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El investigado es introducido en un vehículo policial tras su detención. Antonio Tanarro
El fiscal pide diez años de cárcel para el yihadista que planeó una masacre en Segovia

El fiscal pide diez años de cárcel para el yihadista que planeó una masacre en Segovia

El Ministerio Público acusa de adoctrinamiento y exaltación del terrorismo al que fuera sicario de los GAL, que pretendía inmolarse en un autobús en un lugar turístico

Ana Nuin

Segovia

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Martes, 3 de abril 2018, 08:27

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Daniel Fernández Aceña fue condenado a 29 años de cárcel por el asesinato del ferroviario francés Jean Pierre Leiba en Hendaya en 1984. El paso por prisión no acabó con el instinto sangriento de este exsicario de los GAL, que de nuevo en la calle –consiguió la libertad definitiva en febrero de 2004– terminó viajando a zonas de conflicto para abrazar la yihad. En mayo volverá a sentarse en el banquillo de la Audiencia Nacional acusado de los delitos de adoctrinamiento terrorista y exaltación del terrorismo después de que planeara cometer un atentado suicida en Segovia inmolándose en un autobús. El fiscal pide para él diez años de cárcel.

Fernández Aceña fue detenido en su domicilio de la segoviana calle de la Plata el 13 de diciembre de 2016. Existían indicios de que tenía la intención inminente de cometer un atentado, una masacre que además tuviera repercusión mediática planetaria. Como consta en el auto de prisión provisional, comunicada y sin fianza, dictado por la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, Fernández Aceña tenía pensado inmolarse en un autobús turístico de la capital segoviana, en una zona emblemática como el Acueducto.

En sus conversaciones telefónicas y sus comentarios en redes sociales se detectaron sus planes de pasar a la acción. Esta suerte de ‘lobo solitario’ había sufrido un proceso de radicalización hasta el extremo de sumarse a la ‘guerra santa. En el escrito de conclusiones provisionales, el Ministerio Público relata que intentó captar a una persona para el yihadismo en la Unidad Psiquiátrica del Centro de Servicios Sociales La Fuencisla, donde recibía tratamiento. Allí manifestó también su intención de inmolarse en un autobús cuando le proporcionarán explosivos. En una conversación telefónica con una trabajadora de una asociación de salud mental de Segovia le llegó a decir: «Todas las mujeres sois infieles, sois pecadoras, os habéis ganado el infierno», críticando que hubiera música de fondo en la asociación, y unas horas después le espetó que «era un hombre de un solo disparo». También le había enseñado fotografías, vídeos en las que se podían ver decapitaciones, fosas comunes y niños muertos, además de fotos de un fusil M16.

Cuatro días después de hablar con ella por teléfono, entró en el despacho de la empleada de la asociación y le dijo que le iba hacer un «regalo especial», ya que era una mujer «infiel y peligrosa», indicándole que si se hacía musulmana ganaría el paraíso. Y le entregó una bolsa que contenía dos balas del calibre 22 asegurando que las había utilizado muchas veces.

Apenas un mes después, el exsicario de los GAL era detenido de madrugada por la Guardia Civil. En su domicilio, los agentes se incautaron de aparatos informáticos y teléfonos móviles. En una memoria USB se encontraron 158.710 archivos en los que aparecen grupos terroristas que quieren implantar el Califato Universal, como el Daesh o Al Qaeda y sus diferentes grupos o asociaciones, como la Yihad Islámica Palestina, Emirato Islámico del Caucaso, Hamas o las Brigadas Ezzeldin Al Qassam, entre otros. Estos archivos se encuentran divididos en ‘fotos Afganistán’, ‘fotos ejecuciones’, ‘fotos Estado Islámico’ y ‘fotos jihad’.

Además, en un disco duro entregado por su exmujer en Palencia, el investigado muestra su adhesión al Califato Universal. «Los ejércitos estarán en todas partes, de un lado a otro, preguntándose contra quien o quienes luchan, en una situación como la que se está dando; nuestros enemigos viven igual que nosotros y nuestros amigos visten igual que nuestros enemigos, y lo que hay que dejar claro; no queremos negociar, queremos que el Califato Universal se instaure en toda la faz de la tierra y queremos a todos los infieles convertidos o muertos», expresa en uno de lo documentos. En otro disco duro aparece un documento titulado ‘Curso de Fabricación de Explosivo’. El informe pericial concluye que «la información suministrada en el referido manual se considera suficiente para que una persona, aun careciendo de amplios conocimientos en la materia, pudiera llegar a elaborar varios tipos de artefactos improvisados».

En su escrito, el fiscal pide ocho años de prisión y una multa de veinte meses, a razón de cinco euros de cuota diaria, por un delito de adoctrinamiento terrorista. También solicita otros dos años de prisión y multa de quince meses, a razón de cinco euros diarios, por justificación del terrorismo.

Sin restricciones

En el escrito del Ministerio Público se indica que desde el mes de enero de 2016, al menos, y como usuario de redes sociales, Fernández Aceña «había ido accediendo, a través de Internet, al contenido de páginas de contenido yihadista radical violento difusoras de los fines de los grupos terroristas, que iba guardando y publicando en sus perfiles sin ningún tipo de restricción de privacidad y de modo habitual». El investigado tenía perfiles en Badoo, donde aparece información pública de 101 imágenes de muyahidines chechenos y una fotografía con simbología del grupo terrorista Emirato Islámico del Cáucaso; Facebook, donde su avatar es el logotipo de ‘Al Andalus’, nombre de la productora que habitualmente realiza los contenidos audiovisuales de Al Qaeda; y Twitter. En su Whatsapp aparece una imagen con tres piedras, una de ellas con la media luna y otras dos con las palabras Islam y Alá en escritura árabe. En el estado aparece una mano con el dedo índice levantado, que hace referencia a su creencia sobre el islam.

Segovia lleva más de un año en el foco de la lucha antiyihadista. Justo doce meses después de la detención de Daniel Fernández-Aceña, el pasado 12 de diciembre agentes del Servicio Información de la Guardia Civil y de la Policía alemana desmantelaban en las ciudades germanas de Hamburgo y Branderburgo una red de financiación ligada al grupo terrorista Al Qaeda a raíz de la investigación que destapó el 22 de abril una trama empresarial que usaba una empresa de reciclaje afincada en la localidad de El Espinar.

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