Dos 'peros' al nuevo pucela

Hace unos días reivindicaba el valor de actividades como el balonmano y esta semana toca felicitarse porque España es campeona de Europa en otro gran deporte como el fútbol sala que merece una mayor atención. El fin de semana también nos dejó mates espectaculares en la NBA (cuando se retire Gasol nos daremos cuenta de lo que tenemos) y hasta un penalti a lo Cruyff y, por supuesto, también jugó nuestro querido Pucela (aunque a veces, viendo el espectáculo de otros conjuntos, parezca que competimos en otro deporte).

Con la resaca del carnaval, Roger y Mojica pecaron de graciosos con el asunto de las caretas en un sábado que precedía a San Valentín. Entre tanto empacho amoroso-deportivo me alegró mucho comprobar cómo sigue habiendo muchos enamorados del Pucela dispuestos a sacrificar tiempo y dinero para viajar hasta San Mamés, precioso estadio al que ojalá regresemos pronto en Primera.

La noticia en lo deportivo fue que todos los fichajes invernales del Real Valladolid jugaron como titulares, dando además un óptimo rendimiento. Nikos debe ser la alternativa a un Hermoso que ha ido a menos, Borja sigue mostrando compromiso, Renella apunta cosas interesantes si se complementa con Roger y este último demostró que tiene olfato de gol.

El Valladolid de Portugal acumula seis partidos sin perder, cinco sin encajar y solo ha recibido tres tantos en las últimas nueve jornadas. A una sola victoria de la zona noble, son datos que demuestran que el equipo va carburando aunque acumula algún que otro lastre. El primer pero que podemos poner al nuevo Valladolid es que ha dejado de ser temible en Zorrilla, factor clave para ascender. Solo dos victorias en los últimos siete partidos como local son escaso premio para un candidato al ascenso.

El segundo asunto a mejorar tiene que ver con el mal bagaje que dejó Garitano. Los números del vasco hacen que sigamos ocupando, pese a la buena racha actual, la undécima plaza a tres partidos del ascenso directo. Esa posición en la mitad de la tabla seguramente no diga mucho a falta de casi media Liga por disputar, pero personalmente ansío que el Pucela supere pronto esa barrera psicológica.

Una victoria ante el Numancia mataría dos pájaros de un disparo: supondría escalar en la clasificación y Zorrilla volvería a disfrutar con un triunfo. Es hora de mirar hacia arriba; el Valladolid es muy capaz de enamorarnos, no solo por San Valentín.