'Historias de Hojalata': 32.000 kilómetros y nueve países después
El cuellarano Pablo Suárez y la vallisoletana Elisa Choya, que recorren América a bordo de su furgoneta, relatan su experiencia
MÓNICA RICO
Cuéllar
Viernes, 3 de enero 2020, 12:03
¿Cuántos de ustedes han soñado alguna vez con tomarse un año sabático y realizar un gran viaje, recorriendo multitud de países y disfrutando de ... tiempo para uno mismo? El cuellarano Pablo Suárez y la vallisoletana Elisa Choya lo están haciendo y, como el famoso anuncio del turrón, sus 'Historias de Hojalata' han vuelto a casa por Navidad. Pero no lo han hecho de manera completa, pues una de las protagonistas del viaje, 'Hojalata', la furgoneta en la que recorren América, se ha quedado en la ciudad colombiana de Medellín, a la espera de continuar su viaje. Un viaje que tiene cientos de seguidores en las redes sociales, donde Pablo y Elisa relatan sus historias para compartirlas con familiares, amigos y curiosos de una forma más cercana, contando cómo es su día a día y respondiendo a todas las preguntas de quienes se interesan por su aventura. Estos días han ofrecido dos 'charlas viajeras', la primera de ellas en Valladolid y la segunda en Cuéllar, donde un centenar de personas llenó la sala multiusos de la biblioteca para conocer cómo se vive viajando durante un año en furgoneta por Sudamérica.
La charla comenzó con una proyección con vídeos y fotos a modo de resumen sobre su viaje. Después, Pablo y Elisa explicaron cómo comenzó todo, debido al hartazgo de la rutina, su gusto por los viajes y por la montaña, y cómo se plantearon hacer un viaje largo, para lo cual deberían dejar sus trabajos. No fue una decisión de un día para otro, sino muy meditada. Primero pensaron ir como 'mochileros', aunque vieron la posibilidad de llevar su furgoneta, con la que ya habían viajado anteriormente, aunque no a esta escala, y tomaron la decisión.
Sin recambios
Optaron por cruzar el charco y realizar el viaje con 'Hojalata', nombre con el que bautizaron a su furgoneta Volkswagen T4, en la que realizaban sus escapadas de fin de semana. Estudiaron sus necesidades para un viaje a largo plazo y la adaptaron como una pequeña vivienda. Realizaron una gran puesta a punto, porque es un vehículo que en Sudamérica no se comercializó, por lo que sería difícil encontrar recambios, y se pusieron a investigar cómo enviar el vehículo.
Finalmente partió desde un puerto en Alemania con destino a Uruguay, donde llegó con varios días de retraso. Pablo y Elisa esperaron más tiempo del previsto en Montevideo, pero el 1 de noviembre de 2018 por fin recogieron a 'Hojalata' y empezó el viaje. Los viajeros explicaron en Cuéllar que desde la primera noche unos vecinos les ofrecieron una casa para ducharse, e incluso les abrieron las puertas sin estar ellos en su vivienda. Es una de las cosas que más les ha llamado la atención, «la generosidad», que, según relató Pablo Suárez, han vivido también durante el resto del viaje. «Es algo a lo que no estamos acostumbrados», señaló. Desde Uruguay, el viaje continuó recorriendo alguna parte de Brasil, para pasar después a Argentina y las cataratas de Iguazú, un poco de Paraguay y el norte de Argentina. Finalmente llegaron a Ushuaia, la ciudad más al sur del mundo, y desde allí, ya en 2019, comenzaron a ascender, recorriendo Chile de sur a Norte, Bolivia (parte del altiplano), Perú, Ecuador y Colombia.
Hasta el momento han sido 32.000 kilómetros, nueve países y 14 meses de viaje y aventura que Pablo Suárez y Elisa Choya fueron relatando, apoyados por imágenes y fotografías de localizaciones que, por su belleza, les han llamado la atención. Las Torres del Paine, en Chile, una de las joyas de la Patagonia; el salar de Uyuni, en Bolivia o el avistamiento de ballenas jorobadas en Ecuador fueron algunos de los sueños cumplidos de los viajeros, que recibieron un aluvión de preguntas sobre el viaje por parte de los asistentes a la charla.
Curiosidad
Entre las cuestiones planteadas no faltaron aquellas de tipo más formal, como los visados, vacunas o el problema de cambiar de país y, por tanto, de moneda. Otras preguntas fueron sobre las grandes ciudades, que, según detallaron Pablo y Elisa, «no son nuestra gran pasión, aunque hemos ido a todas las capitales». Más apasionados se mostraron a la hora de hablar de lugares apartados y llenos de naturaleza.
Los cuellaranos también preguntaron sobre la planificación diaria del viaje y cómo se sostiene este económicamente. Gran parte del viaje se costea con ahorros, pero poco a poco han ido reduciendo esa necesidad y realizan pequeños trabajos de artesanía y fotografías y vídeos para negocios. Según explicaron, el coste económico «es mucho menor de lo que puedas imaginar. No hay gastos fijos como calefacción o alquiler» señalando. De hecho, los principales gastos son en combustible y comida.
Entre lo mejor de su viaje, Pablo apuntó el contacto con la gente «y cómo todos te aportan». Lo peor, estar lejos de la familia y amigos, aunque también un momento del viaje en el que se inundó la furgoneta. Los viajeros se muestran gratamente sorprendidos de la gente «tan abierta y tan generosa» que han encontrado, y hasta ahora no han experimentado ninguna decepción en ese sentido. También han aprendido a ser más autosuficientes, «a darle menos importancia a las cosas» y tomarse la vida con más tranquilidad.
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