Las agencias de viajes segovianas, inquietas por la incertidumbre del turismo postcoronavirus

En la fase 1 de desescalada ya podían levantar la persiana, pero en Segovia todavía no ha abierto ninguna de 12 agencias independientes y pertenecientes a la Asociación Segoviana de Agencias de Viajes (ASAV). Contando las franquicias la cifra se eleva hasta 22 negocios de este tipo en la ciudad. El presidente de la agrupación, Luis Patiño, avanza que algunas de ellas volverán a la actividad a mediados de junio, eso sí, con mucha incertidumbre y pocas esperanzas de recuperar una temporada que dan prácticamente por perdida. «Estamos atados de manos y pies, hay muchos factores que no dependen de nosotros. Ahora las fronteras están cerradas y cuando abran algunas compañías aéreas ya están anunciado que tan solo pondrán en marcha el 20% de su operativa, en parte para cubrir servicios mínimos. Si no tenemos materia prima no podemos trabajar», explica.

Aunque el futuro inmediato para el sector será complicado por la situación global que deja el coronavirus, Patiño reconoce que los profesionales del sector ya están algo más relajados. «Han sido dos meses muy complejos, pero ahora la mayoría de los problemas están resueltos y solo nos queda esperar que vuelva la normalidad». Aunque los trámites están resueltos todavía quedan una veintena de personas residentes en Segovia que viajaron a diferentes países de Sudamérica antes de que se decretara el estado de alarma y no han podido regresar porque las compañías han retrasado la fecha del vuelo en varias ocasiones.

Antes de echar el cierre en marzo, ya se habían gestionado el 25% de las reservas de la temporada alta de verano, unos viajes que los usuarios ya han cancelado prácticamente en su totalidad. «Tan solo quedan vivos algunos circuitos por Escocia y Turquía para el mes de septiembre, pero lo más posible es que también se cancelen», comenta Patiño. «Para este tipo de viajes no se puede esperar a última hora, pero esto no significa que si en 15 días la cosa está estable se puedan volver a reprogramar».

Entre cancelaciones y reservas que no llegarán a realizarse las agencias de viajes de la ciudad estiman unas pérdidas este 2020 de entre el 60% y el 80% de los ingresos anuales. Esta situación crítica obligará a cerrar a muchas de las agencias del país, aunque Patiño no tiene constancia de que en Segovia ninguna se lo esté planteando, al menos de momento. «Trataremos de sobrevivir porque en la agrupación segoviana todos son pequeños negocios gestionados por autónomos para los que este sector es su forma de vida».

El miedo va más allá de esta pandemia, ya que la nueva crisis económica que se avecina, con la consecuente caída del empleo, hará que las familias reduzcan su nivel de gasto en ocio y turismo y es que «es normal que si no llegas a fin de mes no pienses en viajar a Benidorm y mucho menos a Tailandia. Hay otras necesidades más básicas», asegura.

El sector ve un resquicio de luz con los viajes de negocios, que se están reactivando poco a poco. La actividad vacacional dependerá de la evolución final de la pandemia y de factores como el número de hoteles que abran, las compañías aéreas que estén operativas y sobre todo de la disposición de la ciudadanía a viajar.

No obstante, Patiño tiene claro que las vacaciones este año serán muy diferentes. Cada vez eran más los segovianos que apostaban por el turismo internacional porque «se había perdido el miedo a viajar». Asimismo, señala que antes «los viajes se veían como un lujo, pero ahora son una necesidad y una forma de aunar cultura y ocio». Asia era uno de los países que más estaban despuntando.

Al ser una ciudad de interior, las preferencias en cuanto a destinos nacionales se centraban en la costa levantina, pero cada vez más también en Cádiz y Huelva, a pesar de que los precios de los hoteles son más elevados. Quienes pueden disfrutar de unas vacaciones en invierno suelen optar por las islas Canarias. «Al viajero segoviano le llama mucho la atención estar a varios grados bajo cero y llegar a su destino con 23 grados».

La desconfianza todavía existente y la escasa fiabilidad de la información que ofrecen muchos países sobre su situación con respecto a la covid-19 provocarán que este año los viajes al extranjero sean residuales, y también hay mucha gente que descarta las aglomeraciones de la costa. Ante esta situación, el presidente de la agrupación considera que será un año idóneo para el turismo rural y de interior. «La gente buscará lugares más cercanos, con amplios espacios al aire libre y sin masificación de turistas. Conocer el entorno más próximo será una opción muy viable».

Este cambio de paradigma vacacional deja muchas incógnitas, entre ellas, si habrá una bajada de los precios en el sector. Patiño afirma que, en un primer momento,ante la desconfianza y la bajada de la demanda, lo lógico es pensar que habrá ofertas llamativas para captar la atención de los turistas. Sin embargo, son muchos los hoteles que no abrirán porque no les compensa y las aerolíneas que reducirán sus servicios, por lo que la oferta disponible será mucho más reducida y, si la demanda crece, los precios podrían aumentar. A su juicio, todo depende de lo que suceda en los próximos 30 días.