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Aunque la salvación era prácticamente un hecho desde la victoria frente al Ademar León hace dos jornadas, el resultado de este sábado la confirmó de ... forma matemática. Con un banquillo condicionado por las numerosas bajas, el espíritu combativo del Nava volvió a emerger en la segunda mitad para sellar, un año más, su permanencia en la élite del balonmano español.
El encuentro arrancó con un Nava decidido a marcar territorio desde el primer minuto. El dominio en la posesión se tradujo rápidamente en el primer tanto, obra de Alfredo Otero. Poco después, una gran intervención del guardameta local encendió a la afición y dio pie a un parcial de 3-0, que obligó al Cangas a remar a contracorriente desde el principio.
Durante los compases iniciales, el conjunto segoviano exhibió su mejor versión ofensiva, ampliando la ventaja a un claro 6-2. Ante la avalancha local, el técnico del conjunto gallego se vio obligado a detener el juego con un tiempo muerto en el minuto 7:40, buscando frenar la sangría del Balonmano Nava.
La pausa surtió efecto, el Cangas recortó distancias desde los siete metros y, en la siguiente jugada, una defensa férrea derivó en la primera exclusión del encuentro. Corría el minuto 10 y el Nava supo aprovechar la superioridad numérica, estirando la diferencia a cuatro tantos, la máxima diferencia de los locales hasta el resultado final. Sin embargo, la exclusión de Mario Nevado equilibró la balanza. El portero Mateus mantuvo a los suyos en el partido con intervenciones de mérito, pero el empuje visitante, liderado por los goles del egipcio Omar Sherif, acercó peligrosamente al Cangas en el marcador con un 7-6. Álvaro Senovilla no dudó y pidió tiempo muerto tras encajar un parcial de 0-3.
El respiro no cambió el guion. El equipo dirigido por Ignacio Moyano supo leer las carencias físicas de un Nava sin demasiadas rotaciones y encontró espacios. La primera ventaja visitante llegó tras un desajuste defensivo que Omar no perdonó desde la frontal.
El tramo final del primer acto se convirtió en un ida y vuelta vibrante. El guardameta local volvió a lucirse con dos paradas clave, mientras la grada explotaba con la exclusión del danés Mads Thymann y el penalti convertido por Ahumado. El empate a 14 parecía cerrar la primera mitad, pero un despiste en el marcaje defensivo permitió a Jaime Gallardo anotar sobre la bocina y enviar a los suyos al descanso con una valiosa ventaja (14-15).
El Balonmano Cangas salió con otro aire tras el descanso, firmando un inicio de segunda parte que cambió por completo la dinámica del encuentro. Los errores defensivos y las pérdidas del equipo local se convirtieron en combustible para un Cangas que comenzó a imponer su ritmo. En ese tramo, Luka Krivocapic se hizo gigante bajo palos, cerrando la portería en varias acciones consecutivas.
A los cinco minutos de la reanudación, y con el conjunto gallego creciendo en ataque, Bonanno cometió un derribo claro en el área sobre un rival en el aire, lo que supuso la segunda exclusión del partido y la primera en este segundo acto. El posterior lanzamiento desde los siete metros permitió al Cangas estirar la diferencia a cuatro goles, la mayor del encuentro hasta ese momento.
Con un jugador menos y la máxima desventaja en el marcador, el Nava apeló a su carácter. Tras más de cinco minutos sin anotar, logró romper la sequía con un tanto que levantó a la afición. El grito unánime de «¡Sí se puede!» retumbó en el pabellón, aunque desde el banquillo, Álvaro Senovilla veía cómo el partido se le escapaba. Con un parcial adverso de 1-5, no tuvo más remedio que solicitar tiempo muerto en el minuto 11 de la segunda mitad.
El parón surtió efecto inmediato. Tras una jugada bien elaborada en ataque, el Nava recortó distancias y, apenas unos segundos después, una rápida contra culminada por Óscar Marugán puso el 19-21, desatando la euforia en la grada. Ante el empuje local, Ignacio Moyano optó por detener el partido justo antes del ecuador del segundo tiempo.
El Nava seguía creciendo, y tras una nueva ofensiva, logró ponerse a un solo gol (20-21). En ese momento emergió la figura de Mateus. El portero brasileño se erigió como el héroe de la remontada, multiplicándose bajo los palos con intervenciones decisivas que sostuvieron al equipo en su momento más crítico. La tensión se mantuvo hasta el minuto 55, cuando un penalti transformado por Omar Sherif colocó el empate en el luminoso. El desenlace, sin embargo, aún guardaba emociones. Una nueva contra culminada por Marugán, que devolvió la ventaja de dos al Nava.
En los últimos 120 segundos, la exclusión de Javier Azurmendi terminó por inclinar la balanza. El encuentro se cerró con un gol a la contra de Ahumada que decoró el resultado final y desató la celebración local en un final tan sufrido como vibrante.
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