Martín Muñoz de la Dehesa: un pueblo segoviano y sus fronteras con Ávila
La proximidad con Arévalo, apenas a dos kilómetros, hace que Martín Muñoz de la Dehesa casi triplique su población desde los 80 y tenga una edad media de 41 años
Martín Muñoz de la Dehesa está en la provincia de Segovia porque Javier de Burgos trazó así las fronteras en 1833, pero su realidad depende de Arévalo, la localidad que les hace ganar población en una zona en la que lo habitual es perderla. Todo un hito. Lugar ganadero y agrícola, los habitantes trabajan en los negocios locales y en las fábricas de harinas, piensos o recambios del polígono industrial de Arévalo. «Somos muy segovianos, pero la vida la hacemos allí. Tenemos el carácter y tradiciones como la jota segoviana. De abulenses tenemos poco, siempre andamos como el perro y el gato», resume su alcalde, David Gutiérrez.
Uno de cada siete habitantes del pueblo está en edad escolar (medio centenar de unos 330 vecinos censados) y la edad media está en los 41 años. «Tenemos la pirámide completamente invertida, somos uno de los 500 pueblos de Castilla y León que gana población». Las casas de los agricultores de hace medio siguen en pie en manos de sus descendientes. Los negocios se han concentrado en menos manos, pero se mantienen los propietarios tradicionales. El ganado también aguanta, con mucha vaca de leche, un sector en el que es referencia en la provincia, en manos de las familias que lo llevaban el siglo pasado.
Su economía ha asumido el papel subsidiario de Arévalo –apenas a dos kilómetros– y prácticamente no hay tiendas –acuden vendedores ambulantes como el carnicero o el frutero–, por lo que las compras se hacen en el municipio abulense, que supera los 8.000 habitantes. La eficiencia administrativa hace que Martín Muñoz de la Dehesa pertenezca al centro de salud de Arévalo; lo mismo ocurre en el colegio. «Aquí se cerró el colegio por exceso de niños, había que hacer una obra bastante considerable. Nos desplazaron allí porque si no, nos mandaban a Nava de la Asunción». Cuestión de distancias: mejor dos kilómetros que 24.
El municipio perteneció a Arévalo hasta 1833 –como una docena de pueblos al noroeste de la provincia– y al Obispado de Ávila hasta los años 60. Su historia moderna es la de un crecimiento sostenido. «Los que hemos nacido aquí a partir de los años 80 nos hemos quedado y hemos formado nuestras familias». El resultado es mucha vivienda nueva, consecuencia de la política municipal de recalificar los pastos alrededor del pueblo para urbanizarlos y extenderse. «Todo eso se ha ido llenando y hay bastante demanda de terreno, más que el que podemos ofertar». Lo explica la cercanía a Arévalo. «Al final somos como un barrio y el suelo vale tres veces menos que allí». El Ayuntamiento mantiene su política de impuestos bajos desde hace años. «Con estos estamos viendo que se trae a gente al pueblo».
El Ayuntamiento ha apostado en los últimos años por la accesibilidad a los edificios municipales, desde los cuartos de baño a las puertas o al ascensor de la Casa Consistorial. Todo acerado o nueva pavimentación se hace libre de barreras, con bordillos de un centímetro.
En la misma línea está el ahorro energético en los suministros, desde la luz a la calefacción. Y la recuperación de espacios naturales. Se ha renovado completamente el Consistorio y se ha ampliado el consultorio médico, en la planta de abajo. Más vecinos, más servicios. «Hay que entender que en los años 80 esto era un pueblo de poco más de 100 habitantes. Ahora tenemos a cerca de 600 residentes, aunque muchos no estén empadronados». Por ejemplo, los vecinos de Arévalo que viven en el pueblo no quieren cambiar la adscripción médica porque les correspondería el hospital de Segovia. Las pequeñas cosas de un pueblo y sus fronteras virtuales.
RETOS Y FUTURO
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Eficiencia energética El Ayuntamiento ha adaptado sus edificios, tanto en luces como en calefacción.
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Recuperar espacios naturales Es un término con 11 balsas y humedales; algunas cuentan ahora con nuevos parques.
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Web martinmunozdeladehesa.es