La Peña de Francia es testigo fiel de la II Feria Agroalimentaria de El Casarito
Luis Rodríguez García ‘Marchena’ actuó como pregonero, para lo cual acudió vestido como un obispo y se encargó de ‘bendecir’ el evento
M. JESÚS GUTIÉRREZ / WORD
Miércoles, 9 de septiembre 2015, 15:47
Tan sólo dos años es lo que tiene la Feria Agroalimentaria y de Artesanía Virgen de la Peña, que se celebró en la jornada de ayer -festividad de la Virgen de la Peña de Francia- en El Casarito, pedanía de Nava de Francia, por lo que el alcalde -Julián González- pidió a todos los asistentes durante la inauguración del acto disculpas por los fallos que se pudieran cometer, pues «acabamos de empezar y tenemos que ir poco a poco para hacerlo cada año mejor».
Con estas breves palabras daba paso al protagonista del acto, al que presentó como el obispo del Casarito y es que Marchena se presentó de tal guisa. Este sinpar hombre, de nombre Luis Rodríguez García pero al que todos llaman Marchena por ser la denominación del primer restaurante del lugar, glosó en su discurso su llegada a esta tierra, en la que ya lleva 47 años.
Así, recordó como el 31 de marzo de 1968 se despedía de la fábrica en la que trabajaba en San Sebastián, para regresar a su tierra, a Nava de Francia, y se fue a «El Casarito con un hijo de cinco meses y con mi mujer, María de los Ángeles, con dos maletas, un colchón y varios artículos pensando que aquí estaba mi futuro».
Y así fue, llegó a El Casarito y lo primero que le tocó hacer fue aprender a montar en bicicleta «para poder ir a Nava de Francia y a La Alberca para comprar lo que necesitaba mi hijo», explicó para continuar señalando que después se dedicó a limpiar la finca que tenía y a realizar todo el papeleo necesario para poder abrir en ese lugar -en el que ayer se daban cita ciento de personas en la Feria Agroalimentaria y de Artesanía- un bar, que «abrió sus puertas el 15 de agosto de 1968» y ya vivió ese año la festividad de la Virgen de la Peña de Francia, en la que hubo tamborilero e «hicimos 800 pesetas de las entonces de recaudación».
Por aquellos tiempos, abrió el bar sin agua -que tenían que llevarla en bidones desde la fuente- y sin luz, por lo que tenían que utilizar distintos tipos de candiles, modelos de los que llevó una muestra y que enseñó su acompañante, que simulaba a un clérigo. Poco después, concretamente el 15 de mayo de 1969 llegó la luz eléctrica «y no tuvimos que pagar nada, sólo la instalación de dentro», resaltaba Marchena, quien con su pregón quiso contar la vida del Casarito desde que no había nada, y él abrió el primer restaurante, al día de hoy, que es muy conocido y visitado por miles de personas a lo largo del año para comer y tomar algo en sus establecimientos. No olvidó Marchena hablar de las fiestas, de días como el de ayer, un 8 de septiembre, y recordó que hubo años que contaron hasta con vaquillas. Y concluyó agradeciendo a amigos, familiares y sobre todo clientes, la fe y confianza que desde siempre tuvieron hacia su persona.
Así, y rociando agua bendita sobre los asistentes, dio por inaugurada una feria que contó con la charanga Los Cisnes y con el grupo Kamaru como animación durante toda la mañana y con actividades como talleres a cargo de la Casa del Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia y un caricaturista gratuito, que pusieron el entretenimiento para las cientos de personas que visitaron los expositores.