Raquel Sanz: «Aún hoy sigo recibiendo insultos y ofensas que denuncio de inmediato»

Raquel Sanz se felicita de la sentencia del Tribunal Supremo conocida este jueves porque refrenda legalmente aquello por lo que ha luchado desde el primer mensaje ofensivo y vejatorio que sufrió tras la trágica muerte de su marido, el torero Víctor Barrio, el 9 de julio de 2016. «No todo vale en las redes sociales y no todo vale con respecto a la libertad de expresión», asegura ahora con la misma fuerza con la que lo afirmaba cuando emprendió la batalla contra la impunidad en Internet. Experta en comunicación digital y periodista, considera la sentencia «una victoria por el honor» de su difunto esposo.

El sabor de ese triunfo judicial, sin embargo, no es dulce. «Te das cuenta que lo que se ha hecho es porque él no está, ojalá hubiera estado vivo para defenderse», suspira. El fallo del Supremo que estima la demanda civil que interpuso la familia contra la concejala valenciana en el Ayuntamiento de Catarroja, Datxu Peris, «remueve muchos sentimientos». Al fin y al cabo, este litigio tiene se origen «en la mayor desgracia de nuestra vida».

«Sientes que se ha hecho justicia, pero el dolor nunca desaparece», insiste en ese honor al torero fallecido que el Supremo repara con una sentencia que ratifica la condena a Peris y con una exposición de motivos «contundente» para amparar la pelea de Raquel Sanz y de los familiares de Víctor Barrio con el fin de que «nadie pase por esto y que la gente sea consciente de que es un delito que no queda impune». Pero hasta llegar a este pequeño alivio el camino ha sido largo. «Tres años y lo que hay pendiente», subraya Raquel Sanz.

En todo este tiempo, la colncejala demandada y condenada «jamás se ha disculpado». De hecho, en el encuentro que mantienen las representaciones legales para tratar de llegar a un acuerdo previo a la celebración de un juicio, Peris «dijo que no iba a retractarse de las declaraciones» que había realizado, apostilla la viuda de Barrio. Ahora tendrá que hacerlo para cumplir con la condena.

Sanz desvela que «sigo recibiendo insultos y ofensas» a través de las redes sociales. Los denuncia de inmediato y hay veces que Twitter reacciona y elimina la cuenta desde las que se lanzan los comentarios. Pero prefiere quedarse con lo positivo de las redes, con que ha habido mucha gente anónima que también le ha apoyado; aunque admite que «ha habido ocasiones en las que he querido borrarme».