La Guardia Civil de Segovia ha perdido unos doscientos agentes durante la crisis
La nula tasa de reposición y la falta de convocatorias de empleo público han contribuido a la reducción de personal en el Instituto Armado
De qué le sirve ser una de las instituciones más y mejor valoradas por los ciudadanos si quienes han de velar por ella no lo ... hacen. Esta reflexión les surge a menudo a muchos guardias civiles. Se quejan del trato recibido por la Administración. Además de la lucha por la equiparación salarial, el Instituto Armado se siente cada vez más desguarnecido. Esa sensación de desamparo institucional es común entre las organizaciones profesionales, las cuales hacen las funciones de sindicatos representativos del Cuerpo. Antonio García es portavoz de la Agrupación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) en Segovia y su relato es el de una institución que pide auxilio.
Ese llamamiento también tiene su parte reivindicativa, aunque la demanda no es nueva. «Llevamos años diciéndolo, la reestructuración tiene que producirse sí o sí», pone de manifiesto con ahínco el delegado provincial. García cifra en «unos doscientos los agentes que se han perdido desde la crisis». Muchísimos si se suman los que han dejado su función por haber llegado a la jubilación y los que han dejado de acceder por no haber convocatorias públicas de empleo.
La merma en el personal no ha sido precisamente compensada, y eso que el año pasado se recuperaron agentes en la Comandancia Provincial de Segovia tras años en las vacas flacas han campado en los planteles de la Guarda Civil al norte, sur, este y oeste de España.
La queja que resuena más alta en el altavoz crítico de las agrupaciones profesionales, con independencia de la categoría o rango, es que la supresión de la tasa de reposición ha hecho polvo la cobertura de las bajas que se suceden en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Trasvase a las grandes urbes
Por otro lado, hay organizaciones que también advierten de un desmantelamiento de los puestos del medio rural. Recientemente, la Asociación Profesional de Suboficiales de la Guardia Civil (ASESGC) llamaba la atención sobre el método que utiliza el Gobierno para vaciar y clausurar acuartelamientos «de forma oficiosa». Sus portavoces desvelaban cómo se resta personal de los catálogos de trabajo que existen en las plantillas más que ajustadas que desempeñan su deber en estos puestos de pequeño tamaño ubicados en los entornos rurales. La organización añadía que esas plazas se destinan a reforzar los grandes núcleos de población, así como las llamadas Unidades de Seguridad Ciudadana que acogen las comandancias.
A su juicio, este tipo de actuaciones por parte de la Dirección General de la Guardia Civil no contribuyen precisamente a fijar población en la denominada 'España vaciada'. Más bien todo lo contrario, porque lo que realmente valoran los vecinos de los pueblos es la sensación de seguridad.
Este aviso lanzado por ASESGC fue rebatido por la delegada del Gobierno en la comunidad autónoma Mercedes Martín, quien aseguró que el Ejecutivo central «no tiene intención» de clausurar cuarteles en el medio rural. «No hay intención de desmantelar ni de reducir recursos en las zonas rurales de Segovia ni tampoco de Castilla y León», reiteró la máxima representante de la Administración General del Estado en la región.
Modelo «obsoleto»
Sin embargo, el portavoz provincial de la Agrupación Unificada de la Guardia Civil discrepa. El actual modelo territorial de demarcaciones y reparto de acuartelamientos «se ha quedado obsoleto», en parte por la escasez de plantilla. Antonio García explica que en una geografía dispersa, diseminada y despoblada, los puestos con dos, tres o cuatro agentes a lo sumo difícilmente pueden prestar el servicio deseado y adecuado. Es más, la exigencia de la asociación de reordenar el despliegue territorial del Instituto Armado incluye la «reducción de puestos y su redistribución».
En fondo, lo que pretende este sindicato profesional es que se reagrupen puestos para que cuenten con una plantilla más amplia, de entre 25 y 50 miembros, lo que provocaría que hubiera «más acción y menos trabajo de oficina».
Un cuartel con menos de quince o veinte guardias no es eficiente, asegura el delegado de la AUGC en Segovia. Y en la provincia abundan los que no llegan a los diez miembros. De los 31 que hay a lo largo y ancho de la geografía segoviana, Antonio García pone de manifiesto que «muy pocos disponen de más de diez» componentes. Además de la sede de la Puerta de Madrid de la Comandancia en la capital, La Granja, Navalmanzano, Carbonero el Mayor, Cuéllar y El Espinar pueden estar dotados con ese mínimo de medios humanos que considera el portavoz segoviano de la AUGC, para quien «la operatividad no es plena» si se arrastra carencia de personal.
A pesar del déficit, «los guardias se están multiplicando» para que no se note. La agrupación unificada ve imprescindible que la reestructuración por la que apuesta vaya acompañada de un aumento en las dotaciones de agentes, pero también en mejoras cuantitativas y cualitativas en los equipos. Por ejemplo, que más chalecos y más defensas extensibles, ya que estas adquisiciones se hace casi a cuentagotas, deja entrever García.
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