A Ronaldo tampoco le gusta el baloncesto
Opinión ·
«El descenso del Real Valladolid de baloncesto al tercer escalón del basket nacional se añade al currículum de un dirigente quiso parecerse a Florentino Pérez y ha terminado convirtiéndose en heredero de Atila»Alberto Cuesta
Lunes, 12 de mayo 2025, 17:54
Ronaldo Nazário es el paradigma de esa expresión, 'Somos Valladolid', que tanto me gusta. Resumiendo y dándole una vuelta al sentido que le dio Miroslav ... Djukic en su día, viene a decir que si algo puede salir mal en el Pucela, acabará saliendo peor. En este caso, uno de los futbolistas más importantes de la historia se fija en un club humilde sumido en una importante depresión y con un futuro incierto. Se convierte en propietario y promete competitividad, transparencia y éxitos. El Real Valladolid escapaba del perfil de otros propietarios que tanto daño han hecho a clubes históricos, quedando en manos de un hombre de fútbol con prestigio y notoriedad. Habíamos vendido nuestra alma al diablo, pero todavía no lo sabíamos.
Tres descensos del primer equipo del Real Valladolid, uno del Promesas y una gestión pésima del equipo femenino que ha provocado que tuviera dificultades para acabar esta temporada no parecían ser suficientes para el magnífico gestor brasileño, por lo que también ha hecho lo máximo —o lo mínimo, según se mire— para hundir al otro club al que sus tóxicos tentáculos habían alcanzado. El descenso del Real Valladolid de baloncesto al tercer escalón competitivo del basket nacional se añade a un perfecto currículum de desgracias de un dirigente que siempre tuvo como objetivo parecerse a Florentino Pérez y ha terminado convirtiéndose en heredero de Atila.
Más de un iluminado, generalmente desde fuera de Valladolid, ha pretendido convencernos durante estos años de que debíamos rendir pleitesía al propietario carioca, darle gracias por estar en Primera, de ser reconocidos e incluso por existir. Hay algo en lo que les doy la razón: deberíamos estar agradecidos, es cierto, pero por sobrevivir a él. Mientras nuestro dueño, presidente, máximo accionista y enterrador omnipotente juega al tenis, hace esquí o se pone como las Grecas, el Real Valladolid, en todo su espectro, sigue pulverizando récords negativos, sumando descensos y viviendo situaciones ridículas, tristes y dolorosas como si quisiera completar una colección de ignominia y bajeza.
El peor mandatario deportivo que hemos conocido en la ciudad está arruinando (en todos los sentidos de la palabra) dos pilares fundamentales del deporte vallisoletano. En este punto, si hay algo que debemos conceder y reconocer a Ronaldo es que es un personaje que pasará a la historia de Valladolid. Al igual que el incendio que arrasó la ciudad en 1561, todo lo que toca queda reducido a cenizas.
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