La aportación del Cega ha disminuido en 40 hectómetros cúbicos anuales
Los vecinos de Sanchonuño se interesan por el cambio climático, el río y el proyecto del embalse de Lastras
mónica rico
Cuéllar
Lunes, 9 de marzo 2020, 11:44
Dentro de sus conferencias sobre el agua y la naturaleza, Asiama, la Asociación para la Investigación del Agua y el Medio Ambiente, llevó hasta el salón de actos del Ayuntamiento de Sanchonuño la problemática actual en el río Cega y el cambio climático, dos temas de actualidad que fueron expuestos por Juan Carlos Domingo Pinillos, presidente de la agrupación, que comenzó explicando que el cambio climático no es un hecho aislado y la preocupación existente en la actualidad. Seguidamente, se centró en el agua como un elemento vital, para pasar a ofrecer datos estadísticos a nivel nacional y provincial sobre distintas cuestiones como el agua embalsamada, para centrarse después en la subcuenca del Cega, que en estos momentos se encuentra en prealerta, aunque estuvo en estado de emergencia hace unos meses.
A través de distintos gráficos mostró la evolución de la provincia de Segovia, también su población, y un análisis de la situación de los ríos en la provincia, señalando la existencia de media docena de embalses, ninguno de ellos en las cuencas del Cega o el Pirón, por lo que la parte central de la provincia no cuenta con embalses «que regulen el río ni posibilidad de almacenar agua». Aun así detalló la previsión a medio largo plazo de construcción por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero de construcción de uno en el Cega (entre Lastras y Aguilafuente), otro en el río Pirón, en Peñarrubias de Pirón; y dos en el Eresma, el de Ciguiñuela y el azud de Carbonero.
Centrándose ya en el Cega, presentó una gráfica de las aportaciones que ha recibido el río en los últimos 70 años, apuntando que se trata de una media proporcional que se hace teniendo en cuenta el caudal del río llegado gracias a la lluvia y a la nieve, y que marca una tendencia descendente. Así, tomando como media las últimas décadas, este dato se sitúa en 95 hectómetros cúbicos anuales, mientras que tomando como referencia los últimos quince años, en concreto los datos de 2004 a 2017, la cifra se sitúa en los 55 hectómetros cúbicos anuales, algo preocupante para el afluente y toda su zona de influencia. Domingo también señaló que en la tabla de previsión del estudio del futuro embalse de Lastras se estima una aportación de 108 hectómetros cúbicos, aunque la previsión de Asiama se sitúa en torno a los 65, teniendo en cuenta la tendencia a la baja existente.
Seguidamente, centró su ponencia en los embalses y la posible construcción del situado entre Lastras y Aguilafuente, recordando que la posibilidad de esta situación ya se preveía en el Plan Gasset de 1902, es decir, en el inicio de la planificación hidrológica en España, destacando que se trata de un lugar «propicio atendiendo a aspectos hidrológicos e hidrogeológicos». Apuntó la necesidad de embalses porque existen recursos hídricos suficientes, el río está regulado, se garantiza agua en cantidad y de calidad y reflexionó sobre temas como si la relación entre el coste y el agua almacenada es razonable en términos económicos, sobre si tiene un equilibrio medioambiental y socialmente razonable o sobre si es viable desde el punto de vista técnico, afirmando que para Asiama es fundamental el equilibrio, y poner en la balanza los beneficios e inconvenientes. Es por ello que presentó tanto las ventajas como los inconvenientes de este tipo de construcciones y más en concreto del que irá unido al Cega. En general apuntó que existen ventajas como la regulación de caudales, garantía de suministro, abastecimiento y riego, la producción de energía eléctrica y la generación de actividad económica, y entre los inconvenientes, la modificación de los caudales.
Centrándose en la presa del Cega, entre las ventajas técnicas señaló una buena cerrada para la presa y una geología favorable, además de una capacidad de embalse aceptable y aportaciones anuales suficientes, al menos de momento. Entre los inconvenientes técnicos apuntó la existencia de suelo arenoso en la zona y un control hidrológico intenso de la zona, señalando la necesidad de vigilar las aportaciones iniciales por la tendencia descendente.