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Procesión del Cristo y la Soledad Dolorosa de San Millán, en la avenida del Acueducto. A. DE TORRE

Segovia disfruta de un Jueves Santo pleno con el traslado de once pasos a la Catedral

Los cofrades desfilaron entre la muchedumbre que abarrotaba las calles más céntricas

Jueves, 14 de abril 2022, 22:47

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Segovia vivió, por fin, un Jueves Santo pleno. Ni siquiera el de 2019, el último que se celebró en las calles, salió completo a causa de la lluvia. Ayer, las cofradías pudieron trasladar sus imágenes a la Catedral, donde han pasado toda la noche a la espera de la Procesión de los Pasos de hoy, prevista para las 20:30 horas. Los cofrades desfilaron entre la muchedumbre que se agolpaba en las calles, pues el turismo ha vuelto a hacer acto de presencia de manera masiva y se dejó ver por las vías más céntricas de la ciudad. La cofradía más madrugadora fue la de la Resurrección, de Nueva Segovia, que partió a las seis y cuarto de la tarde de la iglesia parroquial del barrio. El paso descendió con lentitud por la calle Gerardo Diego y la avenida de la Constitución, y llegó a la avenida del Acueducto minutos después de que lo hiciera la Hermandad de la Soledad Dolorosa de Santa Eulalia, que había salido del barrio sobre las siete y media. Pero cada paso lleva su ritmo y todos se coordinaron a la perfección para no coincidir, aunque en esta ocasión lo tuvieron más fácil, porque las cofradías procedentes de los barrios más alejados del centro se repartieron los itinerarios: las procesiones de La Flagelación del Señor (Nueva Segovia) y del Santo Cristo del Mercado llegaron al Azoguejo a través de Muerte y Vida y San Francisco, mientras que la Soledad Dolorosa (Santa Eulalia) y los tres pasos de la Cofradía de la Piedad (San José Obrero) lo hicieron por las calles Independencia y Gobernador Fernández Jiménez y la avenida del Acueducto. La medida evitó aglomeraciones innecesarias en el embudo de Muerte y Vida. Por otra parte, la Soledad al pie de la Cruz y el Santísimo Cristo en su Última Palabra, de la cofradía de San Millán, trazaron su tradicional recorrido por las calles del barrio antes de enfilar hacia la Catedral por la avenida del Acueducto y la Calle Real. Los exalumnos maristas disfrutaron de un extraordinario vía crucis en los Altos de la Piedad y trasladaron después sus dos tallas a la Catedral por la Puerta de San Andrés o del Socorro, y los cofrades de San Lorenzo hicieron lo propio con el paso de La Oración en el Huerto, desde la misma plaza del barrio, a través de la Vía Roma. La noche, espléndida, culminó con el vía crucis del Salvador, organizado por la Real Cofradía de la Santa y Venerable Esclavitud y Feligresía que acompaña al Cristo de los Gascones.

Galería. Procesiones del Jueves Santo en Segovia.

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Galería. Procesiones del Jueves Santo en Segovia. Antonio de Torre y Óscar Costa

Nueva Segovia y San José

La Flagelación del Señor, de Nueva Segovia, representa la flagelación de Jesucristo en las horas previas a su crucifixión. Los cofrades, vestidos con túnica morada, cíngulo blanco y caperuz también blanco y acompañados por banda de cornetas y tambores titular de la cofradía, partieron temprano de la iglesia de la Resurrección en el barrio de Nueva Segovia. No tardaron en seguirles los integrantes de la Cofradía de La Piedad, del barrio de San José, muy activa durante toda la Semana Santa. La procesión partió con las imágenes de sus tres grupos escultóricos, el Calvario (de la escuela de Olot), la Magdalena al pie de la cruz (Sebastián Sanabra) y Nuestra Señora de la Piedad con su hijo en brazos (José Quixal). La 'Saeta', de Joan Manuel Serrat, entonada con dulzaina, levantó los primeros aplausos del numeroso público asistente que aguardaba con expectación la salida de las tres imágenes. Más de un millar de claveles de papel blanco adornaba el paso de La Piedad, flores con las que la cofradía quiso homenajear a las víctimas de la covid-19. Además de los claveles, realizados a mano por los cofrades de La Piedad, vecinos del barrio de San José y de toda Segovia, la cruz del paso lució un nuevo sudario, de seis metros y medio de largo. Fueron las dos novedades que presentó esta procesión. Detrás de ella, tres de los penitentes portaban cada uno de ellos una gran cruz de madera.

San Millán y Santa Eulalia

La religiosidad popular se vive en San Millán de una manera intensa, con silencio, recogimiento y el orgullo de portar las dos imágenes que el escultor Aniceto Marinas, hijo del barrio, donó en 1930 y 1947, respectivamente: la Soledad al pie de la Cruz y el Santísimo Cristo en su Última Palabra. Los cofrades prepararon ambas imágenes durante todo el día y a las siete menos cuarto estaban listas para desfilar. Esta cofradía nunca arriesga de manera innecesaria y, al menor atisbo de lluvia, siempre elige preservar sus joyas escultóricas. Por eso, el Jueves Santo de ayer fue un día especial para sus integrantes. La Soledad y el Cristo de Marinas partieron de la iglesia de San Millán y recorrieron las calles Hermanos Barral, Carretas, Félix Gila, Carros, Carretas de nuevo (delante de la Casa del Crimen), Travesía de Pelaires, Pelaires, Santo Domingo de Silos y la avenida del Acueducto, antes de incorporarse a la carrera oficial (Calle Real) hasta la Catedral.

Los integrantes de la Hermandad de Nuestra Señora la Soledad Dolorosa-Cofradía del Recogimiento partieron de la calle de San Antón tres cuartos de hora después que los cofrades de San Millán. Iban ataviados con sus túnicas negras y sus capas blancas nacaradas, acompañando la imagen de la Soledad Dolorosa, Virgen doliente bajo palio, al estilo de las andaluzas, que custodian durante el desfile los alumnos de la Academia de Artillería. Como el año pasado no hubo procesión (se hizo un acto en noviembre, antes del comienzo de la sexta ola de la covid), puede decirse que este año celebra la Dolorosa de Santa Eulalia el centenario de su participación en la Procesión de los Pasos, en la que desfiló por primera vez en 1921.

El Cristo del Mercado

Los vecinos del barrio del Cristo del Mercado contemplaron de nuevo cómo los cofrades portaron sobre los hombros el paso de la Cofradía de la Esclavitud del Santo Cristo de la Cruz, obra anónima del siglo XVI. Los cargadores levantaron los aplausos con su destreza para bajar la talla por las escaleras de la ermita y también con sus levantás. El paso volvió a ser escoltado, como siempre, por miembros de la Comandancia de la Guardia Civil.

En la ermita de la Cruz, del barrio del Mercado, recibía culto, ya en 1529, esta imagen del Santo Cristo, en madera policromada y autor anónimo, que desde el siglo XVII se cubre con unas faldillas que le dan un aspecto característico. En 1793 la imagen salió por primera vez de su ermita en rogativa con motivo de la guerra con Francia. A la procesión del Santo Entierro se incorporó en 1939, siendo acompañada por miembros del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil de Segovia que ostenta el título de Hermano Mayor Honorario de la Esclavitud desde 1967.

Los Maristas y San Lorenzo

A esa misma hora, los exalumnos del colegio de los Maristas tomaban parte en el vía crucis que tuvo lugar, ya caída la tarde, en los Altos de la Piedad. A la luz de las hogueras y de las antorchas, tuvo lugar el Juramento del Silencio de la cofradía. La cofradía ya no sube el paso del Santo Cristo con la Cruz a cuestas a la Piedad, debido a que va sobre hombros, y no son pocos los que echan de menos las bellas estampas que la escena arrojaba, con la ciudad vieja como telón de fondo. No menos hermosas son las imágenes que se suceden cuando las tallas del Santo Cristo con la Cruz a cuestas (José Quixal, 1907) y la Virgen de las Angustias (escuela de Juan de Juni, siglo XVI) cruzan bajo la Puerta de San Andrés, camino de la Catedral, durante la procesión que los cofrades de Ademar organizan cuando termina el vía crucis penitencial. Y eso sigue vigente. A la llegada a la Plaza Mayor, los cofrades maristas hicieron un pequeño homenaje a José Luis Huertas, quien fuera presidente de la Junta de Cofradías, delante de la casa donde vivía.

Mientras tanto, los cofrades de La Oración en el Huerto trasladaron el paso obra de José Rius a la Catedral. Salieron de la plaza de San Lorenzo, ascendieron por la calle de Santa Catalina y enfilaron la Vía Roma camino del Azoguejo, que cruzaron ya de noche, en dirección a la Plaza Mayor.

El turismo

No solo de fe vive la Semana Santa. El turismo es la otra vertiente. El Ayuntamiento de Segovia no ofrecerá los datos oficiales de ocupación y visitas turísticas hasta que no concluya la Semana Santa, por lo que todas las valoraciones que hasta entonces se hagan estarán basadas en las previsiones, que son muy halagüeñas. La afluencia de turistas comenzó a notarse en Segovia durante la mañana de ayer, sobre todo en la ruta denominada Patrimonio de la Humanidad, recorrido que vertebra el eje Acueducto-Catedral-Alcázar.

Las sucesivas procesiones obligaron a limitar el paso de vehículos en una treintena de calles. Fueron cortes intermitentes, algunos de más duración que otros, dependiendo del lugar. La zona más afectada fue la comprendida entre la gasolinera de la Pista y la calle San Francisco, lugar por donde desfilaron, con intervalos de entre treinta y cuarenta y cinco minutos, las cofradías de Nueva Segovia y el Santo Cristo del Mercado. El cierre no fue total en la avenida de la Constitución, pero sí en las calles Blanca de Silos, Buitrago, Muerte y Vida y San Francisco. También hubo cortes puntuales en las calles de San Millán por donde debía pasar la procesión de la cofradía del barrio. Ya por la noche, las restricciones afectaron a los barrios de San Lorenzo y San Andrés. En Vía Roma se dejó un carril para el paso de los coches, y la procesión de los Maristas obligó a realizar cortes puntuales en Ezequiel González, Puente de Sancti Spiritus, San Valentín, Ronda de Juan II, Daoiz y Marqués del Arco.

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