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En la radio, en la televisión o en un escenario. Como director, guionista, monologuista o incluso de mago. Luis Piedrahita es una de esas personas ... que se pasan el día trabajando para lograr sacarnos una sonrisa y eso es algo que consigue a menudo. El polifacético humorista llega para ofrecer hoy domingo 29 en el teatro Ortega (20:30 horas) 'Stand-up Comedy', donde recoge sus mejores, pero también sus peores monólogos. Este cómico gallego reconoce que está encantado con el público palentino y que su cita es ya obligatoria en San Antolín.
–Es usted mago, monologuista, escritor, guionista, director, ¿qué es lo que le queda por hacer? ¿Le queda algo de tiempo libre al final del día?
–Hago cosas que me divierten. Todo lo que menciona: los monólogos, mis libros, los guiones… es lo que haría en mi tiempo libre si no me dedicara profesionalmente a ello. Pero claro, si las cosas divertidas las hago en horas de trabajo, ¿qué hago en mi tiempo libre para distraerme? Soy abogado del Estado.
–¿Se considera más humorista o ilusionista? ¿Dónde se siente más a gusto?
–Me ilusiona el humorismo y me enamora el ilusionismo. Me divierto muchísimo haciendo las dos cosas. Además, en ambas facetas uno nunca deja de ser un poco guionista, a ratos escritor y siempre director.
–¿Conocía Palencia con anterioridad? ¿Qué espera del público palentino?
–¡Claro! Casi me ofende la pregunta. San Antolín y yo fuimos a la escuela juntos. Llevo ya varios años visitando Palencia y siempre por San Antolín. Es una tradición escrita a fuego en mi calendario. Estoy enamorado del público palentino porque es exigente y agradecido.
–En esta ocasión presentará un espectáculo con lo mejor de sus monólogos. ¿Cabe tiempo también para la improvisación y el contacto con el público?
–'Stand-up Comedy' es una recopilación de mis mejores monólogos… y alguno de los peores. Se trata de un 'show' de humor pensado para hacer en verano, entre amigos y sin las solemnidades de los grandes teatros en los que suelo actuar. Por unos instantes dejaré a un lado el frac que utilizo en el Carnagie Hall de Nueva York, apartaré los formalismos que exigen en Royal Albert Hall de Londres y me olvidaré del tutú que me obligan a llevar cuando actúo en el Bolshoi de Moscú. Aquí, en Palencia, me siento entre amigos y puedo permitirme ser yo mismo.
–Alguna vez le he escuchado la expresión de que 'la gente sale vacunada del teatro'. ¿Es más necesaria que nunca la risa en momentos como este?
–En este momento tanto el humor como la magia son imprescindibles. Necesitamos reír más que nunca y más que nunca necesitamos creer en que nada es imposible. Necesitamos reinventar la alegría. Necesitamos encontrar la palabra que dé nombre a lo que sentimos.
–En estos tiempos en los que muchos se ofenden por todo. ¿Dónde cree que están los límites del humor?
–Los límites del humor están a medio camino entre el talento del humorista y su propia estupidez. Esos límites no existen. ¿Se puede hacer humor de todo? Claro que sí. De hecho se debe hacer humor de todo.
–¿No le parece que tenemos la piel más fina, sobre todo en las redes sociales?
–Lo que sucede en redes sociales no había pasado nunca: el pueblo pidiendo que se censuren contenidos. Esto es nuevo. Por lo general la censura venía de arriba. Los gobiernos dictatoriales, los poderes interesados en controlar al pueblo se esforzaban para que la sociedad fuera privada de determinados contenidos. Y ahora, mágicamente y por primera vez, es la sociedad la que grita en redes sociales qué contenidos deben difundirse y que contenidos no. Para mí, es una consecuencia de la falta de sentido del humor. La gente no acaba de entender qué es el humor y la importancia que tiene. El humor hace la vida soportable. El humor no arregla los problemas, no hace que las heridas cicatricen o que los huesos rotos se suelden, el humor tampoco hace que vuelva la persona amada ni que la hipoteca se pague sola, nada de eso. Pero el humor hace que todo eso sea llevadero. La mejor manera de entenderlo es pensar en el humor como el sistema de amortiguadores de un coche: si no lo tienes, cada una de las piedras del camino se van a tornar una molestia. Y la gente molesta va a pedir que se censure todo porque en todo ven una ofensa.
–Durante el confinamiento ha sido uno de los muchos artistas que contribuyó a hacernos un poco más felices. ¿Cómo se le ocurrió? ¿Tenía mono de actuar delante del público?
–Fue algo que hice para salvarme a mí mismo. Los sanitarios estaban dándolo todo, el personal de reparto y suministro dejándose la piel y yo en casa sin poder hacer nada. Entonces mi chica tuvo una idea preciosa. Ella pensó en todos los papás y mamás que estaban confinados en sus casas con niñas y niños. Pensó que a esas personas les vendría bien un poco de ayuda para entretener a sus pequeñas 'bestezuelas'. Entonces surgió la idea de hacer unos tutoriales de magia para ellos en redes sociales. Hice 25 videos en los que se explicaban 25 trucos sencillos que cualquiera podía hacer utilizando materiales que todos tenemos en casa. La respuesta fue emocionantísima y llegaron cientos de mensajes de agradecimiento de todas partes del mundo. Está claro, la mejor manera de ayudarse a uno mismo es ayudar a los demás.
–¿Cómo ha sido todo este tiempo para un artista como usted sin poder estar con sus seguidores en un teatro?
–A nivel personal fue muy duro. No solo para mí, creo que para mucha gente el confinamiento ha sido devastador. Han sido días tristes como el Instagram de un registrador de la propiedad.
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