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Vanesa Muela en su taller de pandereta celebrado ayer en Ciudad Rodrigo.

La Escuela de Folclore se afianza y eleva el nivel de los participantes

Más de medio centenar de personas están inscritas en una iniciativa que celebra conciertos todas las noches en la Plaza Mayor para el público en general

Silvia G. Rojo

Miércoles, 20 de julio 2016, 11:55

Han pasado cinco años desde que se creara la Escuela de verano de Folclore de Ciudad Rodrigo y uno de sus precursores, Cefe Torres, habla de «solera».

El folcloristas va más allá cuando indica que «es un referente a nivel nacional en enseñanza» y que, incluso, atrae a muchos profesionales. Sirvan como ejemplo en esta edición percusionistas del País Vasco, varios dulzaineros o el batería de Celtas Cortos.

El hecho de que todos estos alumnos tengan cabida hace que el nivel «cada vez sea más potente porque son alumnos que te pueden exigir y la calidad va aumentando». Cefe Torres intuye que puede llegar el momento que «nos puede desbordar» pero por eso, añade que, «intentamos traer todo lo que nos van pidiendo» y «la gente habla de esta escuela de folclore haya venido o no a participar en la misma».

El nivel de plazas está más que cubierto en relación a las ofertadas y son 53 las personas que están integradas en este ciclo. El origen de todas ellas es de lo más variado y así figuran interesados en esta materia de Salamanca, Extremadura, País Vasco, Valencia, Zaragoza, Ciudad Real, Galicia o Cantabria, «vamos, prácticamente todo el panorama nacional», dice Cefe Torres.

La escuela cuenta además con una importante programación nocturna, evidentemente, dedicada a todos los que quieran, no solo a los alumnos de la escuela, ya que cada noche, a las 23:00 horas, se celebra un concierto en la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo. «Hemos apostado fuerte tanto en la parte artística de los instrumentos como del baile», especifica el folclorista.

El lunes, la primera de estas actuaciones corrió de la mano del grupo Don Sancho de Zamora y el resto de días los artistas siguen siendo de «primera magnitud». Hoy miércoles actuará La Musgaña, mañana jueves Kepa Junquera; también estarán Ringo Rango y el sábado, por ejemplo, las actuaciones serán varias ya que se ha programado un festival folclórico con actuaciones procedentes de Ciudad Real, Asturias o un ballet de Senegal.

En lo que a los talleres se refiere y teniendo en cuenta que «los participantes cada vez son más exigentes», también se ha querido contar con primeros nombres del panorama nacional como son Vanesa Muela, que está impartiendo un taller de percusión, y Kike Peón, especialista en danzas gallegas por lo que «las expectativas son geniales».

La organización ha establecido grupos de iniciación y perfeccionamiento y en este último caso, Cefe Torres define esta formación como «master class, con repaso de ritmos aprendidos y la posibilidad de evolucionar sobre ellos».

Para Cefe Torres, el hecho de organizar la escuela cada año «es un reto» y, en su opinión, «puede haber muy buenas ideas pero como no haya un apoyo no sirve de nada y todo depende del entusiasmo que pongan los políticos». Acto seguido aclara que «en Ciudad Rodrigo el apoyo de toda la clase política ha sido incondicional si no sería imposible».

Vanesa Muela

La vallisoletana Vanesa Muela regresa este año a la Escuela de verano de Folclore con un nuevo taller de percusión tradicional dedicado, fudamentalmente, «a la reina del baile, que es en toda España la pandereta», comenta la folclorista.

Apetición de los propios alumnos, también van a ver un poco de sartén y cuchara, «por lo que vamos a hacer una pequeña incursión en los instrumentos de cocina».

Lo bueno de este taller y en el caso de la pandereta es que se han establecido dos niveles: «el nivel de iniciación para la gente que no tiene ni idea; y luego el que yo llamo master del universo para los que ya tienen un conocimiento en pandereta y, por lo tanto, un nivel más avanzado y de esta manera se pueden llevar las cosas más claras». Es más, Vanesa Muela les deja grabar, al final de la semana, cada toque con cada canción para que ellos puedan practicar en casa.

Por increíble que pueda parecer para todo aquel que sea ajeno a este mundo del folclore y, más concretamente a la pandereta, este instrumento tiene más de 30 toques diferentes y «1.000 formas de tocar diferentes: con una mano, con dos manos, con el puño, con la mano vuelta; es un mundo muy complejo», enumera la folclorista.

Evidentemente, aunque los sonidos no hayan evolucionado, la figura de las pandereteras sí que lo ha hecho. «Ellas eran las encargadas de hacer el baile los domingos por la tarde, por lo que eran muy importantes, queridas y respetadas en cada local porque si ellas fallaban no había baile y en el baile es donde se cocía todo, donde uno se miraba, sonreía, conversaba y demás». La explicación de esta figura va más allá y añade que «cuando no había dinero para contratar a un músico de fuera, ellas eran las encargadas de hacer el baile y normalmente no había muchas pandereteras en cada pueblo, solo había una o dos mujeres que cantaban bien y jamás cantaban juntas porque cada una tenía su estilo, toque personal y gracia». Sobre esta cuestión apunta que «ahora hay de todo: banda de gaitas, de panderetas que en el mundo tradicional no existían».

Los sonidos de la pandereta se han mantenido a lo largo del tiempo y existen sonidos muy antiguos como son los ligeros u otros más modernos «porque aunque nos pensemos que la jota es desde Atapuerca, no tiene más de 100 años; entonces los ritmos ya más modernos de agarrado, de jota, ritmos importados como el valls, la rumba, llegaron a la pandereta, también hasta hace más o menos 40 años han estado estas tradiciones vivas en los pueblos de Castilla y León y ahora ya nada; lo que sabemos es de hacer investigación, trabajo de campo con las señoras mayores, pero ya no tiene esa función que tenía antes».

Si por un momento se piensa en la pandereta y se busca alguna equivalencia con el pandero cuadrado de Peñaparda, Vanesa Muela aclara que «no tiene nada que ver». Es verdad que en ambos casos se trata de un instrumento solista, es decir, que por sí solo puede hacer un baile mientras que otros instrumentos son de acompañamiento y «aquí la diferencia es que el pandero cuadrado todavía sigue vivo, es uno de los pocos instrumentos que todavía se sigue tocando como algo muy tradicional; en la pandereta ya quedan determinadas mujeres en algunos pueblos de la montaña pero digamos que hace 30 ó 40 años que murió».

En lo que a los conciertos de Vanesa Muela se refiere, precisamente ayer tuvo que trasladarse a Cuenca nada más acabar la clase para protagonizar uno de ellos, la pandereta tiene un peso «bastante grande». Según destaca, a lo largo de una hora y media utiliza un instrumento para cada canción pero la pandereta aparece en dos de las interpretaciones ya que «si no es imposible abarcar todos los toques que hay y a la gente le gusta mucho y se sorprende de ver que, realmente, un aro de madera con unas sonajas y una piel puede sonar tan bien».

Esta Escuela de verano de Folclore de Ciudad Rodrigo se extenderá hasta el próximo sábado, momento en el que se hará entrega a los participantes de los correspondientes diplomas. Además, las actuaciones musicales nocturnas llenarán hasta ese día el escenario de la Plaza Mayor, y tal y como se ha comprobado, con mucho público.

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