Joaquín Galdós corta cuatro orejas en una gran tarde de toros por San Pedro

Juan Ortega no tuvo opciones de lucir con el capote en su primero, que tras acudir al caballo en dos ocasiones y ser bien lidiado y banderilleado por su cuadrilla llegó andarín al último tercio. Le costó acoplarse con el toro y cogerle las distancias al torero sevillano para posteriormente dejar dos buenas tandas por el derecho.

Joaquín Galdós recibió al tercero con buenas y templadas verónicas para cerrar con una excelente media. Muy cuidado en el caballo, se desmonteró Roberto Blanco tras dos buenos pares de banderillas. Faena de gran importancia con la muleta del peruano, exprimiendo las grandes virtudes del toro por ambos pitones. Naturales y derechazos templados junto a otros más acelerados fruto del ímpetu y las ganas de triunfo. Se la va a recordar durante bastante tiempo por parte de todos los aficionados, así como las virtudes del toro que fue premiado con la vuelta al ruedo.

El cuarto de la tarde mostró cierta sosería en la embestida desde el inicio, pero Morante encontró la inspiración. Tras unos capotazos de tanteo, siempre templados y midiendo la embestida del toro, se puso a torear a la verónica como solo el de La Puebla sabe para poner la plaza patas arriba. Volvió a lucir con el capote en un quite con ajustadas y templadas chicuelinas para destapar el tarro de las esencias con la muleta. El toro solamente pasaba por ahí pero cuando Morante está inspirado, da lo mismo el oponente que el toreo fluye. Sacó a relucir su temple y componiendo la figura como solo él sabe hizo que la gente saliera de la plaza toreando. Que lástima su mal hacer con la espada que dejó la faena en una oreja.

El temple es algo innato que tienen unos pocos afortunados y Juan Ortega lo tiene. Templó de salida al quinto, toreando a placer a la verónica rematando con dos medias que rozaron la excelencia. Tras una gran lidia por parte de Andrés Revuelta, Ortega volvió a sacar a relucir su temple dejando varias series templadas y con mucho gusto por ambos pitones. Algún muletazo digno de cartel y un trincherazo que quedó en la retina de los aficionados. Un sainete con la espada dejó la labor sin trofeos. Obligado a saludar desde el tercio.

Cerraba la tarde Joaquín Galdós. Toreó de manera muy correcta a la verónica para cerrar con una buena media. Se dejó crudo al toro en el caballo, lo que le ocasionó algunos problemas, pero el limeño está en un momento excelente, ve toro en todas partes y se sobrepuso a base de buen toreo y ganas de agradar. Cortó otras dos orejas siendo el gran triunfador de la tarde. Torero joven, con valor y ganas, demostró por qué es figura en su país. Está para cotas mayores y es un torero muy a tener en cuenta.