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Foto de familia de los empleados de la plantilla de Pallet Tama, en Sanchonuño. Fotografía cedida por la empresa
Pallet Tama espera acabar el año con una facturación de 24 millones de euros

Pallet Tama espera acabar el año con una facturación de 24 millones de euros

La empresa de Sanchonuño cumple treinta años de historia en la punta de lanza nacional e internacional del sector

Mónica rico

Sanchonuño

Domingo, 19 de noviembre 2017

Pallet Tama, empresa ubicada en Sanchonuño, cumple treinta años en la punta de lanza de su sector a nivel nacional e internacional. Buena parte del desarrollo de la comarca se debe a su actividad. Lo que empezó como una pequeña fábrica es hoy una industria con unos 120 trabajadores, dato que aumenta hasta los 140 si se suman Naturpellet y Tableros de Betanzos, las tres compañías del grupo. La facturación en 2016 ascendió a 18 millones de euros y este año espera cerrar el ejercicio en torno a los 24 millones. Con una capacidad para 7.500 pallets diarios, procesan en torno a 150.000 toneladas de madera cada año, datos que la elevan hasta lo más alto del sector. Pero no siempre fue así.

Juan Antonio Tapia, presidente de la empresa y uno de sus fundadores, recuerda con cariño sus inicios. A principios de los ochenta alternaba su trabajo en una multinacional con un complemento en la fabricación y suministro de pallets a determinadas compañías. «Llegó un momento que aquello fue creciendo de tal manera que necesitaba tener una fabricación propia», reconoce. Fue en ese momento cuando la vinculación con Zarzuela del Pinar y su relación con Ladislao Mateo entran en juego para ser determinantes. Ambos decidieron montar una pequeña fábrica de pallets en un lugar próximo a dicha localidad. Recalaron a Sanchonuño. Compraron 3.500 metros y el titular del terreno les regaló otros tantos en una estratégica ubicación por la conexión entre Valladolid y Segovia.

Faltaban los clientes

La fábrica se puso en marcha. «Teníamos los ingredientes para hacer una cosa mucho más pequeña que la actual», señala Tapia. «Tuvimos bastante aceptación», siempre con la premisa de un pallet de calidad y un suministro rápido. Su aprendizaje en la multinacional lo puso al servicio de Pallets Tama y la compañía ganó clientes día a día. Así, contaban con casi todos los ingredientes: Un lugar rodeado de bosques de pino, con suficiente madera y con mano de obra; faltaban las máquinas y la clientela

«Cada vez hay más madera»

Pallet Tama es solo una industria de madera. Es una apuesta por el medio rural y el medio ambiente. Está diseñada para trabajar con pino, pues el 90% de las maderas del entorno son coníferas, que además es la madera que mejor se comporta con el pellet porque produce menos cenizas. La empresa segoviana es la única española que envasa su producto en papel, y uno de los dos existentes en Europa, lo que corrobora su apuesta por el medio natural. Un material como la madera es sostenible y medio ambientalmente más agradecido que el plástico (que es bastante más contaminante). «Cada vez hay más madera. Donde se corta un árbol vuelve a salir otro», señala Juan Antonio Tapia. Además, cada vez más superficies no son productivas para otros cultivos y se utilizan para la repoblación forestal, por lo que la sostenibilidad está garantizada. En una comarca en la que el pino siempre ha sido fuente de riqueza, Tama ha sabido comprender las posibilidades de la industria forestal más allá de la resina, y de la energía más arriba del subsuelo.

De estos últimos se encargó Juan Ignacio Tapia; mientras que la maquinaria tenía que llegar con dinero. Los bancos creyeron en ellos. «Principalmente Caja Segovia», afirma. Con su desaparición, las necesidades se han cubierto con otras entidades, pero también con la Junta, cuya financiación ha sido clave para poner en marcha la última apuesta del grupo: Naturpellet. En estos treinta años ha habido cambios importantes. Por ejemplo, el proceso de elaboración ahora se encuentra totalmente automatizado, cuando en al principio era con aparatos de sierra donde se empujaba el tronco y se sacaban las tablas «a fuerza de hombro y de hombre», subraya el presidente.

Valor añadido

Otro de los grandes avances llegó de la mano de lo que antes eran desperdicios. Tapia recuerda cómo su pequeño aserradero tenía máquinas de disco con dientes de línea «que producían más serrín de lo que quisiéramos», aunque les daba mayor velocidad de producción. Curiosamente, ese serrín y la astilla que entonces se despreciaba y que en muchos momentos era un problema se ha convertido en una gran solución.

Hace unos años se decidió montar una fábrica de pellets en unas instalaciones cercanas. Así han resuelto los problemas de suministro «a unos clientes que infravaloraban esta materia prima». A los empresarios segovianos les ha concedido un valor añadido importante «y nos ha ayudado a pasar estos años de crisis». Gracias al aprovechamiento de este subproducto, la empresa lo ha revalorizado en el mercado de cara al consumidor final. A pesar del bajón provocado por la crisis, el sector del pallet vuelve a repuntar gracias a las exportaciones que llevan a cabo sus clientes, ya que los segovianos únicamente venden en España, aunque «somos los pies del producto de nuestros clientes y exportamos a través de ellos», señala Tapia, quien agrega que trabajan para sectores en los que el producto generado tiene un gran valor añadido, por lo que requieren un embalaje de alta calidad.

Entre ellos se encuentran el de la automoción, alimentación, el vidrio o la industria farmacéutica, que «necesitan un pallet consistente y la garantía de que sale de fábrica y llega al cliente en perfectas condiciones».

Apuesta arriesgada

Respecto al pellet, el presidente de Tama asegura que no es un producto nuevo, sino que lleva unos veinte años en Europa, Estados Unidos y Canadá. Su vinculación con las organizaciones empresariales de fabricantes de pallets a nivel europeo le llevó a conocer a importantes fabricantes que complementaban sus empresas con una fábrica de pellets. La cultura de este producto comenzó a llegar a España hace unos ocho años, y hace tres Tama encontró la posibilidad de financiación a través de la Junta. Fue una apuesta arriesgada, pues cuando comenzaron a fabricar la primera tonelada de pellets «el único cliente éramos nosotros mismos, pero de inmediato salimos al mercado», donde tuvieron una gran acogida gracias a su producto de calidad.

Después de treinta años, Tama aún tiene mucho futuro por delante. El pallet, para Tapia es «como la cama, porque no habrá nada que exista en muchos años que nos permita transportar las mercancías tan fácilmente como el pallet. Hoy es algo imprescindible», asegura. Respecto a las opciones de los pallets como mobiliario, apunta que es una moda, que puede ser un complemento, pero no representativo.

Innovaciones inminentes

Las innovaciones llegarán de la mano de los pellets. En sus viajes por Europa y Estados Unidos, Tapia ha descubierto determinados elementos de producción de frío a través de los pellets, por lo que es posible que en no muchos años también se consuman en verano en mayor medida que en la actualidad. Ahí no termina todo. También se van a utilizar para producir electricidad. «Hay grupos electrógenos pequeños, para uso algo más que doméstico, y son de pellets, y aprovechas el calor, produces electricidad y puedes producir frío también». El consumo está asegurado.

A pesar de los cambios de las crisis y de los retos, Tapia sigue al pie del cañón en su empresa y se emociona cuando se le pregunta con qué se queda de todo este tiempo. Es rotundo: «Con el equipo humano».

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