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1
A nadie le gusta perder. Ni siquiera al Real Valladolid, colista, cuando tiene enfrente al líder. Diego Cocca ha cambiado el paso. La distancia es un abismo y el fondo de armario resulta grosero. Mientras el Pucela se adentra en bikini en el crudo invierno, ... el Madrid lo hace forrado hasta las orejas. Por eso, no hay que ser muy avispado para predecir una victoria merengue. En este contexto de la lógica que aportan los euros y los kilómetros entre el hombre rico y el hombre pobre, el once albivioleta compitió con dignidad. Nada que ver con el ridículo perpetrado ante el Atlético, por ejemplo. Ha cambiado el guion para el conjunto blanquivioleta. Cocca tiene el vestuario lleno de perchas, pero lo sigue intentando y planteó una batalla táctica con criterio, con un once que deja la despensa sin más carne que echar al fuego. Es lo que hay. Mientras en la zona noble siguen jugando al PC Fútbol, sobre el césped el entrenador y lo que queda de la plantilla continúan dando la cara. Ronaldo, sin embargo, prefirió escapar de los silbidos.
2
El Pucela planteó la batalla desde una inferioridad aguerrida. Con coraje, el equipo de Cocca se multiplicó en la marca y las ayudas para minimizar la contrastada calidad de su oponente. La pizarra dibujó un 4-1-4-1, por momentos 4-5-1, con el acordeón replegado en el ataque estático del Madrid y el fuelle abierto para impedir la salida cómoda del balón del conjunto merengue. Ceballos y Valverde pisaron el verde como si en vez de briznas hubiera espinas, siempre alerta ante el aliento intenso del Real Valladolid. La misión muy precisa, acortar el espacio y las líneas siempre abrigadas para impedir el galope de un oponente que te convierte un milímetro en una milla sin despeinarse. La resistencia blanquivioleta aguantó erguida hasta el 0-1. La ilusión duró lo que tardó en evaporarse la gasolina del depósito vallisoletano, que, a ocho días del cierre del mercado, tiene la capacidad de un coche de juguete.
3
El Real Madrid tardó media hora en descifrar la ecuación planteada por Cocca. Bellingham excavó una zanja entre las líneas del Real Valladolid y desde esa trinchera, en la espalda de Mario Martín, ató los cables, el rojo con el negro, y al Pucela se le fundieron los plomos. Ni siquiera en inferioridad, el Real Valladolid frunció el ceño, el cuello tieso y la frente alta. La lógica cayó a plomo. Con el 0-2, de nuevo de Mbappé, la batalla perdió tensión, pero el Pucela no dejó de correr, de creer, de jugar el balón con criterio y de entregar hasta la última gota de sudor. Es la diferencia entre caer humillado y hacerlo de pie. El cuadro castellano, más allá del lógico resultado ante uno de los mejores equipos del mundo, escenificó sobre el césped la idea de un entrenador que dirige desde el banquillo con la claridad y el criterio que falta en los despachos.
4
Es una pena ver la diferencia que existe entre el compromiso que destila el verde y la incapacidad que exhibe la dirección deportiva. Competir así es como hacer una maratón en muletas. ¿Hasta cuándo? La lógica descose cualquier análisis, pero la noticia positiva sigue residiendo en la resiliencia que ha inyectado Cocca al equipo. Más allá del resultado, más que aseado a la vista de la diferencia de calidad, el Real Valladolid corrió, asentó el duelo sobre un plan de juego muy concreto y solo depuso armas cuando la inercia aplastó su ilusión. Lo peor de todo es el tiempo perdido con la complacencia de la era Pezzolano. Por desgracia, el tiempo se acorta y las soluciones en forma de fichajes parecen una utopía.
5
Ronaldo no quiso pisar el palco. Florentino le correspondió con su ausencia. No sé si el astro brasileño lo vio por televisión. Imagino que sí, pero a la vista de la dejadez, todo es posible. El encuentro de ayer, al margen del resultado, levanta la moqueta de la zona noble. El equipo quiere y el entrenador cree, pero necesitan argumentos y que las salidas se conviertan en fichajes. Kike, ayer suplente, tiene pie y medio fuera. Estamos a las puertas del cierre del mercado y cunde la desesperanza. Juma en Francia, Moro lesionado, los que deben salir atornillados al vestuario… Desconozco la fórmula, pero este club, este equipo y este escudo no merece que lo dejen morir así. Hagan algo, es urgente. Al menos, ahora hay competencia y un entrenador que tiene luces, criterio y solvencia.
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