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El escritor César Antonio Molina.

«Estamos ante un cambio gigantesco y el hombre tendrá que adaptarse»

Protagoniza mañana con Carlos Aganzo y Marifé Santiago el primer Aula de Cultura de El Norte en Segovia

Miguel ángel lópez

Jueves, 14 de julio 2016, 18:41

César Antonio Molina Sánchez (La Coruña, 1952), escritor, poeta y exministro de Cultura entre 2007 y 2009 en el Gobierno de Rodríguez Zapatero, en la actualidad director de la Casa del Lector de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, protagonizará este viernes, a las 19:00 horas, en la Sala Ex.Presa de La Cárcel_Centro de Creación, la primera sesión del Aula de Cultura de El Norte de Castilla en Segovia en una conversación con el director del periódico, Carlos Aganzo, y la concejala de Cultura, Marifé Santiago, que patrocinan CaixaBank y el Ayuntamiento de Segovia. Todo se arregla caminando es su último libro, el sexto volumen de sus Memorias de ficción, y de él hablará en el Aula antes de presentarlo en la feria instalada en la avenida del Acueducto. Es un libro para estos tiempos de cambio, y el título corresponde a la frase que le escuchó a su padre antes de llevarle frente al mar en su Coruña natal para comunicarle la muerte de su bisabuela, con quien se crió.

«No sé si mi padre se daba cuenta de lo que estaba haciendo al decirme vamos a salir a pasear, pero me sentí mucho más tranquilo, acompasado con la lluvia y el sabor salado del océano, que si me lo hubiera dicho en un lugar claustrofóbico, cerrado como el salón de casa». Asegura el escritor que desde entonces para él «siempre es muy importante pasear», porque su padre podría haber elegido en aquel instante, siendo muy niño, una manera trascendente de darle la noticia, «cuando iba a transmitirme por primera vez el sentimiento de la muerte y lo que significaría una ausencia», pero lo hizo de la otra. «Siempre le estaré agradecido», apunta.

«No he parado de caminar, me conozco bien las ciudades, he estado en muchas de todo el mundo, y mi manera de pensar y de estar en el mundo es caminar», apunta, para explicar luego que «la filosofía empezó de esta manera; Sócrates no paraba de volver locos a Platón o Jenofonte cuando les contaba sus mitos y pensamientos andando antes de que le obligaran a parar» y reconocer que «uno se enajena un poco al caminar».

Sin embargo, es una enajenación relativa, cuando menos transitoria. Molina advierte de que «caminar me ha tranquilizado, me ha acercado a mí mismo, me ha ayudado a pensar en mis libros». Y este último, Todo se arregla caminando, comenta que es de esa clase de libros que no pertenece a un género determinado, pues combina literatura, narración, ensayo y es «una especie de diálogo de un hombre que ha vivido a caballo entre dos siglos y vive una crisis de la cultura y de la civilización como antes no había acontecido».

Se inscribe, aclara, como el Tristia de Ovidio o como las Confesiones de San Agustín en el que ve inevitable la entrada de los bárbaros en Roma y la caída de la cultura y la civilización conocidas entonces entre los libros memorialísticos, «que siempre coinciden en momentos de cambio», y el suyo trata de «la crisis de nuestra civilización, de nuestra manera de entender la vida y el mundo» porque considera que la revolución tecnológica que nos rodea «es más grande, profunda e inmensa que la que pudo tener el siglo XVI con la imprenta o el siglo XIX con la máquina de vapor y el desarrollo industrial».

Es además esta, indica el escritor, un conjunto de cambios que «no sabemos dónde nos va a llevar ni cómo van a cambiar, que ya están cambiando, la vida social y las relaciones personales», pues implica, entre otras cosas, «la desaparición de la universidad como fuente de saber, la desaparición de los medios de comunicación como los entendemos hasta ahora, y la de los géneros literarios y de la política».

Cree que «estamos en el inicio de un cambio gigantesco, solo en los prolegómenos de algo que se llevará a cabo en este siglo y en el XXII, y el ser humano tendrá que adaptarse». El cambio viene de la mano de la tecnología. Y de quienes la desarrollan y manejan. Opina el escritor que por ese camino «ya no nos lleva la política, está todo gobernado por las empresas, las industrias multinacionales, el mundo de las comunicaciones y la telefonía», porque «ya no gobierna el mundo la política sino otros agentes que escuchan nuestras conversaciones, conocen nuestros gustos, dónde nos movemos y nos utilizan como clientes y cada vez menos como ciudadanos».

Y aunque «no todo lo que viene es malo», añade que «debemos reflexionar sobre ello». César Antonio Molina ha comenzado a hacerlo. Se ha dado cuenta de que «la libertad entendida como se entendió en la Revolución Francesa, en el parlamentarismo inglés o en la Independencia norteamericana, la del individuo con todos sus derechos, se tendrá que redefinir» porque ahora «la libertad se la deja a la empresa , a no sé qué lista de empresas, a las que se cede una parte de la soberanía que uno tiene sobre sí mismo».

De todo esto va su libro, en el que combina todos los géneros para expresar sus ideas. Y de esto, y de «la pasión por la poesía que compartimos Carlos Aganzo y yo», hablará César Antonio Molina en el Aula de Cultura de El Norte. Mañana, a las siete de la tarde, en La Cárcel_Centro de Creación.

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