Un equipo casi conseguido

Esa confianza en una idea de juego, un clarísimo 4-4-2, que ha venido a destituir la antigua de una retaguardia de cinco con tres centrales en línea.

Tal parece que el entrenador uruguayo, tras juntar a Monchu con Juric en la medular, haya dado con la tecla exacta para cubrir ese espacio vital del inicio del juego.

Una línea de medios que complementa con dos jugadores, volantes de buen manejo igualmente –pero por fuera–, para tener balón y generar por dentro aquello que es imposible que se haga por banda.

Que Joni Montiel e Iván Sánchez actúen como falsos extremos, por la posición de la que parten al recibir la pelota, resta profundidad por banda pero incrementa la posesión de la pelota en la parcela central y posibilita la continuidad del juego sin pérdidas de pelota.

Y llegados a este punto, quiero romper una lanza en favor de Robert Kenedy por su gran calidad individual, el tremendo esfuerzo que despliega, el aporte que ello supone para el equipo... y la mala suerte que le acompaña en el momento del remate final y que a ojos de mucha gente empaña su verdadera dimensión.

Probablemente el día que marque su primer tanto y la ansiedad que le atenaza pase a ser anécdota veamos a un jugador distinto y desequilibrante de verdad. Mientras tanto, paciencia y recomendación a quien corresponda de que le hagan ver que aquí su función va más por el juego y su peso específico que por los hipotéticos tantos que pueda conseguir.

Mientras tanto, que Boyomo y David Torres se vayan consolidando como pareja de centrales y que Lucas Rosa sea la alternativa de Luis Pérez mas que la de Escudero... por delante.

El último tramo del partido se consumió con un desfile innecesario de cambios posicionales que desvirtuó un buen trabajo a la contra frente a un equipo que es muy flojo en ambas áreas, ¡que si no...no sé yo!