Las obras del centro para los enfermos de alzhéimer de Segovia empezarán a final de mes
La asociación de familiares, que hoy conmemora el Día Mundial del Alzhéimer, ve así satisfecha una reivindicación que mantiene desde 2008
laura lópez
Segovia
Lunes, 21 de septiembre 2020, 08:23
La presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos con Alzhéimer (AFA), Isabel Miranda, explica que ya está «todo hilvanado» para poder comenzar a ver ... edificarse, en apenas una semanas, el nuevo centro de día para enfermos de alzhéimer. Desde esta forma, Segovia dejará pronto de ser la única provincia que no dispone de un centro de estas características. Es la mejor noticia con la que poder conmemorar este Día Mundial del Alzhéimer que tiene lugar cada 21 de septiembre.
La superficie sobre la que se construirá el centro es 1.500 metros cuadrados de parcela que se ubican en el nuevo barrio de los Sexmos, concretamente en la esquina formada por las calles Procuradores de la Tierra y Comunidad, a continuación de la Biblioteca Pública. El presupuesto de las obras, adjudicadas a la empresa Efiko, asciende a 1,4 millones de euros y el diseño ha estado a cargo de los arquitectos Daniel Sobrados e Isabel Tabanera. Sobre la financiación, el 70 % de los gastos corre a cargo de la Junta de Castilla y León, mientras que el otro 30 % lo tiene que poner la asociación: «Necesitamos la ayuda de todos los segovianos, los necesitamos muchísimo».
La consecución de esta infraestructura ha sido un proceso que se ha demorado mucho en el tiempo porque, según relata la presidenta de la asociación, aunque los terrenos donde se va a instalar son del Ayuntamiento, el papeleo ha tenido que pasar por manos de la Junta. La cesión es para que la asociación pueda gestionar el centro por un periodo de 75 años.
La organización ya había tramitado la documentación pertinente con el departamento de Urbanismo del consistorio de la capital y éste trasladó el expediente la Comisión Territorial de Patrimonio. Miranda asegura que con el covid de por medio, este papeleo ha tardado más de lo que cabría esperar. También se han producido retrasos por algunos imprevistos que han surgido por el camino, como ocurrió el pasado mes de febrero, cuando se tuvo que ampliar en unos 300 metros cuadrados más la superficie sobre la que se había planteado el proyecto porque el de entonces «se quedaba pequeño» bajo los criterios de la Gerencia de Servicios Sociales y de la propia asociación que lo va a ocupar.
A raíz de la crisis sanitaria, la asociación tuvo que cerrar su centro de día, clausurar los talleres presenciales y acogerse a un expediente de regulación temporal de empleo, aunque las personas que trabajan en ella siguieron atendiendo a las familias de forma voluntaria con seguimiento y atención psicológica telemática.
A día de hoy, el actual centro ya ha retomado su actividad, pero de forma reducida, pues a él acuden 40 usuarios, diez menos de lo habitual, y en días alternos, por medidas de seguridad. El personal sí está al completo, 17 personas entre fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, psicólogos, conductores y auxiliares de clínica, entre otros. Ha sido de vital importancia para los pacientes retomar las actividades, y lo será también gozar de las mejoras del nuevo centro, en un momento en que la pandemia ha perjudicado la evolución de su estado de salud.
«Con el confinamiento, los enfermos de alzhéimer han sufrido un retroceso en su desempeño», explica Isabel Miranda, que achaca este impacto a la desorientación y desánimo que la situación les trajo consigo, unida a la pérdida de una rutina, así como perjuicios también en el plano físico, al haber llevado una vida más sedentaria que ha hecho que pierdan parte de los avances que habían conseguido.
Por ello, en opinión de la presidenta de la asociación, la construcción del nuevo centro es más conveniente que nunca, aunque recuerda que esta necesidad no viene de ahora: «Cuando no había pandemia, también se veía. Debemos dar unos servicios, porque no hay una cura para esta enfermedad, solo terapias que ayudan a sobrellevarla. Las actividades son necesarias. No se trata de un centro en el que llevas al abuelo para que pase el día allí sentado en una silla, hay que estimularles constantemente para conseguir que la enfermedad avance más lentamente, aunque siga adelante», explica Miranda.
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