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José María Rivilla, afectado por un ERTE en marzo y despedido en verano. Antonio de Torre

«No te entra en la cabeza que, de la noche a la mañana, te veas en el paro»

José María Rivilla, trabajaba en el hotel San Facundo de Segovia

Carlos Álvaro

Segovia

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Domingo, 24 de enero 2021, 08:22

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En marzo de 2020, la vida cambió para José María, como para tantos miles de españoles. La empresa donde trabajaba, Hotel-Palacio San Facundo, un recoleto hotel situado en el centro de la Segovia vieja, comunicaba a la plantilla que se acogía a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) porque, decretado el estado de alarma, confinada la población y cerrada la movilidad entre provincias, el negocio no era viable. «Te cambia la vida, es evidente. Estábamos planificando la temporada, que empezaba en Semana Santa, prevista para principios de abril, y de la noche a la mañana nos vimos abocados al cierre. Era algo que, ni de lejos, podíamos habernos esperado tan solo unos días antes, porque el negocio iba muy bien, creo que teníamos más de seiscientas reservas, hasta septiembre incluso, una bestialidad», afirma José María Rivilla.

Las sorpresas no acabaron ahí. Llegó el verano y la hora de reabrir, pero la dirección de la empresa vio, que, según se presentaba la temporada, el negocio no era viable y lo traspasó. Los nuevos dueños, que tenían intención de convertir el hotel en una residencia de estudiantes, prescindieron de los trece trabajadores que había, que se quedaron en el paro. «Fue una situación dramática. Era un trabajo muy estable y había compañeros que se acababan de comprar un piso, que estaban planificando sus vidas con cierta seguridad. Todo eso, de la noche a la mañana, desapareció. Yo no tengo hijos ni hipoteca y para mí, en cierto modo, fue un poquito más fácil, pero no te entra en la cabeza que de la noche a la mañana, te veas en el paro. Éramos trece y cada uno tenía sus circunstancias», afirma.

Dicen que cuando se cierra una puerta se abre otra y eso fue, en cierto modo, lo que le pasó a José María. Se fue al paro en agosto y mes y medio después, a finales de septiembre, encontró un nuevo trabajo. «Hicieron un expediente de regulación de empleo (ERE) para toda la plantilla. Yo tuve suerte. Por medio de una amiga me salió trabajo en una residencia de estudiantes y no lo dudé un momento. «Es un trabajo un poco más precario porque no estoy contratado el cien por cien de la jornada. Cobro, pues, menos de lo que cobraba antes, pero estoy muy contento. Tenía dos años de paro, porque llevaba diecisiete años trabajando en hoteles, los trece últimos en el San Facundo, pero no podía desaprovechar la oportunidad de reengancharme. Para mí, encontrar trabajo en tan poco tiempo fue un regalo. No lo podía rechazar. De los trece que estábamos en el hotel, tres hemos encontrado nuevo empleo», confiesa.

La pandemia ha arrasado el sector turístico y hostelero segoviano. Ahora mismo, la capital es una sombra de lo que fue. Esto no deja de pesar en el ánimo de quienes se han dedicado a ello toda la vida, como José María: «Son tantos años que, al final, los compañeros se convierten en amigos y conoces a muchos que están en ERTE o en paro, y todas las situaciones son difíciles. Esto se está alargando mucho en el tiempo, llevamos un año y no se ve el final del túnel. Hay personas, dentro del sector, que lo están pasando realmente mal».

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