Luchas igualadas y gol de fantasía
«La calidad terminó por imponerse tras haber peleado de verdad frente a un Burgos tan inocente como incómodo»
Si el partido de El Plantío tuviese que resumirlo con una sola idea, solo podría ser la de haber conseguido igualar en lucha y esfuerzo ... al equipo burgalés y haberle terminado por superar gracías a un golpeo magistral y una mayor calidad y orden en la propuesta global. Esfuerzo y calidad para no dar más vueltas.
Y no es menor el asunto, sino que viene a poner de manifiesto que esa desigualdad en la pelea tantas veces denunciada, ayer pareció haber desaparecido; hasta el punto de que en muchos momentos el Pucela fue quién imprimió carácter en esas luchas individuales para terminar por ganarlas. Algo que hasta hace bien poco siempre terminaban perdiéndose.
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«¿Jugó entonces bien el Pucela?», se preguntarán quienes no hayan visto el partido; algo a lo que yo les respondería con un «ganó el partido y la batalla que éste supuso..., y me doy por muy satisfecho, porque el objetivo principal se consiguió».
Ahora bien, si entramos en consideracciones técnicas, ni el partido fue vistoso en su juego, ni tuvo un nivel de calidad importante, sino que más bien resultó tan soporífero para el neutral, como satisfactorio para nosotros y decepcionante para los burgaleses. O sea, lo que viene siendo un derbi.
Almada fue fiel a los de la partida como a los cambios, como era de esperar, y nos dejó ver juntos en el campo ¡que no en su habitat lógico! a los tres volantes reales del equipo.
Es decir, que mientras juntó en el campo a Alani, Chuki y Juric, al chaval de La Vitoria le sacó a un extremo tras haber quitado éste las telarañas al ángulo de Cantero en el golazo del triunfo.
Algo que tuvo que ver con la acertada idea de meter en el campo a Marcos André, otra dimensión de centro delantero, y premiar el esfuerzo de Juanmi Latasa manteniéndole. Con ello y con Ponceau, intentando hacer de 'falso once' el uruguayo alimentaba una seguna línea de cuatro con dos 'nueves' arriba.
Para poder realizar esta maniobra, Meseguer y Biuk abandonaban el terreno de juego y dejaban libre la posibilidad de ver a Alani como volante y junto a Juric, para dar oxigeno y posesión a un centro del campo que pedía ya para entonces más piernas y criterio con la pelota.
Sin embargo, y aún reconociendo que el éxito final como dato viene a matar la exposición razonada como relato, pues me atrevo a seguirlo sosteniendo. Y de ahí, y como las imágenes son tozudas, me quedo con un Chuki (¿para cuándo Iván San José?), mandón en su parcela de volante y aportando lo que antes no se había visto; justo lo que se acabó por ensombrecer cuando se acercó más de la cuenta a una línea de cal en la que ni está a gusto ni se espera que llegue a estarlo.
Consideraciones técnicas expuestas, no quiero cerrar el comentario sin recordar que lo del carácter que ayer se le vió en general al equipo es algo fundamental si se quiere ser líder y además ejercer como tal.
Y como al César lo que es delCésar, justo es traer a colación tanto a Guilherme como a Iván Alejo; al cancerbero porque lo poco que interviene es salvador y eso genera confianza ciega en el grupo y mejora en el jugador; y a Iván porque con su entrega en un lugar ajeno a sus características –lejos de donde siempre se ha desenvuelto– ha compensado con su importante esfuerzo la confianza que le ha otorgado el entrenador.
Con la práctica totalidad de la plantilla a su disposición, entiendo que Almada ya maneja los mejores registros para las más idóneas opciones.
Salvo Mohamed Jabouad, el resto de plantilla ya ha desfilado por la galería de la competición y, lo que es más importante, ha demostrado al míster su sitio idóneo para sacarles el mayor partido.
Creo que el Real Valladolid tiene un once muy fiable para la categoria y una plantilla interesante. ¡Aprovéchese pues!
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