Equipo, sistema y carácter

De todas ellas, yo escogería, al igual que lo sucedido en Sevilla tras la llegada de Mendilibar, sin duda dos muy claras y diferenciadas.

La primera ha sido la de escoger hombres y sistema de juego y la segunda haberles dotado de un carácter ganador en el cual la lucha no se negocia y el esfuerzo se hace imposible de escatimar.

Así pues, en ese nuevo sistema de juego lo prioritario ha sido tapar defectos y corregir errores, y los segundo aprovechar las condiciones de los elegidos para que respondieran a las necesidades del sistema propuesto, una vez conocido el percal del que disponía.

Para el primero de los empeños, como ya hemos resaltado en comentarios anteriores, ha echado mano de Martin Hongla para cerrar el hueco que se producía por el centro de la defensa y ya de paso mejorar tremendamente las prestaciones de Joaquín y Yamiq, haciéndoles aparecer mucho más serios y fiables de lo que hasta ahora venían resultando.

Esa posición de cabecero retrasado en el inicio del juego le han otorgado una jerarquía y seguridad excepcionales, que el equipo ha agradecido y aprovechado de manera notable.

El aporte de Monchu, Amallah y Kike en el centro del terreno, sabida la solvencia existente a sus espaldas, han traido consigo una catarata de acciones atacantes en las cuales los tres han estado presentes, como ayer quedó patente.

Sin embargo, y quizás porque visualmente a la gente más les «llene el ojo», ese cambio de carácter ha sido lo más notable.

Pasar de ser un equipo medroso y pusilánime para dar la imagen de canchero y gallito, ha alegrado al personal y convencido a propios y extraños de que somos más de lo que parecíamos sin haber conseguido, salvo el crédito –¡que no es moco de pavo!– nada definitivo aún de cara a la clasificación.

Sintámonos contentos de tener equipo, sistema y carácter.