«Mis hijos me decían que me jubilara, que parara ya»
Esta segoviana se acaba de retirar a los 69 años después de estar media vida de cocinera en colegios, sobre todo en Sepúlveda
El año 2023 tocaba a su fin y Cristina Jurjo empezaba una nueva vida hasta ahora desconocida para ella, porque lo suyo ha sido trabajar ... fuera y también en casa. El pasado 31 de diciembre se jubiló. Esta vecina de Arcones aún echa de menos los fogones del colegio de Sepúlveda, la cocina que ha sido su puesto de trabajo en los últimos 27 años. Antes estuvo también en la escuela de su pueblo, pero cerró y le daban a elegir: desplazarse a la capital segoviana para dar de comer a los alumnos del Ángel del Alcázar o trasladarse a la villa sepulvedana.
La cocinera cuelga las cacerolas, el menaje y el delantal con 69 años, dos años y unos meses después de cuando le hubiera tocado. «Cuando puedes estar trabajando, mejor», resume el cambio de vida. Ella se empeñó en proseguir al pie del cañón y aplazar la jubilación. «Mis hijos me decían que me jubilara y que parara ya»; pero continuó un tiempo más porque «me encontraba bien» y porque le quedaban años para cotizar. La edad -o mejor dicho, los achaques de sumar años al DNI- condicionan el dilema cuando uno se plantea seguir o retirarse.
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A Cristina Jurjo le operaron de una rodilla y ya bastante tarea tenía con las labores domésticas. Por eso le animaban a dejarlo. Apunta que «hago más cosas en casa porque cocino, limpio...» Además, tiene otra tarea de la que se encarga habitualmente, que es un alojamiento rural. Para abarcar todo cuenta con la ayuda de su familia.
Todo el tajo que hace como ama de casa «debería estar remunerado», apostilla. Tras los dos primeros meses oficialmente jubilada, reconoce que echa de menos «estar con los compañeros». «Me emociono cuando me encuentro con chicos ya mayores a los que he dado de comer y me saludan». Ha sido más de media vida de cocinera escolar. El secreto para que se alimenten, «darles cosas sencillas y nada de abusar de los condimentos».
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