«Os voy a matar, os voy a quemar vivos»

Según el Ministerio Público, los hechos ocurrieron sobre las 5:00 horas del 13 de agosto, cuando el acusado, que tiene antecedentes por delitos de coacciones, amenazas y vejaciones en el ámbito familiar, acudió con intención de adquirir cocaína a la vivienda okupada situada en el número 5 de la calle Velódromo, en el barrio de San Millán, donde es habitual desde hace años el trapicheo de sustancias estupefacientes.

En el interior del edificio se encontraban en ese momento cuatro personas durmiendo. El acusado entabló conversación con una mujer, a la que entregó una cantidad de dinero a cambio de la cocaína. Sin embargo, no obtuvo la droga, por lo que exigió sin suerte la devolución del dinero. De hecho, el propio acusado llamó a la policía para indicar que le habían sustraído el dinero.

Sin esperar a la llegada de los policías, el hombre recogió en los alrededores del inmueble diverso material inflamable y lo acumuló al pie de las escaleras inferiores del edificio, en un punto por el que era necesario pasar para salir del inmueble. Prendió fuego a todo el material con un mechero y arrojó a las llamas cartones y maderas. Además, avivó el fuego con ánimo -según el relato de la Fiscalía- de que el humo y el fuego alcanzara a las personas que estaban en la parte superior del edificio.

El humo despertó a uno de las personas que dormía en la casa, que intentó apagar el fuego sin conseguirlo. Se produjo entonces una discusión con el presunto autor del incendio. «Os vais a quedar aquí los cuatro asfixiados», dijo al tiempo que seguía avivando el fuego. «Os voy a matar. Os voy a quemar vivos, hijos de puta, que me habéis robado», dijo desde la calle.

En ese momento llegó la Policía Local, a los que el acusado impidió el paso con un palo de grandes dimensiones que alzó para advertir a los agentes, aunque sin llegar a golpearles. Con la llegada de refuerzos policiales, el hombre tiró el palo y no opuso resistencia a su detención.

Los policias, mientras, intentaron apagar el fuego con cuatro extintores de los coches patrulla, pero no lo consiguieron ya que las llamas ya habían alcanzado considerables proporciones, se habían extendido por el edificio y producían además un intenso humo que impedía a las personas que permanecían en el interior abandonar el inmueble. Por ello, tuvieron que refugiarse en un balcón de la parte superior del edificio.

La rápida llegada de los bomberos permitió sofocar definitivamente un incendio que afectó a todo el recibidor del inmueble y a la barandilla de la escalera. También hubo diversos daños materiales que no han sido cuantificados.

Las cuatro personas que okupaban el interior de la vivienda resultaron heridas leves, así como uno de los policías que acudió a intentar sofocar el incendio.

Por todo ello, el Ministerio Público pide 20 años de prisión por los delitos de incendio y cuatro de homicidio en grado de tentativa, así como dos meses de multa por un delito leve de amenazas. El acusado, que se sentará en el banquillo el próximo martes, lleva desde agosto en prisión provisional.