Los siete lugares clave de los encierros de Cuéllar

Son muchos los corredores cuellaranos -y también llegados desde distintos puntos de la geografía española- que acumulan decenas y decenas de encierros por el campo y las calles de Cuéllar. Para ellos apenas hay secretos. Conocen cada tramo del recorrido, cada complicación y cada lugar para disfrutar al máximo corriendo o marchando a caballo junto a los toros. Pero también son muchas las personas que cada agosto descubren esta tradición por primera vez. Los horarios, las costumbres y las normas para disfrutar del encierro sin complicaciones.

Para todos ellos, estos son los puntos clave de los encierros de Cuéllar, los más antiguos de España.

En este lugar los toros descansan con los mansos desde los días anteriores al encierro. Cada jornada, en torno a las 7:00 horas, comienzan a llegar los primeros asistentes hasta el lugar, donde se ofrecen sopas de ajo para atemperar el cuerpo de las frías madrugadas pinariegas. Los vehículos se instalan a uno de los lados del corral y las ambulancias al contrario. En ambos casos forman una barrera que, en ocasiones, no es tan segura. También llegan los jinetes autorizados.

A las 8:00 horas se abre la puerta verde y los astados salen a la carrera entre el público asistente. Los toros son controlados unos metros después por medio centenar de caballistas autorizados, entre los que se encuentran los directores de campo y sus colaboradores y jinetes cuellaranos. Comienza el recorrido por el pinar.

A unos metros de la Cañada de la Reina, en la zona de pinar, esperan decenas de caballistas para incorporarse a las labores de acompañamiento del ganado. Si los astados llegan tranquilos, la incorporación se realiza de forma pausada para intentar mantener el ritmo hasta el último tramo pinariego.

Es uno de los momentos de más belleza del traslado del ganado. En este punto se deja el pinar para pasar a campo abierto. Para ello, la manada debe pasar por un estrecho camino y, tras un amplio espacio junto a un polígono, cruzar la carretera de Cantalejo. Los caballistas tratan que la manada llegue tranquila hasta el final del pinar, imprimiendo fuerza tras el paso de Las Máquinas para que el cruce de la carretera se pueda realizar lo más rápido posible y ésta pueda reabrirse al tráfico. Cada día, decenas de personas acuden también a este punto a ver cruzar los astados por el asfalto.

Llegada la zona de los rastrojos, los caballistas intentan que la manada permanezca unida, de forma tranquila. Para ello realizan un pequeño descanso antes de cruzar bajo uno de los túneles que soporta la Autovía de Pinares en su zona superior. Tras realizar el cruce, continúa el camino por los campos de labor recién cosechados durante unos metros, hasta llegar a la zona de Las Hontanillas, donde la manada descansa y los caballistas reponen fuerzas con las típicas pastas y anís o aguardiente.

Al filo de las 9:30 horas, todas las miradas en la villa de Cuéllar están puestas en esta cuesta que desciende de la montaña y que supone el cambio entre el traslado del ganado y el encierro como tal, el recorrido campestre con el trayecto urbano. Los primeros caballistas llegan a lo alto del camino para anunciar la inminente llegada del grueso de los jinetes y de la manada. En función de lo tranquilo que haya sido el traslado, los caballistas intentan o no un descenso lento, que suele dejar bellas imágenes, al menos hasta la mitad de la cuesta. A partir de entonces ya imprimen velocidad a los astados con el fin de que lleguen fuertes al asfalto, donde ya esperan los primeros corredores y donde los jinetes se detienen.

Tras los primeros metros por la avenida Camilo José Cela y la continuación por la calle Resina, los astados llegan a la plaza de los Coches con fuerza y es en este punto, en la mítica calle Parras, donde miden muy bien sus fuerzas con los corredores.

Se trata de una vía que se encuentra en cuesta, por lo que estos metros son una dura carrera. Además, es uno de los tramos donde apenas existen talanqueras, por lo que la velocidad de los corredores es determinante en este tramo.

Tras avanzar la manada por la zona de San Francisco y la avenida de Los Toros (una larga recta que cada vez es el tramo preferido de mayor número de corredores), los astados toman una última curva para adentrarse en la plaza de toros, donde llegarán hasta los corrales. En este espacio descansarán hasta la tarde, cuando serán lidiados en la plaza, a excepción del miércoles, jornada en la que no hay festejo mayor, aunque sí una suelta de novillos urbana desde la plaza de toros hasta el cruce de San Francisco.

En el primer punto del recorrido, los corrales situados junto al río Cega, se situarán cuatro ambulancias, una de ellas todoterreno, que seguirá el recorrido de la manada por el pinar y el campo, para situarse finalmente en lo alto del embudo hasta que las reses lleguen al tramo urbano. Los tres vehículos restantes situados en los corrales serán dos Soporte Vital Avanzando (SVA) y una convencional.

En el cruce de la carretera de Cantalejo, que supone el cambio entre el pinar y el campo, habrá dos ambulancias, una SVA y otra convencional. En el momento en el que la manada realice este trayecto y los astados se encuentren ya en las rastrojeras, se trasladarán al casco urbano.

Ya en las calles de la villa, una SVA se ubicará en la parte baja del Embudo, en la avenida Camilo José Cela. Un vehículo de atención sanitaria convencional se situará en la parte baja de la calle Concepción, coincidiendo con el final de la calle Resina, por donde transcurre el encierro. Una vez que se cierre la puerta situada en ese punto, el vehículo ascenderá por la calle Concepción hasta las inmediaciones del cruce de San Francisco, donde desde el inicio, aunque en el lado opuesto, se situará otra de las ambulancias. A ellas se suman las situadas en la plaza de los Coches (al inicio de la calle Parras) y en la calle Valdihuertos, en el tramo final de la avenida de Los Toros, además de una SVA en la plaza de toros.

El Ayuntamiento de Cuéllar pide a los corredores no asumir riesgos innecesarios si están en estado de embriaguez. Tanto a los participantes en el encierro como a los espectadores les pide que si observan a alguien en malas condiciones dentro del recorrido lo inviten a salir del mismo.

Se recomienda correr si se encuentra en buenas condiciones físicas y hacer la carrera sin perjudicar a los compañeros. En el caso de caídas ante la manada, no levantarse hasta que haya pasado y en ningún caso llevar varas u objetos que puedan dañar a los toros o favorecer caídas de corredores. No les está permitido participar a menores de 16 años en los encierros y se pide a los espectadores ayudar a los corredores cuando busquen refugio en el vallado, haciéndoles un sitio.