«Trabajo ahora con adolescentes, una generación muy difícil de fotografiar»
La última ganadora del Premio Piedad Isla de la Diputación imparte un taller para una docena de alumnos dentro de las jornadas PallantiaPhoto
Cómo contar una historia a través de un retrato, qué luz utilizar y de qué forma interpretar este lenguaje fotográfico. Todo ello y mucho más ... es lo que ha enseñado durante este fin de semana la última ganadora del Premio Fotográfico Pilar Isla, Sofía Moro. La fotógrafa impartió el viernes una 'masterclass' abierta al público y un taller teórico y práctico el sábado para una docena de alumnos.
Centrado en el retrato editorial, la artista enseñó a los asistentes de qué forma trabaja, cómo realiza sus encargos y todos los secretos para hacer un buen trabajo fotográfico a través de la luz. Tras dar todas las claves, los alumnos pudieron practicar con una modelo a la que debieron inmortalizar bajo las directrices de Sofía Moro, quien les guió para poder sacar lo mejor de esta 'masterclass'.
Esta iniciativa ha surgido desde la Asociación Pallantia Photo y la Diputación de Palencia, quienes han propuesto a Moro llevar a cabo un taller sobre el retrato. Aunque reconoce que trata de no hacer muchos a lo largo de todo el año para que no se haga algo repetitivo, asegura que es algo que le gusta e ilusiona.
«La luz, más que una herramienta, es parte del lenguaje fotográfico como una forma de contar las cosas a través de esa luz, no solo de una manera más técnica sino también que nos ayuda a crear ciertas sensaciones, dependiendo de lo que hagamos. No usaríamos la misma luz para retratar al bueno que al malo de una película. Por eso, la luz también nos vale como herramienta», resume.
Sofía Moro (Madrid, 1966) es fotógrafa documental especializada en reportaje y retrato editorial. De forma paralela desarrolla proyectos fotográficos que escarban en la indisoluble relación existente entre la historia colectiva y la memoria individual como mostrar la luz y las sombras que los acontecimientos dejan en las personas, los lugares, las cosas y la palabra. Además, ha expuesto su trabajo en España, México, Bélgica y Madagascar.
–Para la fotografía, ¿cuál es la importancia del retrato?
–Yo creo que cuando hacemos un retrato a alguien estamos dando nuestra opinión de alguna manera sobre esa persona. Y es un trabajo de autor. A mí me resulta curioso cuando decimos, pues quizá no me reconozco, quizá no soy yo, pero nadie dice eso de un retrato de Picasso. Yo creo que ahí, con la pintura, nos es más fácil darnos cuenta de que lo que hace el artista es una interpretación de alguien que ni siquiera tiene que parecerse. Y cuando fotografía, el fotógrafo nos puede gustar o no, por supuesto, pero bueno, no hace falta tampoco que nos reconozcamos, ¿no? Yo creo que tenemos que aprender a separarnos un poco de los retratos, a entender que es opinión de alguien. Nos puede gustar o no, nos puede ofender incluso, nos puede agradar, pero no somos nosotros, es una opinión de alguien sobre nosotros, una cosa un poco distinta.
–¿Cómo se conecta con el otro para hacer este retrato?
–Cuando estoy haciendo mis trabajos más personales, que siempre son trabajos que giran un poco en torno a la defensa de los derechos humanos, aunque suena un poco rimbombante, pero siempre es consciente que esa foto ha sido menos que lo tiene una imagen pública y ahí sí se me hace difícil conectar con ellos, hacer una foto que sea importante para los dos, de alguna manera, que es mi sensación cuando yo me pongo delante de esa persona y a ellos también les importa contar su historia.
–¿Y cuándo hay menos tiempo?
–Cuando hacemos retrato editorial con alguien de forma más rápida, con poco tiempo, al final hay menos opinión del fotógrafo. Tenemos diez minutos, vamos a hacer una foto que sea publicable, que esté bien hecha y que funcione en una revista. Y bueno, pues esa es mi manera de enfrentarlo... Hay tantas maneras de afrontar un retrato como fotógrafo, cada uno cogemos a las personas que fotografiamos desde un punto de vista diferente y contamos lo que queremos contar sobre ellas.
–¿En qué proyectos está inmersa Sofía Moro?
–Estoy en una cosa un poco diferente de lo que he hecho hasta ahora, porque es muy difícil ahora financiar los proyectos más periodísticos, lo que está de moda en fotografía son los proyectos más artísticos, más autorreferenciales, y a mí eso me interesa menos. A mí me interesa más mirar hacia fuera y contar historias de otros que contar mi propia historia, que creo que no tiene mucho interés. Estoy haciendo un trabajo sobre adolescentes, sobre esta generación que es tan difícil de fotografiar, porque hay que pedir permisos y cosas, pero que a mí me parece una generación que se ha fotografiado siempre y que merece tener su trabajo de fotografía. Y en eso estoy, voy haciéndolo en fines de semana. Soy una fotógrafa de muy de largo plazo, me imagino que estaré 7 u 8 años haciendo esto.
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