«La sociedad tiene que actuar ante la pederastia en la Iglesia»
Asegura que la ciudadanía tiene que intervenir «a través de la denuncia, la protesta y que haya una especie de 'Me Too'»
Denunciar el negacionismo, el silencio y el ocultamiento por parte de la jerarquía eclesiástica de los actos de pederastia cometidos por sacerdotes en el seno ... de la Iglesia durante décadas es el objetivo que persigue el teólogo Juan José Tamayo (Amusco, 1946) con su nuevo libro 'Pederastia ¿pecado sin penitencia?'. En su obra, Tamayo aborda la falta de denuncias ante los tribunales de justicia, tratando de dilucidar cuáles han sido los orígenes que propiciaron estas circunstancias y poniendo de relieve las injusticias que se han cometido a este respecto. En esta obra, el teólogo define la pederastia clerical como «la mayor perversión de la divinidad, de lo sagrado y de la religión y su mayor fuente de descrédito tanto para las personas religiosas como para quienes se declaran no creyentes». El teólogo palentino, emérito de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones en la Universidad Carlos III de Madrid, presentó el pasado martes en la Fundación Díaz-Caneja su último libro en un acto organizado por la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular, la UPP y Chiguitxs LGTBI+.
–¿La pederastia ha pasado factura a la Iglesia?
–Hay una responsabilidad muy importante de la sociedad, incluso de las propias familias, en atajar el problema y en considerar que era un atentado contra la dignidad de las personas más vulnerables. Pero el problema está en que las familias no se atrevían a denunciar. Y la sociedad desconocía el problema. Ahora que realmente se sabe, como dice el Defensor del Pueblo, que es un problema de salud pública, la sociedad tiene que actuar y tiene que intervenir a través de la denuncia, de la protesta y que haya una especie de 'Me Too'. Todo un movimiento y una movilización de todas aquellas personas que han sido violentadas y agredidas sexualmente y que haya todo un clamor. Es decir, es muy necesario que tanto la comunidad cristiana más consciente y sensible como la sociedad más concienciada levante la voz y denuncie, e incluso lleve a los tribunales, a través de estas denuncias a los pederastas y a los cómplices, es decir, a todos aquellos obispos que conociendo el problema no lo denunciaron en su tiempo.
–¿Qué debería hacer la Iglesia para reparar este daño?
–Lo primero, reconocer los delitos que ha cometido. Lo segundo, pedir públicamente perdón. Y lo tercero, reparar los daños producidos conforme a la gravedad de los delitos y, dentro de esa reparación, que tiene que ser integral, hay que reparar también económicamente. Y como han hecho otras iglesias, estableciendo unos cánones de reparación que sean altos y que no se limiten solamente a reparación económica prácticamente delimitada.
–¿Sigue habiendo pederastas en la Iglesia en la actualidad?
–Yo creo que sí. Es posible que con este impacto que está teniendo en la sociedad se haya podido producir una moratoria, pero si no cambia la estructura de la Iglesia, esto va a continuar. ¿Por qué? Porque la estructura de la Iglesia es patriarcal, piramidal, jerárquica y clerical. Y como he dicho al principio, es un problema de poder, pues mientras sigan ejerciendo el poder los sectores clericales, yo creo que va a continuar. Y eso, ¿cómo hay que superarlo? Pues hay que desmasculinizar la Iglesia, hay que despatriarquizar la Iglesia, hay que desjerarquizar la Iglesia y hay que desclericalizar la Iglesia, de forma que desaparezca esa asimetría de poder y que se genere realmente una forma de comunidad cristiana.
–Si entrase la mujer en la Iglesia, ¿esta situación podría cambiar?
–Bueno, tiene que cambiar, pero yo veo difícil mientras el poder esté en los varones y, además, en los clérigos que se consideran representantes únicos de Dios. Y me parece que ahí sí que habría que llevar a cabo una revolución de las mujeres cristianas apoyada por la propia sociedad y por todos aquellos varones que realmente defienden el feminismo.
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