Así las cosas, tocaba ganar el derbi
«Alineación lógica, disposición irreprochable y gol a los cinco minutos.. ¡de utopía a razón pura!»
La tercera victoria consecutiva del Real Valladolid vino a coincidir con algunos hechos destacables que algo o mucho, ¡vaya usted a saber!, tuvieron que ver ... en la consecución de la misma.
Es significativamente positivo el que compareciesen en el terreno de juego los mismos atacantes que valoramos como los mejores y que, como en el caso de Marcos André y Raúl Moro, terminaron por sellar el triunfo en tierras asturianas.
No menos significativa, y altamente positiva igualmente, resultó la presencia de Stanko Juric en un doble e interesante volante, me niego a lo de pivote, con Monchu como acompañantes de un Robert Kenedy, que sin duda alguna se constituyó en el verdadero protagonista del partido con su intervención técnica en los dos goles en los que participa.
Algo tan positivo e ilusionante, por su forma de jugar y el empeño demostrado, como triste de constatar al verle abandonar, entre auténticos sollozos, el césped de Zorrilla mientras todos sus compañeros, con el entrenador a la cabeza, intentaban consolarle.
Reseñadas las líneas de ataque y medio campo, no podemos obviar el dispositivo de cuatro en la línea defensiva escogido ayer por Pezzolano.
Tal parece que asentado el equipo por el centro del terreno, lo que pedía la razón era invitar a que tanto Enzo Boyomo como David Torres completaran un nuevo partido juntos como centrales, para dotar, tanto al equipo como a los propios jugadores, de esa estabilidad tan necesaria para todos.
Así pues, jugando los mejores y haciéndolo en su sitio, aunque se puedan discutir los perfiles de Moro y Sánchez, las opciones de salida parecían mucho más lógicas. Algo que se vino a consumar con la jugada entre Kenedy, el intento de asistencia también vale, y André, y que acabó en una vaselina de clase con gol incluido.
Una alineación lógica, una disposición irreprochable y un gol a los cinco minutos, hace tres semanas nos parecerían la utopía de Tomás Moro, mientras que en esta ocasión en esa misma tesitura nos remitíamos a la razón pura de Emanuel Kant.
Sin embargo, y a fuerza de ser realistas, ni vamos a ser líderes en tres jornadas, que ¡ojalá!, ni tocamos el descenso con los dedos temblorosos de ese miedo hasta hace poco bien presente.
Un triunfo balsámico que va dejando ordenadas las posiciones de cada uno dentro de la plantilla, mientras el esfuerzo del entrenador por encontrar la tecla del equipo ideal parece que va dando sus frutos.
Y dentro de ese conjunto, el ver a un Anuar recuperado y ya en el terreno de juego, me produce deportiva y personalmente una especial alegría; jugadores de su talante personal y sus condiciones deportivas son básicos en un plantel.
Que el Burgos no fuese rival tendrá que ver con el juego nuestro, no lo olvidemos, si bien es cierto que Espiau tuvo el 1-2. Pero así, tocaba ganar el derbi.
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