Fuentesoto celebra las misas en el centro cultural tras un año con la iglesia cerrada por riesgo de derrumbe
Los vecinos recaudan fondos para su rehabilitación
ÁLVARO GÓMEZ
Fuentesoto
Domingo, 22 de julio 2018, 13:14
Fue en septiembre del año pasado cuando cerraron la iglesia de San Pedro y a los vecinos de Fuentesoto no les quedó otra que trasladar la celebración de las misas al centro sociocultural. La posibilidad de que el tejado se derrumbe sobre la bóveda debido al deterioro de la cubierta hace peligrar la integridad del edificio, cuya restauración es uno de los principales deseos de los habitantes de Fuentesoto. Los vecinos pensaron en un principio que el problema se solucionaría en dos o tres meses, pero el elevado presupuesto y la falta de ayuda externa han hecho que las obras aún no hayan empezado desde que se clausuró el templo, hace casi un año. El presupuesto inicial de la obra es de unos 90.000 euros y su financiación depende mayoritariamente de los casi dos centenares de habitantes de la pequeña localidad y de todos aquellos que viven fuera pero acuden en verano. Hasta el momento han reunido aproximadamente la tercera parte y esperan que su Ayuntamiento, el Obispado o la Diputación de Segovia puedan salir al rescate del edificio religioso.
«Los vecinos vamos a seguir recaudando y apoyando, pero no pueden dejarnos en la estacada», afirma José María Bermejo, natural de Fuentesoto y uno de los principales promotores de la recaudación entre los vecinos. Bermejo alaba la voluntad de la gente del pueblo y hace hincapié en que necesitan que el Obispado se responsabilice del coste o las administraciones públicas ayuden a sufragarlo. «En otras provincias tienen una partida para ayudar a las iglesias de los pueblos, pero en Segovia desapareció del presupuesto de la Diputación tras la crisis», señala Bermejo, quien indicó, además, que el presupuesto establecido para la restauración no cubre los problemas en el tejado de la sacristía o de la capilla ni el necesario arreglo del campanario y su escalera, además de dejar fuera partidas como la pintura. «Aunque se saquen fondos para la cubierta, es posible que la iglesia no se pueda abrir porque otras partes como el campanario corren peligro». Este deterioro, explica Bermejo, viene de hace al menos diez años, cuando ya los vecinos avisaron del peligro que podía tener si no se arreglaba a tiempo. La restauración de la bóveda comenzará en los próximos días con la instalación de andamios, aunque sin la certeza para los vecinos de que la obra pueda finalizar. «Tenemos la preocupación de no saber qué es lo que van a hacer porque si nos dejan a medias nos preocupa tanto como si no hubieran empezado», señala este vecino.
Y mientras se soluciona el problema de la iglesia de San pedro, los vecinos acuden al centro sociocultural a celebrar la misa de cada domingo y también lo harán con todas las eucaristías festivas del mes de agosto. En la misma sala en la que después echan la partida y toman café mientras comparten vivencias con sus familiares y amigos. En el salón, con un altar improvisado y con todo lo necesario para celebrar la eucaristía, pues una vecina lo trasladó cuando anunciaron que no se iba a poder entrar a la iglesia, caben, lógicamente menos personas que en la iglesia. Un lugar que por momentos se queda pequeño, como en la fiesta de San Pedro, patrono de la parroquia, que el pasado 30 de junio se celebró en la plaza del pueblo.
Recuperación de la ermita
El apoyo de todos los vecinos es la mayor esperanza para cada uno de ellos, pues no es la primera vez que tienen que mantener vivo el patrimonio de Fuentesoto. Hace 10 años, según recordó Bermejo, restauraron la ermita románica de San Gregorio, que se encontraba en ruinas. Situada en uno de los altos del pueblo, atesoraba vestigios visigóticos, elementos mozárabes y signos templarios esculpidos en antiguas cruces de piedra. Fue la antigua iglesia parroquial de la localidad hasta que se convirtió en cementerio en el siglo XVIII, cuando se estableció que los camposantos deben de estar fuera del núcleo urbano.
La única aportación para acometer su restauración fue la que realizaron los vecinos. «El pueblo consiguió mediante donativos arreglarla, ahí no nos echó una mano nadie. Ni el Obispado, ni la Diputación Provincial, fue el pueblo», recalcó Bermejo, quien reconoció que desde entonces las cosas han cambiado. Ahora están «en una encrucijada» porque el pueblo, víctima como otros tantos del declive demográfico, ha ido perdiendo habitantes y no se sabe si podrán pagar el arreglo de la iglesia de San Pedro.