Raúl Moro o la prueba del algodón en banda
«Yo sé, bien que lo sé, que cuando se entra en un vestuario tras haber ganado de esta forma, en lo último que se piensa es en ella, y que con un eufórico '¡tres puntos y pa casa!' acompañando hasta con un corte de mangas»
Los tres puntos que ayer nos regalaron entre Marcos André, en el desvío, y Cédric en el remate del gol postrero nos sacan de la ... pobreza en la puntuación pero no consiguen hacerlo de la del juego como tal.
Yo sé, bien que lo sé, que cuando se entra en un vestuario tras haber ganado de esta forma, en lo último que se piensa es en ella, y que con un eufórico '¡tres puntos y pa casa!' acompañando hasta con un corte de mangas dedicado a los disconformes se cierra el tema.
Sin embargo, como el partido es materia de crítica y análisis, no hay más remedio que aparcar la alegría por el triunfo, remangarse y escribir acerca de lo que el equipo a lo largo del partido nos ha ofrecido. Y ahí, lamentablemente , ya no han sido todo abrazos.
De salida, el entrenador vallisoletano, fiel a su convicción acerca del concepto defensivo, ha optado por repetir imagen y sistema con tres centrales, muy posiblemente para arropar por los flancos a un todavía corto de forma Gustavo Henrique.
Del mismo modo que Juric, cada vez mas entonado, acompañaba a Monchu e Iván Sánchez en una creación que no tenía acompañamiento de fuste en las bandas por la ausencia de dos verdaderos extremos.
Y a ello me empuja el ver como Moro y solo él, ya que Kenedy ocupa plaza de diez, es capaz de llegar a línea de fondo y crear auténtico peligro.
Cuando yo compruebe que los laterales, al tiempo que defienden como defensas que son, consiguen hacer esto, como extremos que no son, entonces creeré que la línea de cinco, sin cabecero, claro, es eficaz. Mientras tanto, Moro ejerce en exclusiva la prueba del algodón futbolístico en esa parcela tan poco entendida.
Como volver a explicar el contrasentido de los tres jugadores en cada línea sería repetir lo ya dicho hace una semana, prefiero recalcar lo que vino a significar el que Pezzolano optara por prescindir de un central y cambiar el dibujo táctico con Moro en un costado y Sánchez en el otro.
Había trascurrido justo una hora de partido y el Pucela -Var mediante- se había salvado de la quema tras una acción desafortunada de John. Fue entonces cuando el entrenador reaccionó sacando a Boyomo, Sylla y Juric del terreno de juego para dar entrada a Moro, Meseguer y Marcos André.
El cambio vino a resultar decisivo en la faceta individual, en el caso de Moro porque encontramos un filón en la banda izquierda y en el de Marcos André porque recuperamos al nueve que necesitábamos, y en lo colectivo porque ganamos la presencia necesaria, en medio campo y en ataque.
Sin embargo, como lo que tocaba era crear para habilitar situaciones de gol, la idea de contar con Kenedy por fuera e Iván por dentro me resultaba mucho más atractiva por útil; son momentos en los que el criterio, la veteranía y el buen pie resultan decisivos.
Terminó salvándose el equipo a balón parado y pasando apuros finales. Algo que vino a poner de manifiesto que el miedo a perder se solventaba sacando otro defensa central, y prescindiendo de la manija que tiene este equipo. La verdad es que sigo sin verlo claro.
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