Regalar es perder
«Dos errores muy graves, colectivo uno e individual otro, sirvieron en bandeja de plata una inmerecida derrota en Nervión cuando mejor estaba el equipo»
Da mucha rabia, futbolísticamente hablando, tener que explicar una derrota asentada en dos fallos groseros e imperdonables, y frente a un equipo al que has ... conseguido igualar y estás en condiciones de ganarle.
Sin embargo, ambas acciones, la primera coral hasta en seis acciones erróneas sucesivas, y la segunda individual, con una pérdida inaudita con flojerío de cadete, dejan al equipo al borde del abismo emocional y sumido en crisis.
Era el partido propicio porque el equipo, una vez superada la mediocridad del primer tiempo, comenzaba a estirarse y llegar de forma interesante al área de un Sevilla mediocre y vulgar como nunca.
Las rotaciones –¡solo de los que pueden rotar, claro!– llevaron a Torres y Cömert al centro de la zaga, ya que esa martingala no afecta a Pérez y Rosa, que al igual que Monchu el otro curso, no tienen con quien hacerlo.
Digo esto porque la juventud de Juma, tras su prometedor debut, no le alcanzó para que pudiese intervenir; algo que, sin embargo a los chavales del Barca no les ocurre dada la machacona costumbre de su técnico de realinearlos.
Fue interesante la decisión de juntar a Juric y Martín en medio campo y errónea la disposición en la primera mitad con Juric adelantado y el madridista retrasado; algo que se vino a arreglar al invertir los papeles y que le cambió la cara al Pucela de forma decisiva.
La posición de Martín como organizador y de Juric como cabecero dieron un aire mucho mejor al equipo
En ausencia de Amallah, lo lógico era un Kike más adelantado y una pareja de volantes bien ubicada con el croata de '5' y Martín de '8'. Algo que vino a resultar el bálsamo necesario para un cambio radical de imagen del equipo.
Ahí se vió como el Real Valladolid superaba a un Sevilla vulnerable y rácano a base de un trabajo ímprobo y de calidad de Martín con una asistencia perfecta a Kike Pérez para el 1-1.
La salida de Kike, nada más marcar el tanto, junto a Machis, deshizo un esquema que estaba funcionando de verdad. La marcha del media punta supuso colocar dos 'nueves' juntos y perder enganche en el medio campo; algo que se quiso arreglar dando entrada a Meseguer en sustitución de Marcos André para poder continuar el dibujo.
Sin embargo, ni Meseguer pelea y defiende como Kike, ni a día de hoy ha recuperado ese olfato goleador que tuvo en un tramo de la pasada temporada.
De esta forma, ese carrusel de cambios, algunos totalmente innecesarios, terminaron por estropear un trabajo muy digno que prometía botín.
Es obvio que las figuras emergentes de Karl Hein y Mario Martín, siempre en posición de '8', son lo más destacable de un partido que se encaró aceptablemente, se perdía de forma absurda, se igualaba de forma notable y se terminaba regalando de manera inaceptable.
En apenas 72 horas volvemos a examinarnos en Zorrilla frente al Mallorca, y para ese breve espacio de tiempo las rotaciones volverán a ser protagonistas a efectos de regular esfuerzos y proteger juventud.
Algo que, como al sufrimiento, debemos acostumbrarnos por deseo expreso de quien ordena, manda y corrige.
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