Segovia

Los libreros de viejo esperan que el Ayuntamiento rectifique y no les mande al Salón

El fantasma de que esta pueda ser la última feria que los libreros de viejo organicen en Segovia, ante la decisión del Ayuntamiento de trasladar este tipo de mercados al paseo del Salón, vaga estos días por la avenida del Acueducto, aunque Alvacal todavía confía en que Segovia no pierda su cita anual con el libro antiguo. «Espero que no sea la última feria. Confío en que no. No lo sé. Solo hemos tenido una reunión con el concejal de Cultura y le dijimos que no nos gusta su idea. Los compañeros hemos vuelto a hablar estos días y vemos que no es factible el traslado», afirma Gómez.

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La afluencia de público que la feria ha registrado durante el último fin de semana refuerza los argumentos de los libreros. «El sábado por la tarde la feria estuvo llena de gente. Pero también pasa entre semana. Es la avenida por la que transita más gente los días de diario. Mucha más que en otras ciudades en las que también organizamos la feria. Se me cae el alma a los pies pensar que tendríamos que estar en un paseo por el que no pasa nadie, aunque sea muy bonito. La gente no subirá ex profeso para comprar un libro. Igual les pasa a los libros nuevos, a los artesanos... No es una buena idea, ni para la divulgación de la feria, ni para la ciudad ni para nuestra supervivencia».

Los libreros esperan que el Ayuntamiento rectifique y deje organizar las futuras ferias en la avenida del Acueducto: «En otro lado tendríamos una serie de gastos que no llegaríamos a cubrir. Queda tiempo. Hay que hacer más reuniones».

Segovia es una buena plaza para los libreros de viejo. Las ferias solían durar diez días, pero desde hace dos años alcanzan los diecisiete. Esto ha animado a los libreros, que ven compensado el trajín de montar y desmontar. Noviembre es un mes frío en Segovia, «pero la gente está acostumbrada», puntualiza el presidente de Alvacal. Este año son siete las librerías que toman parte en la feria, una de León, otra de Ponferrada, otra de Rueda, otra de Valladolid y tres de Segovia. Cada librería tiene a la venta una media de entre 2.500 y 4.000 libros. «Son títulos distintos. Lo bueno y lo malo del libro usado es que solo suele tener un título de cada. El libro que ves suele ser único e irrepetible. Lo malo es que, cuando lo vendes, no sueles tener otro», explica Manuel Gómez.

El placer de visitar un expositor de libros antiguos solo pueden explicarlo quienes lo han experimentado. La gente se acerca, mira, busca, toca... «Viene buscando títulos concretos de novelas, de historia, libros para los chicos del instituto, ediciones.... Luego hay quien pasa, se encuentra con la feria y ve algo que le gusta. Tenemos de todo. De ahí que insistamos en que estas ferias han de estar en sitios de paso, porque hay gente que compra porque simplemente se lo encuentra. El libro no es el producto más atractivo del mercado, pero llama la atención».