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La Sego descubre a Postigo y ocupa el trono de Castilla
El segoviano se sobrepone a sus 19 años a un drama personal y su equipo, de menos a más, resuelve el primer derbi oficial ante el Ávila desde 2020 con una acción individual de Alex Castro
Más que un partido, por mucho que fuera el Clásico de Castilla, la Sego ganó este domingo a un soldado. Alejandro Postigo se estrenó como ... portero del primer equipo en partido oficial. Y eso, a sus 19 años, no fue lo más importante que tenía ayer en la cabeza. Se sobrepuso a un drama familiar y dijo al club que sí, que jugaba, que podían contar con él. A fin de cuentas, uno no debuta cuando quiere, sino cuando puede. Demostró mucho más que su portería a cero en un partido con aroma a 'play-off' ante un rival directo como el Real Ávila, que visitaba La Albuera cinco años después. La cuarta victoria en cuatro citas como local permite a los azulgranas cazarles con 14 puntos en tercera posición y recortar dos al líder, el Deportivo Fabril, que encabeza la tabla con 19 tras poner fin a su inicio perfecto.
Segoviana
Postigo, Iker, Silva, Josín, Rubén, René, Fer Llorente, Juanma, Javi Borrego, Marc Tenas y Álex Castro.
1
-
0
Real Ávila
Óscar, Lauture, Carlos Pascual, Vitolo, Diego, Carrión, Carlos Pérez, Markel, Serrano, Fer Díaz y Urbina.
-
Cambios Segoviana: Diego Campo por René (min. 55), Pau Miguélez por Javi Borrego (min. 55), Ivo por Juanma (min. 68) e Ibañes por Marc Tenas (min. 84).
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Cambios Real Ávila: Prince por Fernando Díaz (min. 60), Castaño por Markel Ruiz (min. 70), Álex Moreno por Carlos Pérez (min. 70), Runy por Fer Díaz (min. 70) y Sarr por Carrión (min. 78)
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Goles: 1-0 Álex Castro (min. 74)
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Árbitro: Pablo Gargantilla Fernández (Extremadura). Amonestó con amarilla a Fernando Díaz, Prince, Urbina y Lauture por el Real Ávila.
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Otros datos: La Albuera. 2.897 espectadores, 400 de ellos llegados desde Ávila.
El derbi mereció un sinfín de rollos de papel higiénico desplegados en la tribuna general. Había detalles que honraban una rivalidad de casi 120 partidos como el colorido de la afición: 400 abulenses copando el fondo de las recién instaladas supletorias y un estadio a rebosar, con las peñas intercambiándose caricias verbales. El recordatorio de que es 2025 lo dio la camiseta abulense, que ha cambiado el tono encarnado que marca el apelativo de la entidad por el salmón.
Quitando del debut de Postigo, ambos equipos salieron con lo previsible, tanto en nombres como en propuesta. Miguélez y Campo estaban para completar banquillo, no para jugar 90 minutos. La Sego inició mandona por actitud, acumulando efectivos en campo rival, pero el Ávila no tardó en dar la réplica: no había venido a Segovia a dejar pasar los minutos. Dos equipos presionando a la salida rival y con argumentos para sortearla. Intensidad en cada lance a la espera del error que abriera la puerta. El de René, que desembocó en una asistencia de tacón para Fernando Díaz. No era fuego real porque el asistente levantó la bandera, pero Postigo salió valiente y tiró de envergadura para bloquear el disparo. Sí lo fue la de Juanma, el más entonado de los locales de salida, que tuvo el 1-0 al disparar de primeras desde el punto de penalti tras apoyarse en Iker en una pared. Tan fácil era que la mandó por encima del larguero. Presentaciones hechas.
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El Ávila era más peligroso sin balón que con él. Una máquina de robos, como el de Diego Lorenzo a Fer Llorente, pues armó una contra que le llegó a placer al punto de penalti. Su fallo fue en el control, pues se le fue largo y dio opción al corte salvador de Rubén. La Sego necesitaba insistir, como un frontón, impidiendo el despeje definitivo para que la segunda o tercera jugada provocara la grieta. Allí llegó Tenas a bocajarro al área chica, pero ni controló bien ni estaba en posición reglamentaria. Era más un partido de duelos, el que tenían sin descanso Álex Castro y Lauture, que de ocasiones. La última del primer tiempo volvió a ser para Juanma, que apretó el gatillo desde el balcón del área para un tiro cruzado rozado por la defensa, aunque el colegiado no concedió el córner. Con todo, el Ávila ganaba si acaso a los puntos, con una presión constante, con Josín tirándose con la cara para evitar el pase de la muerte de Carrión. El córner acabó dentro de la portería de Postigo, pero el árbitro pitó falta al atacante y mandó a los jugadores a vestuarios.
Iñaki Bea quiere partidos largos, es decir, cocinar al rival a fuego lento para sacar la comida del horno al final, pero el Ávila no es menos, un equipo que suma un tercio de sus puntos gracias a goles en el descuento. También debutaron las luces, una exigencia de Primera RFEF que mejora la vida en cualquier categoría. Así que Serrano no tuvo la excusa de no ver el balón para sus dos remates a semifallo en plena área chica. Ni con ese doble perdón se alejaba el esférico de él: a la tercera, ya sí, la dio de lleno desde la frontal, pero la defensa despejó a córner. Le sentaba bien al Ávila, con Vitolo cada vez más entonado en el eje, atacar ante su afición: la mitad bailaba bajo la lluvia y el resto se protegía entre paraguas, inconvenientes de las supletorias.
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El primero en mover el banquillo fue Bea, que sacó a sus dos titulares: Campo y Miguélez. En un suspiro, llegaron dos testarazos de Silva, que no solo parece central de toda la vida, sino que remata los córners. Replicó el Ávila con una contra de Serrano por el perfil derecho, que ganó por velocidad y habilidad a la zaga y probó a Postigo con un disparo sin mucho ángulo. Esto sí fuego real y el segoviano protegió su palo. Si era un partido de 'play off', la Sego fue quien empezó a exponerse. Jugar en casa y tener a un rival directo a tres puntos equivalía a ir perdiendo.
Con todo, el gol llegó de la nada. Un melón para que Álex Castro se buscara la vida. Vaya si lo hizo. Leyó el bote y tiró de velocidad para perseguirlo en un forcejeo en el que Lauture, con la doble vulnerabilidad de la amarilla y de estar ya dentro del área, fue superado. El delantero frenó en seco, le dejó en el sitio y cogió el suficiente ángulo para fusilar al portero. Una acción de puro nueve. Y que revalidó Postigo atajando en dos tiempos un tiro de Prince en una transición improvisada. Fue el último marrón. Como si jugara fuera, tuvo que aguantar la presión de la afición abulense mientras se tomaba su tiempo, como un veterano, para sacar de puerta. Sus compañeros le allanaron el final: estuvo más cerca el segundo, que debió caer en un remache de Fer Llorente, que el empate, pues el colegiado indultó un contacto fronterizo de Iker en la última acometida del Ávila. Mientras, la grada entonaba 'La chica segoviana'. Ahí está el folclore para guardar la tradición que no respetan las camisetas.
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