plaza Mayor. Escenarios únicos de la capital por donde se apostaron numerosos espectadores, en las aceras, en las gradas y multitud de niños sentados en los bordillos pese al frío que obligó a volver a sacar la ropa de invierno. Una expectación especialmente llamativa que evidenció el compromiso de los vallisoletanos con sus cofradías y con sus procesiones más teniendo en la mente que quizás éste desfile fue de los últimos que salgan a las calles como consecuencia de las previsiones meteorológicas tan adversas.
Esta circunstancia quedaba patente en la atención de los espectadores sobre una de las procesiones que, paradojas de la vida, estadísticamente, ha sido de las mas suspendidas por causa de la lluvia durante toda su historia. Las caras, las expresiones, las miradas y los gestos de niños, jóvenes y adultos lo decían todo cuando precisamente descubrían caras, expresiones, miradas y gestos de imágenes tan realistas y sobrecogedoras como del Atado a la Columna de la hermandad homónima, del Cirineo o la Verónica en la escena de Cristo con la cruz a cuestas alumbrado por la Cofradía del Despojado así como del San Juan o el crucificado del municipio de Bercero procesionado por las Siete Palabras. Todos custodiados por filas de una alta participación de cofrades, muchos niños, numerosas manolas y también un destacable número de monaguillos que santificaron el ambiente.
Y entre tanto detalle, la Plaza Mayor abarrotada, orgullo de ciudad, comentaban algunos, para asistir al rezo de los misterios dolorosos del Rosario del Dolor a través de la megafonía instalada en esta localización conforme iba entrando cada uno de los pasos correspondientes. Y, entre rezo y rezo, más detalles, como el paño que sujetaba entre sus manos la imagen de la Verónica del paso Camino del Calvario, un lienzo del pintor Julio Arranz que se estrenó ayer. En la presidencia de las cofradías los concejales municipales Ignacio Zarandona, Carolina del Bosque, Alberto Cuadrado, Rodrigo Nieto y Alejandro García Pellitero, y en la parte musical también interpretaciones que, un día más, denotan la buen calidad de las bandas.
También fue una procesión, por el contrario, donde cofrades y músicos pidieron y piden a algunos espectadores respeto a su discurrir, a no cruzar por el medio de las filas y a no empujar a los hermanos en especial a los que llevan alguna bandera porque perdían el equilibrio e incluso a no colisionar con los músicos cuando iban tocando su instrumento que en algunos momentos provocó algún encontronazo. Aún con todo, otra gran jornada procesional a juzgar por la participación en filas y aceras.
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