David Llorente supera los límites y se queda sin final en los Juegos Europeos
El segoviano se salta una puerta en la parte final de la bajada de semifinales y no entra entre los diez mejores en el complejo canal de Cracovia
Un descenso en aguas bravas es un baile de minuto y medio con el abismo, uno de los ejercicios más intensos que se le pueden ... pedir al cuerpo humano. Por la tarea física –todo un reto para el tren superior, para el abdomen, para los brazos– y la mental, esa concentración sin aristas, visualizar el trayecto óptimo, buscar las corrientes. La bravura del canal obliga a la piragua a adaptarse; nada de imponerse al agua, la aspiración es simplemente sobrevivir. Una bajada es el palista y unas circunstancias que no conoce. Y ayer en Cracovia, esas circunstancias dejaron a David Llorente fuera de una final europea por centímetros.
Hay disciplinas en los que los Juegos Europeos suenan a deporte devaluado, pero no es el caso del piragüismo. La parrilla de salida del K-1 slalom masculino era la de unos Juegos Olímpicos, con la salvedad de algún palista oceánico de renombre o algún talento americano. Europa ostenta sin atisbo de dudas la capitalidad de este deporte y en Cracovia estuvieron los mejores, desde los rivales generacionales del segoviano a la nueva hornada.
Por encima de todos, el checo Jiří Prskavec, que ha convertido en predecible uno de los deportes más inciertos que hay. Es la barrera que Llorente, subcampeón del mundo en 2019 detrás de él, no ha podido superar desde su plata mundialista sub-23 en Brasil, allá por 2015, detrás de él. Prskavec, campeón olímpico en Tokio, añadió un oro más a su colección aventajando a sus rivales en un segundo y medio, una burrada. Fue el más rápido en las semifinales y asumió la presión de salir el último de los diez finalistas para marcar el mejor tiempo de la mañana.
Llorente había dado la talla en la ronda preliminar del jueves y partía en la semifinal como el mejor español. Pero cuando empezaron a salir los favoritos, a eso de las 10:30 horas, meterse en la final estaba caro. Solo había 10 billetes en juego para los 40 palistas y tocaba acercarse a los 90 segundos para lograrlo. Los que precedieron al segoviano pagaron el riesgo. Fue el caso del francés Boris Neveu, que tocó una puerta y perdió el ritmo; del italiano Xabier Ferrazzi –también penalizó–; o del alemán Noah Hegge, que pegó un grito de estruendo cuando llegó abajo y recogió su embarcación de mala manera.
Después salió Llorente, obligado a arriesgar para aspirar a las medallas. El recorrido era exigente de salida, con más puertas de remonte de lo habitual en el tramo inicial y un par de 'rulos' con mucha agua que obligan al palista a calcular la fuerza exacta con la que meterse en el tobogán: la suficiente para no quedarse parado, pero sin descontrolarse. Esa velocidad era la tónica dominante de un canal que el segoviano domesticó bien durante los primeros dos tercios de la bajada. Quedaban varias puertas rápidas y el remonte de la última para llegar a salvo a meta. Pero el baile no perdona errores.
Lorente perdió la trazada en la puerta 17. Lo sabía e hizo todos los esfuerzos para controlar su embarcación y pasar la cabeza entre las puertas. Pero por mucho que apretó el volante, no fue suficiente. Una bajada perdona un toque –dos segundos de penalización–, pero saltarse una puerta –son 50– no tiene marcha atrás. Le ocurrió en la final olímpica, una cita en la que salió a arriesgarlo todo en busca de una medalla y aceptó las consecuencias de superar los límites.
La competencia interna
En los casi cuatro años después su plata mundialista y los dos que han transcurrido desde que defendiera la embarcación española en los Juegos de Tokio ha alumbrado una nueva generación en el piragüismo nacional en aguas bravas. Pau Echaniz, de 22 años, se metió en la final de Cracovia y terminó octavo. Miquel Travé, un año mayor, se quedó a las puertas, decimotercero. Llorente se jugará la única plaza olímpica del K-1 para París 2024 con ellos, un proceso que tiene una cita clave en el Mundial de Lee Valley, en septiembre.
La mejor noticia para Llorente llegó el jueves con el oro de la patrulla española, integrada por los tres palistas, la más rápida por equipos en el canal de Kolna. El segoviano destacó la competitividad de la disciplina: «Ahora mismo tenemos mucho nivel en España. Solo con entrar en el equipo ya significa que puedes tener el nivel para estar en una final internacional». La embarcación española en París competirá en dos modalidades: el Slalom tradicional y la modalidad Extreme. El billete será caro.
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