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Guillermo Almada, durante el entrenamiento del Real Valladolid del pasado martes. Carlos Espeso

El peligro del buenismo en el Real Valladolid

Partido de vuelta ·

Guillermo Almada no puede decir que le gustó el equipo después de perder en casa contra un recién ascendido que le sacó los colores

Miércoles, 1 de octubre 2025, 19:08

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Cuando el relato y la realidad emprenden caminos opuestos, las fisuras comienzan a resquebrajar el caparazón. A Pezzolano le enterró socialmente la falta de credibilidad ... y el proyecto de Ronaldo nunca caló porque los hechos se acomodaron en las antípodas de las palabras. En el plano deportivo, si no hay verdad, los naipes se desmoronan y se convierten en polvo, en humo. Guillermo Almada ha sido fiel a la coherencia entre su discurso y la exigencia que transmite hasta la rueda de prensa post derbi. Todo es más sencillo cuando los resultados disimulan las carencias futbolísticas, pero cuando el área propia se transforma en un bulevar y la del rival en un mar de lava, las derrotas asoman el hocico y la gestión balompédica traviste de terapia y el verbo en la sala de prensa se ubica en el buenismo para que el frágil ego del futbolista herido no se quiebre. No vaya a ser.

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