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La responsable de mantenimiento de la protectora de animales, juega con los canes.
Esperando una nueva vida

Esperando una nueva vida

La protectora de Segovia controla que los animales adoptados en sus instalaciones no vuelvan a ser abandonados

nacho sáez-ical

Lunes, 18 de enero 2016, 11:41

Basta con acercarse a la puerta de la finca de la Protectora de Animales de Segovia para constatar que uno se encuentra en una asociación de este tipo. El lugar pasaría desapercibido si no fuera porque la llegada del visitante es recibida por los ladridos de al menos cinco perros, que se acercan a la valla y que alertan de la presencia de alguien extraño. Intimidan a pesar de que ninguno de ellos pertenece a razas peligrosas y a pesar de que el presidente de la Protectora de Animales de Segovia, José San Millán, asegura que son muy cariñosos y que al cruzar la valla los ladridos para marcar territorio se convierten en lametazos.

Así lo certifica el centenar de personas que de media al año se acercan hasta este espacio para adoptar un perro. Esas personas forman parte del grupo de quienes abren las puertas de sus hogares para que perros que un día fueron abandonados o maltratados vuelvan a tener una familia. Quien prefiera acudir a una protectora que a una tienda para hacerse con una mascota, sólo tiene que pagar 100 euros para poder lograr una y otros seis por ponerle el microchip identificativo. A cambio, recibe un animal que ha pasado análisis de sangre y orina, que ha sido desparasitado interna y externamente, que ha sido esterilizado y que cuenta con todas las vacunas.

La Protectora de Animales de Segovia realiza una primera entrevista a los interesados, exige firmar un contrato y se reserva el derecho a realizar una visita a los adoptantes a lo largo del siguiente año. Con todo ello, trata de asegurarse de que el animal adoptado no va a volver a ser abandonado o que sus nuevos dueños no lo van a llevar de vuelta a la protectora al poco tiempo. «Intentamos que la gente que adopta sepa lo que hace y por ejemplo, si viven en pisos de alquiler les pedimos que nos enseñen el contrato y la autorización del casero para tener animales de compañía en el piso», señala José San Millán.

Las experiencias en las adopciones son mayoritariamente positivas, según explica el propio San Millán, y para casi todos los perros que participan en ellas se abre una nueva vida, alejada de la tristeza que les invade a muchos de ellos después de ser abandonados o maltratados. «En los hogares recuperan la confianza porque, aunque aquí en la protectora les cuidamos y les damos de comer, no es lo mismo que estar en una casa en la que todo son cariños para el perro», argumenta el presidente de esta protectora segoviana.

Él recuerda el caso de un perro de caza que llegó a la asociación herido por perdigones y que es «el ojito derecho» de la familia de La Granja que lo adoptó. A pesar de que sufría ceguera y una cardiopatía, sus nuevos dueños encontraron en él lo que estaban buscando.

45 esperan nueva dueño

Otros 45 perros, mientras, esperan actualmente en la Protectora de Animales de Segovia tener la misma suerte que aquél, incluida una camada de seis cachorros de mastín que fueron abandonados a la misma puerta de la asociación. Cada vez que a la organización que preside José San Millán le llega un perro esperan 20 días a ver si su dueño lo reclama, y si no, intentan localizarlo a través del microchip (los que lo tienen). Si una vez identificado el propietario, este se niega a recogerlo cursan una denuncia que puede llegar a suponer una multa de hasta 6.000 euros.

La cifra de abandonos se disparó con la crisis, según apunta el presidente de la protectora. En cambio, en los últimos cuatro años ha descendido. A pesar de que en momentos puntuales pueda suceder lo de la semana pasada con esos seis cachorros de mastín abandonados a su suerte en una caja a la puerta de la finca. «El 90% de los abandonos se debe a camadas indeseadas. La mayoría de las veces no localizamos a los dueños o si lo hacemos no quieren hacerse cargo de ellos. Aunque cada vez recogemos más perros que pueden ser identificados. La cría se debe hacer de forma muy responsable», destaca San Millán. El descenso en el número de abandonos quizás se deba a que haya empezado a surtir efecto la labor educativa y de concienciación que realizan las propias protectoras. La de Segovia imparte charlas en los colegios que se lo solicitan y también organiza exposiciones, entre otras actividades.

Esta tarea educativa forma parte de una labor que globalmente le genera a esta protectora unos gastos de entre 6.000 y 8.000 euros al mes y alrededor de 100.000 al año. Tienen que hacer frente a los sueldos de los dos trabajadores con los que cuentan, el coste de la finca en la que están ubicados (junto a la urbanización del Carrascalejo y la Carretera de La Granja; a la salida de Segovia capital), la comida de los animales, el veterinario

La operación de un perro abandonado con una pata rota les puede suponer alrededor de 700 euros. Para costear todos estos gastos cuentan con una subvención del Ayuntamiento de Segovia y las aportaciones que realizan los 150 socios que tienen actualmente. Además, algo más de una decena de voluntarios ayudan en la propia finca en diferentes labores, como puede ser cepillar a los animales, o incluso representando a la protectora en los juicios que esta mantiene con personas denunciadas por maltrato animal, ya que algunos de ellos son abogados. En este aspecto, 2015 fue un año tranquilo puesto que no han tenido que interponer ninguna denuncia por maltrato, aunque San Millán asevera que «tan maltratador de animales es el que los pega como el que no los cuida bien».

Control de gatos

En virtud del convenio con el Ayuntamiento, la protectora de Segovia lleva a cabo desde hace cinco años un control de las colonias de gatos callejeros. Periódicamente captura a gatos que han hecho de las calles de la ciudad su hábitat y los esteriliza y los vacuna, antes de devolverlos al lugar en el que los atrapó. De esta forma, consigue que el número de gastos callejeros, que San Millán estima que se sitúa en unos 2.500 en Segovia, no crezca descontroladamente. La protectora acoge en sus instalaciones a cuatro y da en adopción una media de 20 al año. En este caso cobra 70 euros a los adoptantes.

Una de ellas es la de servir como casas de acogida. En esta sección, cachorros y perros que están heridos o en la recta final de sus vidas pasan un tiempo con una persona o una familia -fundamentalmente son los propios trabajadores de la asociación, aunque puede ser cualquiera- y, una vez que recuperan sus capacidades o pasado un tiempo, regresan a la protectora por si alguien quiere adoptarlos. Suelen ser perros mestizos. Como lo son la mayoría de los que ingresan en la protectora. También hay galgos y podencos, aunque predominan los mestizos. Muchos de ellos ponen rumbo a Alemania, Holanda y Austria gracias a los convenios que tienen con protectoras de esos países, «hay muchísima gente deseando adoptar un perro».

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