La romería de Malangosto regresa tras dos años de ausencia
La Asociación de Amigos del Libro del Buen Amor recupera una actividad que volverá a estar condicionada por las restricciones para cocinar
En 2019 cumplieron 50 ediciones. En 2020 la pandemia impidió su celebración y el año pasado, en 2021, aunque tenían permiso, decidieron que lo más ... prudente era cancelarlo. Este 2022 la tradición se mantiene y el primer domingo del mes de agosto (será el próximo día 7) volverá la conocida romería de Malangosto, la más alta de Europa (a 2.002 metros). Una cita esperada por muchos, que suele reunir a cerca de 500 personas en el límite de las provincias de Segovia y Madrid.
«Supone una gran ilusión, porque algunos llevamos tiempo sin vernos y ya tenemos ganas, a la vez que un poco de incertidumbre porque esperamos que todos los que acudían habitualmente a la romería vuelvan otra vez a subir y volvamos a retomar el ritmo que teníamos», explica Juan Antonio Tapia, presidente de la Asociación de Amigos del Libro del Buen Amor.
Cuentan con los permisos pertinentes, aunque de nuevo con más limitaciones que en las ediciones de hace unos años, debido a la prohibición de hacer fuego en la zona. «Nunca ha ocurrido nada, afortunadamente. No es un lugar en el que se corra peligro para declarar incendio porque como estamos muy altos, a dos mil metros de altura, la vegetación es muy pobre y es bastante difícil». afirma el presidente de la asociación.
Tapia incidió en la idea de mantener el espíritu de esta romería. «Después de la experiencia de 50 años de romería y dos años sin poderla hacer, nunca ha ocurrido nada y lo que hacíamos, en los primeros 30 años, era pasar un fin de semana que se aprovechaba para pasar la noche anterior. Lamentablemente las restricciones demuestran que es lo contrario a lo que se pretende conseguir. Cuanto más restricciones, más incendios hay; es curioso, pero es la realidad. Antes no había restricciones para nada y no había incendios. Pero bueno, es lo que hay y tenemos que cumplir con la legislación, eso está claro», añade con resignación.
Es consciente de que será difícil volver a aquellos tiempos «mientras no cambie la mentalidad actual, creo que equivocada». Sostiene que cuanto más gente haya en el monte hay menos opciones de que pueda haber un incendio. «Hay más gente que intimida al que vaya a provocar un fuego por un lado y por otro, son detectores de incendios que de inmediato pueden avisar, apagar y demás», apunta. Pero también considera que hay muchas formas y maneras sin hacer hogueras de poder realizar comida en el campo. «Como se hace en cualquier otro sitio, con quemadores de gas butano, como se ha hecho otros años sin riesgo porque no saltan chispas. Era una alegría disfrutar de la procesión, de la misa y de los actos y también compartir la comida, era uno de los atractivos de la fiesta», recuerda.
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