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Los balcones han dado tradicionalmente mucho juego a los reporteros de sociedad. Que si el primer beso de los reyes Don Felipe y Doña Letizia ... desde uno de los voladizos del Palacio Real de Madrid el día de su enlace matrimonial hace casi veinte años. Que si el saludo de cualquiera de los Papas desde lo alto de la Basílica de San Pedro del Vaticano tras la 'fumata' blanca, que a veces se demora tanto por el desacuerdo del Cónclave que a uno, viendo las columnas de humo, le entran ganas de fumar para acompañar la espera. Y qué decir del 'famoseo' que se concentra en los miradores de las calles Sierpes o Campana de Sevilla en Semana Santa, con los Fran Rivera o Isabel Pantoja de turno.
También son los balcones fuente desgraciada de noticias para los periodistas de sucesos, como cuando el llamado 'turismo de borrachera' británico desembarca cada verano en el litoral levantino español y las islas Baleares y algunos juegan a ser Spiderman con telas de araña en el cerebro. Incluso sucesos locales han tenido como protagonistas a un balcón, como el caso de 'El manco de Corea', un hombre que no tenía uno de sus brazos y que murió al precipitarse a la calle desde la vivienda en el popular barrio de San Juanillo en la que se encontraba con una casada a la que sorprendió el marido. Saltó por el balcón pero del lado que no tenía brazo, y no pudo agarrarse para descolgarse, claro.
También han ocupado columnas en los diarios locales los pregoneros de las fiestas de San Antolín dirigiéndose a los palentinos en la barandilla central del Ayuntamiento, como el bueno de Urko Otegui, ex jugador y actual director deportivo del Zunder Palencia (aunque con la derrota del equipo el sábado ante el Covirán Granada y el adiós 'de facto' a la ACB, mejor no mentarle ahora un balcón al apesadumbrado donostiarra...). Y el día de la pedrea del pan y el quesillo en Palencia, el domingo más cercano al 16 de abril, ese día sí que es noticia el voladizo de la ermita de Santo Toribio, casi a los pies del Cristo del Otero.
Ese día ha sido este domingo, cuando una multitud de palentinos, entre ellos la gran mayoría de los vecinos del barrio del Cristo sacando pecho de la fiesta, se congregaron ante la ermita y poblaron durante el día las laderas y la campa a los pies del cerro del Otero con sus barbacoas para celebrar la tradicional fiesta que hunde sus orígenes en el año 447, cuando Santo Toribio de Astorga viajó hasta Palencia para predicar contra las doctrinas priscilianistas. El santo recibió un apedreamiento por parte de todos los palentinos, viéndose obligado a refugiarse en el mismo cerro del Otero. Días más tarde, se produjo un desbordamiento del río Carrión, provocando una inundación en la ciudad. Los palentinos achacaron la desgracia al apedreamiento, subiendo entonces al cerro para pedir perdón al santo.
Con la pedrea del pan y el quesillo se recuerda dicho lapidamiento a Santo Toribio de forma simbólica. Este año se habían incrementado en mil las bolsas individuales con pan y queso hasta llegar a las 8.500, si bien de esta cifra solo 4.000 han sido lanzadas desde el balcón de la ermita, mientras que otras 3.500 se vendieron a 1,5 euros en el puesto que la Asociación de Vecinos del barrio del Cristo tenía ubicada al comienzo del Paseo del Otero y las mil restantes se repartieron en los patios de los centros escolares de la capital durante la semana.
Había a los pies de la ermita de Santo Toribio auténticos profesionales en la 'caza' de la bolsa. Uno de ellos, Jesús Ángel Vítores, de 47 años y de pura cepa del barrio del Cristo, que con 9 años ya se colocaba detrás de la barandilla para hacer acopio de pan y el quesillo y que desde hace más de treinta se encarama cada año a dicha barandilla haciendo equilibrios con el cuerpo para no caer ladera abajo. «He cogido más de 20 bolsas. Para esto hay que saber y vivirlo», comentaba orgulloso. Con veinte más como Jesús Ángel, habría que haber 'tirado' de pan de molde y mortadela para que al resto le llegara una bolsa que no estuviera vacía.
En el balcón de la ermita de Santo Toribio y también como protagonista estaba la alcaldesa, Miriam Andrés, que este año acudía por primera vez como portadora del bastón de mando. «Llevo muchos años participando en la pedrea pero hacerlo como alcaldesa de la ciudad es para mí un enorme orgullo y una responsabilidad, estamos todos midiendo los tiempos porque sabemos que la gente que sube a la pedrea es muy exigente con el horario. Hace un día espléndido, hemos visto que la afluencia no defrauda, como siempre, y espero que se reparta mucho el pan y el queso, que haya pocos paraguas», comentaba Miriam Andrés.
No había paraguas al estilo de redes de 'pesca' de bolsas, pero, efectivamente, a las 13:00 horas en punto comenzaba la pedrea del pan y el quesillo, que también veía por vez primera el nuevo obispo de Palencia, Mikel Garciandía, desde lo alto de una ermita en la que también estaba la alcaldesa infantil, Miriam García Valdecasas, alcaldesa infantil, que representa a todos los niños de la ciudad a través del Consejo Municipal de Infancia y es «la voz y la cara de los menores que viven en Palencia, a quienes pretendemos dar voz no solo en ese pleno municipal que se hace una vez al año sino en todas aquellas fiestas y actividades significativas de la ciudad, porque ellos son una gran parte del presente y el futuro de la misma», subraya la alcaldesa de Palencia.
Junto a ellos estaba también el presidente de la Asociación de Vecinos del Cristo, Pedro Arenillas, que sueña con que esta fiesta llegue a alcanzar la declaración de Interés Turístico Nacional.
Plan Director
«Cada año es mayor la tradición, se ha cuidado mucho desde las administraciones el que se conozca mucho y yo siempre digo una frase relacionada con el turismo y las tradiciones: lo que no se conoce, no se quiere. Esto se conoce y se quiere, cada año con más intensidad, las nuevas generaciones van viniendo primero con sus padres y después solos o con sus familias, y eso es un orgullo para la ciudad de Palencia», apuntaba Miriam Andrés, que incidía en que para lograr esa declaración, el Ayuntamiento tiene que «promover mucho» la visibilidad nacional e internacional.
«Estos dos años que nos hemos puesto de meta son importantes porque son los dos años de ejecución del Plan Director de Sostenibilidad del Cristo. Solo con ir reforzando cada proyecto que se vaya haciendo en torno al plan director seguramente tenga mucho impacto, esperamos que en dos años la fiesta llegue a ser de Interés Turístico Nacional porque lo deseamos todos los palentinos y es digno de que se conozca fuera de esta provincia», agregaba la regidora.
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