
Aumentan casi un 7% los accidentes de tráfico por la velocidad y las distracciones
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La provincia de Segovia tuvo el año pasado 338 incidentes, con 55 heridos graves, un 14% más que en 2023, y nueve fallecimientosSecciones
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La provincia de Segovia tuvo el año pasado 338 incidentes, con 55 heridos graves, un 14% más que en 2023, y nueve fallecimientosLa estadística de muertes por accidentes de tráfico en Segovia expone unas cifras bajas y una casuística muy variada. El jefe provincial de Tráfico, Pedro ... Pastor, lo explica con una metáfora: se parecen lo que un huevo a una castaña. «Es difícil aplicar una medida que pueda rebajarlos porque no hay un problema en concreto», expone. Un punto negro, una curva mal señalizada, un firme deteriorado. Pero sí hay un paraguas común que la pedagogía no termina de erradicar.
«Llevo años diciendo que el gran problema de esta provincia es la velocidad; se corre mucho», lamenta. Ese exceso al pisar el acelerador y las distracciones, principalmente por el móvil, explican las cinco víctimas mortales en 2024 en las vías interurbanas, causadas por choques frontales y salidas de la vía.
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Luis Javier González
A esta siniestralidad hay que añadir los accidentes en poblado, es decir, los que suceden dentro de los cascos urbanos. Si se hace el cómputo total, el año pasado hubo 338 incidentes circulatorios en la provincia, un 6,9% más que los 316 del curso anterior. Esta estadística hace que aumentaran a 55 los heridos graves –aquellos que están más de 24 horas hospitalizados–, lo que representa un 14% más que los 48 de 2023. En cuanto a los leves, los números son los mismos: 422.
Y sumadas las cuatro muertes ocurridas dentro de los términos municipales, la cifra conjunta de fallecidos en accidentes de tráfico sube a nueve, que es una pérdida menos que en el curso precedente.
Pedro Pastor
Jefe provincial de Tráfico en Segovia
El problema de la velocidad se agudiza por el tipo de red. «Tenemos muchos kilómetros de carreteras convencionales de doble sentido, que perdonan bastante menos», apunta Pastor. Y pone un ejemplo numérico. «A 120 kilómetros por hora, en un segundo te has ido 30 metros. Si miramos lo que tenemos de arcén, nos podemos imaginar dónde estamos», explica el jefe de Tráfico.
Recuerda un estudio en un punto de seis kilómetros de la CL-605, la que une la provincia de Segovia con Arévalo, en la que un vehículo circuló a una velocidad media de 160 kilómetros por hora en todo el tramo. Y «muchos» lo hacen a 130 ó 140, una velocidad que ve muy frecuente en vías donde el límite es de 90.
Eso reduce el margen de error cuando llega un despiste. «Tampoco terminamos de hacer entender a la gente que no se puede hablar por teléfono, y menos con él en la mano», reitera Pedro Pastor. Y no es la única. Entran en juego el alcohol o las drogas, así como el cansancio, que reducen las capacidades de conducción.
9 personas
perdieron la vida el año pasado en accidentes de circulación ocurridos en la provincia. De ellas, cuatro murieron en siniestros ocurridos en cascos urbanos.
La luctuosa experiencia dice que las colisiones y las salidas de vía son los accidentes más frecuentes que causan mortalidad: la primera está detrás de tres de los fallecimientos del año pasado en vías interurbanas; y la segunda dejó otras dos víctimas.
A eso se suman otras cuatro defunciones en vías urbanas: dos atropellos –uno en el Real Sitio de San Ildefonso y otro en Cantalejo– y dos accidentes de moto en la capital, uno en la carretera de Villacastín y otro en los anexos al pabellón Pedro Delgado.
Valora que Castilla y León sea la región con menos percances mortales pese a asumir dos arterias como la A-6 y la A-1. «Tenemos una intensidad de tráfico bastante alta y nos mantenemos en unos números de accidentalidad bastante bajos», destaca Pastor.
El histórico de siniestros oscila entre cinco y catorce víctimas al año. El jefe de Tráfico sitúa los cinco fallecidos en 2024 en carreteras interurbanas como «unas cifras bastante bajas», iguales a las de 2019 y que solo mejora recientemente 2021, cuando hubo que lamentar cuatro muertes.
Cuando los números son tan bajos, un solo accidente puede adulterar la estadística. Ocurrió en 2023, cuando la cifra letal llegó a once por las cuatro personas fallecidas en un mismo vehículo, una madre y tres hijos de Riaza que se estrellaron con un camión en el cruce de la N-110 hacia Ceguilla, el peor siniestro que ha presenciado en su carrera. «Por el número de víctimas y porque eran niños de muy corta edad», recuerda. Dos gemelos a punto de cumplir dos años y otro de cinco.
Perder la vida en carretera es un hecho traumático y totalmente inesperado. «Tú te despides de tus padres, hermanos o hijos y la siguiente noticia es que te llaman para decirte que no te van a volver a ver porque has muerto», explica el jefe provincial de Tráfico.
55 personas
resultaron heridas de gravedad en los accidentes de tráfico que tuvieron a lo largo del pasado año en la provincia de Segovia.
Pastor analiza las causas del último accidente mortal, el atropello de una mujer en la travesía de la CL-601 de La Granja de San Ildefonso. «Una falta de atención y algo de exceso de velocidad, pues hizo una maniobra evasiva que le llevó a irse al otro carril y colisionar con el vehículo que estaba estacionado. Debió de ver al peatón cuando estaba prácticamente encima de él, intentó esquivarlo, no lo consiguió y al pegar el volantazo perdió el control del coche», narra el responsable de Tráfico en Segovia. El razonamiento que hace es que hasta los 50 kilómetros por hora, las posibilidades de sobrevivir al atropello son altas. «Por eso la limitación, no es por molestar a los conductores». Esa mezcla letal entre velocidad y distracción es la que más ha crecido en los últimos años.
Un cóctel al que añade otro elemento que incentiva los atropellos. «Los peatones cruzan sin mirar, sin pararse, confiados en que es un paso de peatones. La prioridad de paso no es un derecho absoluto», matiza Pastor. Subraya que la norma obliga a parar, mirar a ambos lados y asegurar que el vehículo ha detectado a la persona y puede parar. «Muchas veces el vehículo, yendo a velocidad legal y atento, a lo mejor no puede frenar, el vehículo no se detiene en seco». En este sentido, alerta de una figura en auge, la del peatón atropellado porque va mirando el móvil.
Otro agravante es la edad de los dos fallecidos por atropello era alta. «La gente mayor es mucho más frágil, cualquier golpe que reciba va a tener unas consecuencias más graves». Pastor pide una especial protección con ellos, como ocurre con los niños. En esa limitación de daños está reducir a 30 km/h la velocidad en ciertos puntos urbanos. «Tenga la culpa o no el conductor, que si atropella a alguien el resultado no sea mortal», marca el objetivo.
El problema es el cumplimiento. Pastor define la estrategia en tres patas: formación, información y sanción. «No podemos tener un agente de tráfico sentado en el asiento, tenemos que concienciarnos de que nuestras acciones pueden tener consecuencias», esgrime.
Paradójicamente, los coches más nuevos, con todas sus mejoras en seguridad, pueden aumentar el riesgo. «No transmiten la velocidad a la que vamos. He probado eléctricos últimamente; vas a 70 y no te enteras», relata su experiencia. No es partidario de bajar más los límites legales. «Me daría por satisfecho si la cumpliéramos».
Tampoco aboga por estrechar la vigilancia. «No somos un país en el que el procedimiento sancionador esté muy encima de la gente, aunque muchos piensen lo contrario. La política es instalar radares en aquellos puntos en los que se detecta que la velocidad es un problema objetivo y puede tener consecuencias graves. Y de una manera muy selectiva», defiende Pastor.
En la provincia hay nueve fijos –más el de tramo del túnel de Guadarrama– y aquel tramo de la CL-605 no está entre ellos. El responsable cree que son suficientes, sumando los cinemómetros móviles de las policías locales y la Guardia Civil. «Para eso están, para que la gente piense que en cualquier momento puede encontrarse con uno», apostilla Pedro Pastor.
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